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DANIEL ROWLAND: «La música de Vivaldi exige imaginación, asumir riesgos y un gran sentido de la creación musical»

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Autor: Mario Guada
28 de noviembre de 2024

El violinista Daniel Rowland, director de la Stift Festival Orchestra, es entrevistado por Mario Guada acerca de su debut en Madrid, dentro de la temporada musical de Maelicum Conciertos

Daniel Rowland, Stift Festival Orchestra, Maelicum Conciertos, Vivaldi, Richter

DANIEL ROWLAND: «La música de Vivaldi exige imaginación, asumir riesgos y un gran sentido de la creación musical»

Una entrevista de Mario Guada | @elcriticorn / Fotografías: Marco Borggreve [n.º 1-2] y Balasz Borocz [n.º 3]
El violinista británico-neerlandés Daniel Rowland visita por vez primera Madrid, y lo hace al abrigo de la temporada de Maelicum Conciertos en el Auditorio Nacional. Estará liderando la Stift Festival Orchestra, agrupación que, al igual que el festival del que lleva el nombre, fue fundada por Rowland hace ahora veinte años. Ellos celebran estas dos décadas de historia en un programa que conecta la música instrumental de Antonio Vivaldi con la afamada revisitación que el compositor alemán Max Richert realizó de su célebre ciclo de conciertos dedicados a las estaciones del año. CODALARIO habla con él sobre su visión de este programa, los compositores implicados y la trayectoria de esta agrupación.

   En el programa conviven tres figuras distintas, que van desde el Barroco veneciano de Antonio Vivaldi hasta la creación contemporánea del argentino Osvaldo Golijov y el alemán Max Richter, con su personal mirada al pasado. ¿Cómo se imbrican estos tres nombres en el discurso de este programa?

Esta es una muy buena pregunta, porque estoy realmente emocionado de presentar este programa específico para el debut de mi Orquesta del Festival Stift en Madrid. El programa es realmente un viaje a través de tres siglos, y pretende demostrar cómo los compositores de hoy pueden tomar música de un pasado (lejano) y utilizarla para crear nuevas obras coloristas, imaginativas y realmente fascinantes. Creo que tanto Max Richter como Osvaldo Golijov han tomado de forma extraordinaria material brillante del Barroco y lo han reimaginado, recreado de forma muy diferente, muy personal, pero en ambos casos realmente acertada y genuina. Max Richter, por supuesto, toma como inspiración directa las eternamente famosas y queridas Quatro Stagioni de Vivaldi, y lleva esa extraordinaria pieza a otra dimensión, vinculándola de formas muy interesantes con la música de nuestro tiempo. La profundamente emotiva Tenebrae de Osvaldo tiene al maestro francés del barroco temprano Couperin como inspiración, y sobre ella construye una pieza tremendamente dramática y conmovedora, ¡llevándonos a través de los siglos y al cosmos! Las tres obras originales de Vivaldi, ninguna de ellas interpretada con frecuencia, nos muestran la brillantez sin límites, la imaginación y el genio del propio Antonio, el singular «cura rojo» veneciano.

   Del compositor veneciano se interpretan tres obras que muestran su escritura característica, pero a su vez mantienen planteamientos diversos, como son su Sonata en trío sobre «La Follia», además de sendas obras concertantes para violín y violonchelo respectivamente. ¿Cuál es su planteamiento en la interpretación de este pequeño universo vivaldiano?

Creo firmemente que la música de Vivaldi exige interpretaciones llenas de imaginación, sentido de la improvisación, voluntad de ser aventurero y asumir riesgos y, quizá, y, sobre todo, sentido de la creación musical «en el momento». Crecí con un estilo de interpretación de Vivaldi bastante académico y, para ser sincero, bastante aburrido, pero afortunadamente gracias a músicos y conjuntos imaginativos y brillantes como Giardino Armonico, Giuliano Carmignola y la Orquesta Barroca de Venecia hemos escuchado versiones mucho más aventureras y cautivadoras en sus cientos y cientos de conciertos a los que he asistido. A la hora de interpretar estas obras me resulta realmente emocionante experimentar y, junto con los demás músicos, extraer todo el dramatismo y virtuosismo, pero también las emociones y la ternura de esta música infinitamente brillante. El Concierto «Tempesta di mare» está lleno de tormentosa brillantez, con un movimiento lento muy conmovedor. El Doble concierto, muy poco escuchado, es un emocionante diálogo entre violín y violonchelo, apasionado y tierno a la vez. «La Follia» parte de un tema sencillo y antiguo y lo lleva a lugares verdaderamente disparatados –como su nombre indica–.

Daniel Rowland, Stift Festival Orchestra, Maelicum Conciertos, Richter, Vivaldi

   ¿Qué papel toma usted en este programa en el que actúa como solista y director artístico musical de su orquesta de cámara? ¿Cómo es la relación con sus músicos, tanto los solistas como los encargados de las partes a tutti?

   Me encanta actuar como director solista, por la interacción y conexión tan directas que esto me permite tener con los demás músicos en el escenario. Me siento muy feliz rodeado de todos estos músicos maravillosos que comparten mi sentido de la aventura, la comunicación y la creación musical en el momento. Estar en el centro del círculo, capaz de establecer conexiones con todos los intérpretes individuales, es pura alegría: por ejemplo, cuando hago un dúo con el violonchelo solista (Verano 2), o cuando soy uno de los gorjeos de los pájaros cantores, junto con los otros ocho violines (Primavera 1), o con el clave y el violonchelo solista en los pasajes originales de Vivaldi, como el «cuco» (Verano 1) y la hilarante música de los «campesinos borrachos» en Otoño 3». Contar con la destacada solista de violonchelo Maja Bogdanoviç es un placer muy especial, y no sólo porque Maja y yo estemos casados. También es maravilloso tener en el escenario a artistas de la talla del violista Yuval Gotlibovich, la violinista Floor Le Coultre, el contrabajista Nicholas Schwarz, el clavecinista Asís Márquez y Coline-Marie Orliac, por nombrar algunos. La mezcla de estos solistas de primera fila con algunos jóvenes talentos brillantes (algunos de ellos alumnos míos en el Royal College of Music de Londres) da lugar a una música tremendamente enérgica y emocionante.

   En Tenebrae, Golijov se traslada al ámbito de la música para Semana Santa del Barroco francés, con las Lecciones de tinieblas de François Couperin como inspiración. ¿Por qué ha decidido introducir esta obra en el programa?

He amado profundamente esta pieza desde que la escuché por primera vez hace muchos años. Osvaldo Golijov es un compositor tan personal y lleno de color. Hace unos meses fue el compositor residente en mi Festival Stift de Holanda (¡el festival donde «nació» la orquesta!) y fue maravilloso pasar una semana cerca de él, trabajando en muchas de sus piezas, por ejemplo el increíble Quinteto para clarinete «Los sueños y oraciones de Isaac el ciego» y Tenebrae. De hecho, este invierno grabaremos el nuevo noneto de Osvaldo Ever yours, el quinteto de clarinetes y Tenebrae, en estrecha colaboración con Osvaldo, un proyecto muy inspirador que nos llega al corazón. Tenebrae toma como base las Leçons de ténèbres de Couperin, y lleva esa melodía serena y sencilla a un viaje a Jerusalén, a la selva y a las estrellas. En el corazón de la pieza hay un solo de violonchelo increíblemente conmovedor y hermoso, que se toca «infinitamente lento, como un objeto en órbita cósmica», y tras un viaje emocional y transformador vuelve el material original de Couperin, pero ahora transformado en fragmentos de la oración judía. Osvaldo nos contó que la razón directa por la que escribió esta obra fue haber presenciado un momento de terrible violencia en Israel, y visitar un par de días después el planetario de Boston con su hijo pequeño. El contraste entre la violencia y la belleza infinita del cosmos dio lugar a esta pieza tan conmovedora.

Daniel Rowland, Stift Festival Orchestra, Maelicum Conciertos

   La obra central del programa, que ocupa toda la segunda parte del mismo, es la revisitación que el compositor germano Max Richter hace de las célebres Le quattro stagioni de Vivaldi. En ella, a través de su personalísimo lenguaje repleto de elementos minimalistas, el alemán toma muy poco material del original, pero indudablemente las obras suenan tremendamente vivaldianas. ¿Cómo cree que lo consigue?

Las Cuatro Estaciones de Vivaldi podría ser fácilmente la pieza de música clásica más famosa jamás compuesta, la primera pieza de «música programática». Vivaldi describe vívidamente las alegrías, la belleza, el drama, el sentido de la maravilla, el tremendo poder y la fascinación sin fin de las estaciones: el canto de los pájaros, las ninfas y los campesinos bailando, el calor, la tormenta destructiva, los placeres de la cosecha y el gélido invierno y todas las alegrías que conlleva. En muchos sentidos, se trata de una pieza innovadora y radical que, por su fama, como dice el compositor Max Richter, «se ha convertido en parte del paisaje musical y de mi vida cotidiana». En el álbum de 2012 Recomposed by Max Richter: Vivaldi, Las Cuatro Estaciones, Richter recompone y reinterpreta por completo la querida obra barroca de Vivaldi. Abordó su Vivaldi Recomposed como admirador de Vivaldi y como compositor. «Todo lo que escribe un compositor forma parte de una conversación con la música anterior», afirma. El afecto es parte integrante de Vivaldi Recomposed de Max Richter. Su «lenguaje postclásico» se inspira en influencias como la música electrónica, el punk, la música de club o el rock psicodélico. Descartó tres cuartas partes del original de Vivaldi y lo sustituyó por su propia música. Suena un poco más moderna, más ligera en algunas partes, y más oscura y cinematográfica en otras. Aun así, la versión remodelada de Richter conserva la forma básica, y gran parte del espíritu, de los cuatro conciertos para violín originales del maestro: cada uno de unos diez minutos y en tres movimientos, secuenciados rápido-lento-rápido. A pesar de descartar 3/4 partes del material original de Vivaldi en su Recomposición de Las cuatro estaciones, Max Richter consideró que el ADN musical del compositor italiano estaba omnipresente en la reelaboración del material.

Ha sido un enorme placer interpretar y grabar estas Estaciones de Max Richter, brillantemente imaginativas, totalmente cautivadoras y adictivamente enérgicas. La primera vez que interpreté estas Cuatro estaciones reimaginadas fue hace unos diez años, y desde entonces han sido una de mis favoritas. Me encanta la forma en que la música entra y sale de Vivaldi, utilizando la música de Vivaldi, brillantemente colorida e infinitamente evocadora, como trampolín e inspiración para una nueva obra maestra, rebosante de energía eléctrica y brillantes paisajes sonoros muy propios de nuestro tiempo».

   Como violinista, ¿qué parte de la esencia vivaldiana cree que logra mantener Richter en esta recomposición y cómo lo afronta desde el aspecto técnico e interpretativo?

Infinita imaginación, virtuosismo, color y ternura. También la música de Vivaldi se construye a menudo sobre secuencias y reposiciones del mismo material que sin embargo cada vez son un poco diferentes y siempre siguen siendo interesantes. ¡Max ha llevado esto aún más lejos, y la mezcla de Vivaldi con música minimalista funciona tan bien! Max ha hecho que algunos de los tiernos momentos lentos de Vivaldi sean aún más tiernos e íntimos, y lleva los «salvajes» movimientos rápidos a un lugar tremendamente emocionante.

   Con este concierto celebra en Madrid las dos décadas de existencia de la Stift Festival Orchestra. ¿Echando la vista a atrás, cómo valora estos veinte años de historia?

Fundé el Festival Stift en 2004, hace veinte años, en el hermoso pueblo del este de Países Bajos donde crecí. El objetivo del festival siempre ha sido ofrecer tanto interpretaciones aventureras de las obras maestras más famosas, como crear programas en los que éstas se conecten con obras mucho menos conocidas, y música nueva. También la combinación de artistas internacionales conocidos con jóvenes talentos está en el ADN del festival. En los últimos años hemos tenido algunos compositores muy inspiradores en residencia, como Pēteris Vasks, Osvaldo Golijov, Olli Mustonen, Elena Firsona y Roxanna Panufnik. El festival ha crecido mucho desde sus comienzos y ahora consta de más de caurenta conciertos en castillos grandes y pequeños, salas de conciertos, iglesias e incluso al aire libre, por toda la encantadora región de Twente. La orquesta nació de esta mezcla de artistas brillantes y consagrados y de la energía de los jóvenes talentos de toda Europa, y cada vez ha actuado más también fuera del festival. ¡Estoy muy contento de debutar en España en el fantástico Auditorio Nacional con este programa!

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