Crítica del debut de la soprano Erika Baikoff en el Ciclo de Lied del Centro Nacional de Difusión Musical, acompañada al piano por Soohong Park
El debut de un binomio exquisito
Por Óscar del Saz | @oskargs
Madrid. 11-XII-2023. Teatro de la Zarzuela. XXX Ciclo de Lied del Centro Nacional de Difusión Musical [CNDM]. Recital 4. Obras de Franz Schubert (1797-1828), Robert Schumann (1810-1856), Clara Schumann (1819-1896), Erich Wolfgang Korngold (1897-1957), Nikolái Rimski-Kórsakov (1844-1908), Serguéi Prokófiev (1891-1953), Serguéi Rachmaninov ( 1873-1943). Erika Baikoff (soprano), Soohong Park (piano).
En la interfase que antecede a la Navidad, qué mejor plan que acercarse a presenciar la presentación en el Ciclo de Lied de la pareja formada por la muy solicitada soprano lírico-ligera americana, de origen ruso, Erika Baikoff (1994) -cuyo pasado formativo fue el de bailarina clásica-, que cuenta ya con abundante experiencia en los ámbitos operísticos y liederísticos, y la también joven, emergente y premiada estrella pianística, el surcoreano Soohong Park, formado en Alemania desde los 12 años de edad, y que después mudó a Londres para continuar con su progresión artística.
Como desarrollaremos a continuación, el Ciclo de Lied y sus responsables vuelven a acertar plenamente en la elección de los protagonistas de este debut. Y ello tiene mucho mérito porque dada la antelación con la que se planifican los recitales, la decisión ha tenido, a nuestro entender, grandes dosis de «apuesta» adelantada al éxito presente de los artistas. En este contexto, es en el que se diseñó un recital que combinó a la perfección el repertorio genuinamente alemán, en un recorrido estilístico de atrás a adelante (Schubert (3 canciones) - matrimonio Schumann (5 canciones) - Korngold (3 canciones)), con el infrecuentemente ejercitado repertorio ruso (Kórsakov (2 canciones) – Prokófiev (1 canción) – Rachmaninov (7 canciones)). De hecho, el repertorio elegido para Rimski-Kórsakov y Prokófiev también fue recreado por primera vez en la velada que nos ocupa.
Más allá de las cualidades vocales -la voz- de nuestra soprano, debemos recalcar la fuerza poética de su discurso canoro, en el que se destila admirablemente el aspecto dramático (el teatral, el que conmueve) -bien oscuro, bien extrovertido, bien multiforme- de cada una de las canciones, así como lograr vestir adecuadamente la psicología de los «personajes», sus emociones y estados de ánimo, la manera tan diáfana de contar las historias, etc., de forma que lleguen al escuchante con la fuerza y pasión necesarias, convenciendo.
La voz de nuestra artista es de soprano lírico-ligera, con un volumen suficiente, comedido, que mueve con agilidad la voz en cualquier circunstancia, con rico timbre y esmalte en toda la extensión donde suena siempre homogénea. La emisión es muy dúctil en todo momento, con el apoyo siempre controlado por una respiración profunda, con el pequeño reparo de un pequeño vibrato que a veces se convierte en cansino -por acumulación- pero sólo cuando se accede a la zona aguda. En esta zona, algunas notas quedan un tanto huecas y el sonido un tanto desparramado (abierto). Como se ha comentado, en su estilismo y expresividad, posee una elegante línea de canto -con envidiables afinación y dicción- con profundo entendimiento de los resortes que rigen los cánones del Lied Romántico Alemán, que supo contrastar y diferenciar con un repertorio que todavía le es más afín, también muy diverso, como es el ruso.
En este aparte, destacamos sobremanera las maravillosas prestaciones del pianista, Sohoon Park, siempre sumando en el binomio, con esas digitaciones flotantes y esa inteligente utilización del pedal que enriquece el mero acompañamiento al grado de convertir el piano en un instrumento «sinfónico y colorista», en atmósferas, recreaciones de fenómenos naturales (oleaje, vientos) o presencialidad de igual a igual con la voz -sobre todo en Schumann y Rachmaninov-, con cuidado exquisito en la ecualización de volúmenes, resolviendo la ejecución legato -cuando correspondía- en algo perfectamente sublimado y totalmente libre de articulaciones.
Difícil es, de entre las 21 canciones del recital -más dos que se dieron como propina, de Schubert y Mijaíl Glinka (1804-1857)-, elegir y comentar las que más nos gustaron, dado que fueron la mayoría, quizá en un grado mayor las pertenecientes a la segunda parte, encuadradas en un repertorio -el ruso- que, aunque sólo fuera desde el punto de vista estilístico-idiomático, la soprano supo retratar más apropiadamente.
Con Schubert observamos gran acierto en la interpretación de Der Zwerg [El enano], la primera del recital: historia compleja, plagada de aristas y matices en la que el enano de la corte se ve en la necesidad de asesinar a su reina obnubilado por los celos. En las siguientes piezas, Suleika I y Suleika II, sendos Lieder dedicados a los vientos del Este y del Oeste, apreciamos el perfecto ensamblaje entre el elegante canto de Baikoff y la mullida e impetuosa aportación de Park, que llevó en volandas los aéreos versos de la poetisa Marianne von Willemer (1784-1860), cuyo amante -Goethe- reconoció finalmente que los poemas le pertenecían a ella.
En Schumann, el bello universo creativo se subdivide en las medias naranjas de Robert y Clara, al candor del enamoramiento mutuo, abordando ambos la temática en Liebeslied [Canción de amor] -por parte de él- y Sie liebten sich beide [Se amaban los dos] -por parte de ella-. De igual forma, se dedican canciones a la significación de la flor del loto (asociada a Clara), Die stille Lotosblume [El loto silencioso], que evita el sol para florecer cuando aparece la luna (asociada a Robert), en Die Lotosblume [La flor de loto]; ambas bellamente expuestas por el binomio Baikoff-Park. Para terminar, la pizpireta interpretación de Aufträge [Recados], Lied de rápida ejecución, ya que los recados han de mandarse con celeridad, y por eso los amantes recurren a una paloma que les entrega alternativamente mensajes de amor. Resaltamos las muy buenas prestaciones de Park para conseguir que destaquen esos rápidos aleteos en el teclado del piano.
Con Korngold, nuestra soprano destacó en la justeza y belleza de los saltos y otros dibujos interválicos, dentro de una temática ensoñadora de los amantes en la nocturnidad en las tres canciones ofrecidas: Was du mir bist? [¿Qué eres para mí?], Mit Dir zu schweigen [Estar en silencio a tu lado] y Welt ist stille eingeschlafen [El mundo se ha dormido en silencio].
En la segunda parte, y como se ha comentado, se ofrecieron por primera vez obras de los poco reconocidos como Liederistas, Rimski-Kórsakov y Prokófiev, con las respectivas y prolijas Anoche, durante tanto tiempo, no pude dormir, de temática femenino-onírica, y El patito feo, conocido cuento de Hans Christian Andersen (1805-1875), que muestra en toda su plenitud la bucólica y alegre granja donde nace el protagonista creyéndose pato, y en la que ambos instrumentos -voz y piano- resultaron realmente descriptivos -onomatopeyas incluidas- del pequeño drama del joven ánade que no sabe que realmente es un cisne.
De las siete joyas escogidas para Rachmaninov, cuya música de Lied contiene pasajes pianísticos muy intrincados y complejos, destacamos por su pulidísima y abrillantada ejecución la primera, La respuesta, de ambiente marinero -con textos de Víctor Hugo (1802-1885)-, de esforzadas prestaciones vocales y laboriosidad al piano por parte de Park. La cuarta -No cantes más, belleza-, y la quinta -Arión-, ambas con textos de Pushkin (1799-1837), fueron igualmente intensificadas por el piano apoyando el dramatismo de la voz, bien contemporizado por Baikoff. Como contraste, la sexta -Lilas-, perfecta para recibir ese bálsamo de paz aplicado por el canto de nuestra soprano, contando la bonita historia de la suerte que da encontrar lilas de 5 pétalos.
El público presente en el Teatro de la Zarzuela se congratuló en convertir en un gran éxito el recital de la pareja Baikoff-Park, apoyados por una algarabía de bravos que se fue forjando de menos a más entre la primera y la segunda parte. Se concedieron las dos propinas antes mencionadas, que redondearon la exquisitez del recital. Por todo lo comentado, quedamos prevenidos para seguir muy de cerca las carreras de estos ya estupendos intérpretes, y no sólo en el mundo del Lied, aunque esperamos que sean convocados la próxima temporada a este Ciclo.
Amables lectores, si no nos encontramos en estas Fiestas, les deseamos que disfruten de una feliz salida y entrada de Año.
Fotos: Elvira Megías
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