El Festival Internacional de Música y Danza de Granada programa Il trionfo del Tempo e del Disinganno de George Frideric Händel, con Europa Galante y Fabio Biondi
Creativa espiritualización del canto
Por José Antonio Cantón
Granada, 24-VI-2022. Palacio de Carlos V de la Alhambra. LXXI Festival Internacional de Música y Danza de Granada. Europa Galante. Director y violín: Fabio Biondi. Solistas: Marie Lys (soprano), Vivica Genaux (mezzosoprano), Sonia Prina (contralto) y Francesco Marsiglia (tenor). Obra: Il trionfo del Tempo e del Disinganno de George Frideric Händel.
Sólo una puesta de escena atrevida se hubiera admitido para implementar la dimensión musical del oratorio de Händel Il trionfo del Tempo e del Disinganno, HWV 46a, que compuso en Roma el año 1707 a petición del cardenal Benedetto Pamphili sobre un libreto escrito por este mismo prelado de la curia vaticana. En él se plantea la historia de la narcisista belleza, su relación con el engañoso placer y su viaje hacia el bien, la verdad y la gracia interior a través del paso del tiempo, soportando el perenne discernimiento y constantes sentencias del desengaño, los cuatro elementos personificados entre los que sucede un verdadero debate moral sobre la prevalencia de la visión de cada uno de ellos de los aspectos trascendentes de la vida humana. Conjugar esta situación en música y canto a tan alto nivel estético sólo se puede entender en un genio como Händel, uno de los compositores por los que Beethoven sentía verdadera admiración.
El violinista palermitano Fabio Biondi con el conjunto instrumental barroco Europa Galante, del que es director titular desde que lo fundara en 1990, se ha adentrado en esta obra desde un planteamiento estilístico italiano, el mismo que adoptó el compositor sajón cuando llegó a Roma, dejando una sensación interesante en la articulación adoptada en la sonata que sirve de obertura a la obra. Una afinación que debía estar ente lo cuatrocientos catorce a cuatrocientos dieciocho ciclos de frecuencia, daba una prestancia extraña al sonido, influenciado a su vez por la bajada de temperatura ambiente al inicio del anochecer alhambreño, que no dejaba de afectar a la afinación e incluso tímbrica de los instrumentos. Esta circunstancia meramente física supuso un cierto hándicap para que adquiriera tonicidad y viveza la interpretación hasta bien entrada la primera parte.
El cuarteto vocal tuvo menos problemas en este sentido, pudiéndose adaptar a tales circunstancias ambientales. Así, la soprano suiza Marie Lys, dejó una sensación que no fue más allá de una correcta emisión en la primera aria de este oratorio, «Fido specchio», en la que interpela al espejo como testigo de su hermosura. De inmediato intervino la famosa mezzosoprano alaskeña Vivica Genaux en un corto y compartido recitativo, «Io che sono il Piacere», que fue suficiente para apreciar esa calidez broncínea de su tesitura. De inmediato se pudo comprobar en el aria «Se la bellezza perde vaghezza» el particular rango vocal bajo con irregulares resonadores de la contralto lombarda Sonia Prina en su representación del Desengaño, emitido con un muy particular fraseo que le imprimía a sus intervenciones ese carácter sentencioso y proverbial del reconocimiento de la verdad al que le destina el libreto de este oratorio en sus recomendaciones éticas y morales. Para finalizar la presentación de los solistas, fue el tenor napolitano Francesco Marsiglia quien con el aria «Urne voi, che racchiudete tante belle» reforzaba la advertencia del Desengaño, describiendo la desolación de los sepulcros. Su tendencia al estilo belcantista se hizo presente cuando accedía a los registros agudos, manifestando escasa referencia a la deseable emisión monódica que requiere su canto, lo que significaba una divergencia del resultado pretendido en esta preciosa composición a la que envuelve un moralizante aliento sacro.
Los cuatro cantantes se fundieron en una adecuada conjunción en el cuarteto que cierra la primera parte de la obra, en el que la música de Händel permite apreciar las divergencias de estos idealizados personajes, presentando el nudo de la cuestión llamado a desceñirse en la segunda parte del oratorio.
Una mejor sensación de conjunto apuntaba el inicio de ésta, apreciándose en la orquesta una mayor vitalidad y prestancia, lo que redundaba en un estímulo para la actuación de los solistas individualmente, resaltándose la capacidad de vibración y coloratura de Marie Lys, y en el segundo cuarteto, al que siguió la siempre esperada, por su exquisita inspiración, Lascia la spina, aria en la que se pudo disfrutar de esa versión tan singular de Vivica Genaux, que ofreció de manera exquisita con una subyugante expresión de anhelante meditación.
En relación al director y mejor violinista Fabio Biondi hay que resaltar la versatilidad de su toque como impulsor de la orquesta en la que la responsable del bajo continuo en los teclados desempeñó con eficacia esa difícil misión de sustentar la sonoridad de conjunto y permitir el resalte de las voces, con ese particular, cuidado y constante efecto accompagnato. Todos demostraron el máximo compromiso con una obra en la se produce especial vínculo entre música y palabra, alcanzándose en ella un verdadera espiritualización del canto como su principal desafío creativo.
Fotos: Fermín Rodríguez
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