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FÉLIX PALOMERO: 'El régimen de incompatibilidades en el caso artístico es demasiado restrictivo'.

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Autor: Aurelio M. Seco
23 de febrero de 2017

Félix Palomero, director-gerente de la Fundación Baluarte: 'El régimen de incompatibilidades en el caso artístico es demasiado restrictivo'.

   Una entrevista de Aurelio M. Seco
Félix Palomero es uno de los gestores culturales más prestigiosos de nuestro país. Profesional de dilatada experiencia, este leonés de 53 años atesora una brillante carrera como gestor musical, que le ha llevado a ser el director del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) desde 2009 a 2012, gerente de la Orquesta y Coro Nacionales de España, la Orquesta de la Comunidad de Madrid, Sinfónica de Galicia o presidente de la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas. Desde el pasado mes de septiembre ejerce como director técnico de la Fundación Baluarte de Pamplona, puesto de responsabilidad que, entre otras obligaciones, conlleva la dirección artística y administrativa de la Orquesta Sinfónica de Navarra. 

¿Cuál es la actual situación administrativa de la Sinfónica de Navarra?

A lo largo del año 2015 y la primera mitad del 2016 la Orquesta Sinfónica de Navarra afrontó una situación de crisis institucional y presupuestaria. La  solución pasó por incorporar la orquesta a una fundación enteramente pública, que además ya existía, la Fundación Baluarte, que desde el pasado 31 de agosto ya tiene integrada y gestiona a la orquesta, además del Festival de Olite, el de Danza Contemporánea, el de música contemporánea, el de música antigua de Estella e incluso uno de cine documental (Punto de vista). Esta decisión ha dotado a la Sinfónica de Navarra de una situación de estabilidad que no había tenido nunca, aparte de que se generan muchas posibilidades de trabajo conjunto: galas líricas, interpretación de música en vivo de películas… Las posibilidades que se abren son muy grandes.

¿Cuál es el presupuesto que maneja la Sinfónica de Navarra?

Para 2017 se prevé que sea de 4,2 millones de euros provenientes de las arcas públicas, a lo que hay que añadir aportaciones privadas, ingresos por taquilla y venta de servicios, lo que nos da un total de unos 4 millones ochocientos mil euros. 2017 será el primer año que tendrá un presupuesto consolidado, porque 2016 se puede decir que ha sido de transición.

¿Cuánto se genera anualmente por taquilla?

Unos 430.000 euros anuales. Nosotros estamos bastante satisfechos para una ciudad como Pamplona, que cuenta con 200.000 habitantes que, con la conurbación, puede llegar a los 300.000. Hacemos catorce programas al año, dos veces cada semana, en una sala de más 1.500 localidades y con una ocupación de de más del 70%. Tenemos unos 2.500 asistentes distribuidos entre los conciertos de jueves y viernes y, en total, contamos con 1500 abonados.

Hablemos de uno de esos temas recurrentes: ¿cómo atraer al público a las salas de conciertos?

Todas las orquestas estamos pendientes de ello. Hay una necesidad de vender los conciertos de nuevas formas. El modelo de abono tradicional está decreciendo pero el comportamiento en venta libre aumenta y se requiere un mayor esfuerzo en costes de comunicación. Para nosotros no es un problema importante porque estamos contentos con el nivel de ocupación, pero hay que reconocer que lo hay.

¿Y estos conciertos que se proponen uniendo música pop y sinfónica, o música de cine?

Yo comparto algunas de estas novedades pero otras no. Comparto la necesidad de entender mejor el comportamiento del público, que es distinto del que tenía. Antes la gente aseguraba el abono y planificaba su ocio culto con muchísimo tiempo, pero ahora  no planifican a más de año y medio, sobre todo porque en la actualidad los canales de venta son muy flexibles. Desde el punto de vista de los formatos, ahí es donde tengo yo mis dudas. Hay algún tipo de acciones que se están llevando a cabo con cierto repertorio para acceder a un nuevo público con lo que yo discrepo. Con ello lo que se busca es una cuestión de impacto sobre ciertos sectores de la población, pero ese impacto no siempre significa que se vayan a producir posteriores ventas. Por ejemplo, discrepo sobre proyectos en los que se pagan derechos ingentes para hacer cierto repertorio audiovisual. En mi opinión la inversión respecto al retorno no se justifica. Se destinan muchísimos recursos públicos a derechos de propiedad intelectual de fuera de nuestro país.

¿Y qué le parece el uso de una orquesta sinfónica para acompañar a un grupo pop, por ejemplo?

Estoy abierto a ese tipo de cosas siempre que se hagan desde el respeto y se produzca un enriquecimiento entre el pop y la música sinfónica. Desde luego, limitarse a poner un acompañamiento sinfónico no aporta gran cosa.

Póngame un ejemplo de este tipo de uniones que sí le convenzan

Yo he visto una obra reciente que fue un éxito, Al-Andalus, en la que participaba Juan Manuel Cañizares y la Orquesta y Coro Nacionales de España. En ella se producía una incorporación del flamenco pero con un respeto mutuo de lo que es flamenco y música sinfónica. Gabriel Erkoreka también tiene ejemplos de este tipo de unión en su obra.

¿Cómo definiría la “música clásica”?

Música de tradición académica. Culta en el sentido de cultivada, que se ha generado desde un academicismo, desde un cultivo de una técnica y unos elementos musicales muy claros.  

No hace mucho el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte concedió el Premio Nacional de “Músicas Actuales” a Martirio.

Yo fui el creador de ese premio como director general del INAEM. Cuando se creó se pensó si debía referirse a  “músicas actuales” o “populares”.

Lo que sucede es que lo que hacen “compositores” como Gabriel Erkoreka o Tomás Marco también es “música actual” y algo desde luego muy diferente a lo que hace Martirio.

Ése es un debate que existe entre el mundo de la música no académica o no clásica, pero el término de “músicas actuales” está tomado del francés y lo que quiere es distinguir la creación musical que se produce en estos momentos y que no procede de la tradición clásica, pero que deben tener su reconocimiento. Con él han sido reconocidos artistas como Joan Manuel Serrat, que creo que es alguien que no puede generar ningún tipo de duda respecto a su calidad musical. Como decía Federico Sopeña, en los momentos críticos uno no se acuerda de una sonata de Beethoven sino de un bolero. Crear un producto musical que emociona a millones y millones de personas tiene un mérito grandísimo que debe premiarse.

¿Cuántos componentes tiene actualmente la Sinfónica de Navarra?

Tiene 51 músicos en plantilla y 6 prácticas. Tenemos  necesidad de unas diez personas de manera urgente para la sección de cuerda; no hay un segundo trompeta desde hace mucho tiempo, falta un contrabajo, un trompa… Tendremos que lanzar una convocatoria para cubrir esas plazas.

¿Qué piensa de los problemas que tienen muchos músicos para poder compaginar la docencia con una carrera artística?

Pienso que el régimen de incompatibilidades en el caso artístico es demasiado restrictivo y poco adecuado a las características de nuestro trabajo. No voy a discrepar de un régimen que fue pensado en general y que afecta a todas las plazas públicas, pero sí es cierto que en el ámbito artístico limita mucho la capacidad de enseñar y tocar. El tema de los conservatorios no lo conozco bien pero es deseable que un músico que toque bien pueda tocar y enseñar y además ser solista dentro de un orden.

¿Va a seguir Antoni Wit como titular de la Sinfónica de Navarra?

Nos acompañará aún la próxima temporada. Mantiene una estupenda relación con la orquesta y es un maestro extraordinariamente sólido que posee una gran sabiduría orquestal. Sabe cómo hacer sonar una orquesta y extraer lo mejor de ella.

El año pasado dirigió en la temporada de la Orquesta de Cleveland.

Sí, vieja mucho allí y, en España, mantiene una muy buena relación con la Filarmónica de Gran Canaria, conjunto del que fue titular, además de otras orquestas españolas. También tiene mucho éxito en Japón y ha grabado bastante con Naxos, con quien tiene un contrato. Hace poco se ha reconocido una grabación suya con el pianista Eldar Nebolsin como una de las mejores que se han hecho jamás. Wit tiene algo que yo valoro mucho de cierta escuela histórica: su sabiduría orquestal. Es un artista que conoce bien las orquestas por dentro y las hacen sonar.

¿Qué representa este nuevo paso en su carrera como director gerente de la fundación Baluarte y, por ende, de la Sinfónica de Navarra?

Es la cuarta orquesta de la que soy gerente. Trabajé con la Orquesta y Coro Nacionales de España durante seis temporadas. También con la Orquesta de la Comunidad de Madrid y la Sinfónica de Galicia. Siempre he mantenido la misma forma de trabajar. No entiendo el trabajo con una orquesta de forma jerárquica. Tenemos que entender que somos un colectivo que además debe mantener el mayor número de vías de comunicación abiertas. Cada vez estoy más convencido de que la mejor manera de gestionar un colectivo es la plena colaboración con los músicos abriendo vías de comunicación.

¿Cómo debe ser la relación del gerente con el director?

De responsabilidad compartida. El gerente debe apoyar al director titular y a los invitados para que puedan hacer su trabajo.

¿Y qué sucede si un día un músico trata de forma inadecuada a un director invitado?

Yo desmitificaría ese tipo de cosas, porque no es el comportamiento habitual. También puede suceder que el director no esté haciendo bien su trabajo o use el tiempo inadecuadamente. Hay que poner en un plano de igualdad a la orquesta y director. Este tipo de hechos se produce cada vez menos y yo confío en la profesionalidad de los músicos. En cualquier caso, ahí está el gerente para apoyar el director, porque es cierto que alguna vez se han dado casos en los que directores no han tenido el apoyo de gerentes, lo que ha conllevado un problema de autoridad. Aunque se trata de excepciones.

¿Quién debe ser el director artístico, el gerente o el director musical?

Puede serlo uno u otro. Depende en cada caso. En las orquestas de radio europeas el director artístico por lo general no es el titular. Depende de cada sitio. Yo en mi caso personal siempre he tenido una fuerte implicación en la dirección artística.

¿Qué deben mejorar las orquestas españolas?

Quizás no estamos dando el suficiente espacio a directores españoles para que se desarrollen. Tenemos que darles más oportunidades, porque en ocasiones a apenas les damos espacios y la calidad es muy buena. Tenemos profesionales de primera categoría en nuestro país, de nivel internacional. Juanjo Mena seguramente sea el más significativo de la actualidad. Yo quiero centrar la atención en este momento en una pléyade de directores de entre 30 y 40 años que están entre España y fuera de ella a punto de eclosionar. Algunos de ellos están realizando concursos. Hay que darles espacio en nuestras orquestas. A veces se da un hecho injusto: sólo entendemos la calidad por lo excepcional, y hay gente de primera categoría que no está dotada de ese punto de genio o no ha tenido la suerte o marketing para convertirse en figura pero cuyo trabajo es de mucha calidad.

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