Por Blanca Alfonso Salas
Emma Chacón Lasauca nace en Barcelona en el año 1886 en el seno de una familia burguesa. En esta ciudad realiza sus primeros estudios musicales teniendo como profesores a Enrique Granados (piano) y a José Ribera Miró (composición, armonía y contrapunto). Allí inició su carrera como pianista, dando sus primeros conciertos a la edad de 20 años.
Los documentos manuscritos de la autora, que se conservan en el Archivo Histórico Foral de la Diputación de Vizcaya, dan testimonio de las inquietudes musicales de Emma. Entre ellos figura una relación de las obras compuestas por ella entre 1905 y 1912, titulada Mis Composiciones, escrita con una hermosa caligrafía:
Archivo Histórico-Foral. Sig: M 143/26. (Reproducido en el libro Emma Chacón, una compositora bilbaína, Isabel Díaz Morlán, BBK 2000, pág. 28)
Durante esta etapa, hasta el año 1912 en el que Emma se casa y se traslada a Bilbao, compone un total de 26 piezas entre las que se encuentran:
Miniatura para piano (1905)
Sardanas y Tempo de Gavota (1907), también para piano, partituras estas que no han sido localizadas.
Clar de Llune (1908), para voz y piano, con letra de José Ribera Font, su futuro marido.
Llitet de la Mare de Deu, para voz y órgano, con letra de Jacint Verdaguer.
1909 fue un año prolífico en su actividad creadora, con un total de 13 composiciones, la mayor parte de ellas para voz y acompañamiento. En primer lugar escribió tres canciones para voz y piano, hoy perdidas: Canço trista, con letra de Ramón Masifern, Después de la tempestad, con letra de Joan Maragall y El llanto de una madre, con letra de Ramón Masifern, que fue interpretada en Barcelona en 1956.
En segundo lugar compuso cuatro piezas religiosas para voz y piano o armonium y, en cuanto a música instrumental, compuso en este año un Vals para piano y tres obras para piano y orquesta. El alba, Marcha triunfal y Junto a la cuna.
En 1910 realizó tres composiciones que son versiones orquestales de obras anteriores. Marcha triunfal, en versiones para orquesta y para órgano y quinteto de cuerda, y Junto a la cuna, para voz y orquesta.
En 1912 compuso una opereta titulada En la cumbre, cuya partitura se ha perdido, conservándose sólo el libreto. Más adelante debió cambiarle el título por el de La Jaula de Oro: Divertimento 1900, a juzgar por el parecido de diálogos, personajes y argumento de los libretos de ambas obras.
Haciendo una primera valoración de esta primera etapa de las obras de Emma se puede llegar a la conclusión de que se inició en la composición con el género de la pieza breve para piano y la canción para voz y piano. Esto se podía deber a que era el género femenino por excelencia y por ser el piano el instrumento que ella conocía más. Pero también es cierto que en los últimos años se aventuró con otros géneros musicales considerados menos femeninos como las obras para orquesta y la opereta. Es de destacar también la importancia que le concede a la poesía, incluso en las obras instrumentales, como si le fuera necesario establecer un puente entre la palabra y la música. Ello podía tener su origen en su maestro Enrique Granados, el cual insistía siempre a sus discípulos de piano en que se esforzaran por evocar imágenes relacionadas con la música que interpretaban.
En el año 1912 Emma contrae matrimonio con José Ribera Font, pintor, autor de la letra de algunas de sus canciones, y se traslada a vivir a Bilbao. José Ribera no pudo dedicarse sólo a la pintura, pues no le llegaba para vivir y mantener a su familia, y tuvo que dedicarse a la industria textil primero, y más tarde trabajar definitivamente en una compañía de seguros. No obstante, nunca dejó la pintura y bajo el seudónimo «S. De Albi», comenzó a exponer públicamente su obra después de la Guerra Civil, llegando a ser un destacado acuarelista.
De este matrimonio nacieron 9 hijos, de los que sólo vivieron tres: José Luis, Miguel Ángel y Mari Emma. Como consecuencia de ello, no aparece ninguna partitura impresa de Emma Chacón, ni ninguna inscripción en el Registro de la Propiedad Intelectual hasta el año 1942. Esto corrobora cómo una carrera musical prometedora se ve, sino truncada, sí mermada por la dedicación de la mujer al hogar y a la familia.
En dicho año de 1942 aparece en el mercado musical una editorial desconocida hasta entonces: Impulso, ligada al nombre de Emma Chacón. Fue entonces cuando Emma comenzó a moverse fuera del terreno de lo privado, realizando su primera publicación. Impulso le editó, con una tirada de 300 ejemplares, la obra Seis estudios para piano. Emma realizó ese mismo año la entrega de esta obra en el Depósito Legal y su inscripción provisional en el Registro de la Propiedad Intelectual. Parece por estos datos que empezaba a intentar obtener rendimientos económicos de su labor como compositora, tomando al fin una actitud comercial respecto a sus obras.
La editorial Impulso fue creada como negocio familiar por el hijo menor de Emma, Miguel Ángel, para difundir la obra de su madre. Esto se ha podido comprobar gracias a una nota de entrega, encontrada en el Archivo Histórico Foral de Vizcaya, en la que aparece la dirección de la editorial que coincide con la de la familia Ribera Chacón: C/ Henzo, nº 16. Además la editorial Impulso nunca publicó obras de ningún otro compositor y afirmaba tener la exclusiva de la publicación de las obras de Emma.
En 1943 tuvo lugar su primer concierto público documentado; el 18 de Junio estrenó en la iglesia de San Vicente Mártir de Abando un Ave María para voz, piano y dos violines. A partir de esta fecha estrenó obras anualmente en lugares públicos, aunque el número de conciertos nunca excedía de tres por año. También continuó con la inscripción de sus composiciones en el Registro de la Propiedad Intelectual, tarea que no abandonaría nunca.
En 1944 estrenó los Rasgueos, op. 67-69, tres piezas para violín y piano que fueron interpretadas el 24 de agosto en el Café Nervión de Bilbao.
En 1945 editó, como siempre con Impulso, una colección de música religiosa, Cantate Domino. Consta de un total de 21 composiciones para piano o armonium, o para una voz con acompañamiento de piano o armonium. Volvió a repetir la experiencia en 1953 con la edición de otra colección de música religiosa, Jubilate Deo, de similares características. La publicación de estos dos volúmenes coincidió con el final de una etapa de auge de la música religiosa. Con la publicación en 1903 de la encíclica Motu propio por el Papa Pío X, los compositores aumentaron su producción de música religiosa; esta influencia duró hasta el Concilio Vaticano II. Los dos cuadernos de Emma Chacón aparecieron en los años 40 y 50, coincidiendo con la última etapa de prosperidad de la música religiosa para el culto (31. Díaz Morlán, Isabel. Emma Chacón, una compositora bilbaína. BBK, 2000. Pág. 56).
El 5 de Julio de 1946 tuvo lugar su primer concierto fuera de Bilbao: estrenó Tres canciones catalanas en la Cúpula del Coliseum de Barcelona, las tres compuestas en la anterior etapa barcelonesa de la autora. Ese mismo año editó un total de 17 obras: siete canciones para voz y piano, seis piezas para piano, y cuatro obras para uno o dos instrumentos de cuerda y piano.
Al año siguiente se estrenaron varias obras suyas en un concierto que tuvo lugar en la Sociedad Filarmónica de Bilbao, recibiendo críticas muy elogiosas en los diarios La Gaceta del Norte y El Correo Español.
En 1947 editó cuatro canciones más y continuó la labor de registrar sus obras. El 25 de Mayo de ese año estrenó en el Teatro de Baracaldo la pieza Divertimento 1900, “obra orquestal a tres partes (reducción a melodías y bajetes)”, según se lee en el Registro de la Propiedad Intelectual. Esta obra debía ser un arreglo de la opereta La jaula de Oro, cuyo subtítulo es Divertimento 1900.
En 1948 Emma volvió a celebrar varias audiciones públicas; en la primera estrenó cinco canciones para voz y piano, de nuevo en Barcelona. En noviembre de ese año se interpretaron tres piezas para violín y piano en el Teatro Patronato de Obreros de Bilbao y ese mismo mes tuvo lugar otro concierto en parroquia de San Vicente de Abando en el que se interpretó un Ave María para piano o armonium, hoy perdida.
A lo largo de 1948 y 1949 editó cinco canciones más y registró varias composiciones. Este último año estrenó el 22 de Mayo, la Jota Fantasía de concierto para piano, de nuevo en el Teatro Patronato de Obreros de Bilbao.
1950 comenzó con una novedad en los asuntos artísticos de Emma: recibió la primera recaudación que le enviaba la Sociedad General de Autores Españoles por la ejecución de dos de sus canciones. La recepción de estos derechos de autor volvió a repetirse en 1951, 1953 y todos los años desde 1955 a 1959. Dos obras merecen destacarse de las demás por su especial éxito: ¡Formalidad, Camilo!, chotis-canción, y Hoy es fiesta, pasodoble, cuyas partituras permanecen hoy día ilocalizables. La ejecución pública de estas dos obras recaudó un total de 457,15 pesetas en cuatro años, de 1956 a 1960. Lo que los títulos de ambas composiciones revelan es que la autora se alejó del estilo habitual de sus canciones, para introducirse en los ritmos populares de moda, quizá con la intención de alcanzar mayor notoriedad y evidentemente lo consiguió. Sin embargo, a juzgar por la documentación conservada, parece que no volvió a insistir en él.
El 27 de Enero de 1952 tuvo lugar un concierto de cierta envergadura. Emma estrenó seis canciones transcritas para voz y orquesta en el Teatro Principal de Zaragoza, actuando la soprano Matilde Vizcarri como solista junto con la Orquesta Sinfónica de la ciudad, todos bajo la dirección del maestro Dimitry Berberoff. Se trataba de uno de los conciertos de la temporada 51-52 de la citada orquesta, y el nombre de Emma figuró junto al de Wagner, Mozart, Sibelius y Liszt. Los comentarios de la prensa local destacan el éxito de las canciones de Emma y los aplausos unánimes del público que provocaron la ejecución, fuera de programa, de otra de sus composiciones.
En el año 1953 estrenó un quinteto de cuerda, Intermezzo en re mayor, en el Teatro Patronato de Obreros de Bilbao. En 1958 estrenó en Zaragoza la suite orquestal Albores.
Como en la década anterior, Emma continuó editando obras, en especial canciones para una voz y piano, y mantuvo la concienzuda labor de registro de sus composiciones.
La década de los 60 tiene como novedad la grabación de varias cintas magnetofónicas, realizada principalmente, según parece, para programas radiofónicos. En las dos únicas cintas anteriores a 1960, fechadas en 1954, se puede escuchar a Don Sabino Ruiz Jalón presentando a los oyentes de Radio Bilbao la audición de diez canciones de Emma, en interpretación de la propia autora, acompañando a la soprano Pepita López Español. Las otras siete cintas, grabadas entre 1960 y 1963 en el domicilio familiar, contienen también obras suyas, pero en ellas se escuchan además las voces de la compositora y de varios miembros de su familia que actúan como presentadores de las audiciones. Está claro, una vez más, que tanto su marido como sus hijos se implicaron activamente ayudando a Emma en esta nueva empresa de difusión de su obra, una empresa que continuaba explotando todos los recursos del ámbito doméstico: el domicilio como improvisado estudio de grabación y los familiares actuando como locutores. Hasta las fundas que guardan las cintas están confeccionadas a mano aprovechando la cartulina de unos carteles de la Agrupación de Acuarelistas Vascos, con la que exponía frecuentemente D. José Ribera.
En estos años, Emma Chacón, ya casi octogenaria, vuelve a intentar un camino totalmente profesional, presentando a concurso varias de sus composiciones. En 1960 lo hizo con un Pasodoble en Fa mayor que presentó al Concurso Nacional de Pasodobles de Zaragoza. Parece ser que no obtuvo ningún premio, pues habría dejado constancia de ello. En 1964 envió al V Premio de Composición Musical “Prince Rainier III de Mónaco”, la opereta La Jaula de Oro: Divertimento 1900, cuya composición se remonta a 1912. Parece ser que, aunque llevaba ya 42 años escrita, Emma debió considerar que seguía conservando plena actualidad, ya que se atrevió a someterla a juicio de un tribunal, pero de nuevo no hay ninguna constancia de que consiguiera ningún premio.
En aquellos años, la vida musical vasca se encontraba algo estancada, después de la desaparición de los compositores que la habían impulsado en la primera mitad del siglo como Azkue, Donostia, Guridi o Arámbarri. Por su parte, las instituciones musicales ejercían su labor marcadas por el continuismo, sin decidirse a renovar sus planteamientos, y estaban sucediendo cosas en el mundo musical europeo que penetraban muy lentamente en la sociedad vasca. En este contexto de inercia, Emma, que había entrado ya en la vejez, fue relajando cada vez más su actividad musical. La labor de edición de sus obras, que desde 1942 no había sido interrumpida, quedó finalizada en 1962 al realizar este año sus tres últimas publicaciones. Después de esta fecha no se vuelve a tener otro dato sobre su actividad musical hasta 1972, año en el que inscribió cuatro obras en el Registro de la Propiedad Intelectual. El 28 de Agosto de ese mismo año murió en Bilbao a la edad de 85 años y fue enterrada en el cementerio de Getxo.
Analizando la obra de Emma Chacón nos damos cuenta de que sentía especial preferencia por el género de la canción, pues compuso un total de 96 entre canciones para voz y piano (44), para voz y armonium(19), para voz y órgano(2) y para voz y orquesta (31), aunque también es cierto que de muchas de ellas hizo versiones diferentes; así, de las 31 canciones para voz y orquesta, 29 son versiones de las de voz y piano.
Su obra resume tres estilos diferentes: por un lado tiene piezas muy románticas, como Seis estudios para piano, pero otras tiene un claro carácter impresionista, como Impromptu nº1, Alborada o Impresión, donde abundan los cromatismos, y también en piezas como Macarena, Jota Fantasía de Concierto o Evocaciones españolas, su música tiene un claro sentido nacionalista, popular y muy español.
Su quehacer musical se vio siempre condicionado por la presión social de su época. Como esposa y madre de familia en una sociedad con principios arcaicos como la vasca, tuvo que circunscribirse a los cánones establecidos por su condición de mujer. Así se inicia en la composición con un género netamente femenino como las canciones o las composiciones para piano. Tampoco se planteó demasiado la música como una profesión. No ganó demasiado dinero con su trabajo; los beneficios obtenidos por sus obras nunca fueron cuantiosos y toda la labor de difusión de su obra se realizó desde el ámbito familiar.
Sería interesante comparar la actitud de Emma respecto a la música con la de su marido respecto a la pintura, a pesar de no haber podido vivir sólo de ella. José Ribera montó una sala de exposiciones, vendió sus cuadros, ganó premios en el Salón de Otoño de Madrid y su nombre aparece recogido en varias obras enciclopédicas de referencia. Su actitud fue la de un profesional, aquella que se esperaba de un artista varón.
A Emma Chacón tal vez le faltó, para tener más reconocimiento, haber vivido en unas fechas más favorables para la mujer compositora; sólo así habría podido sentir una mayor confianza en la valía de su propio trabajo como profesional, independientemente de su condición de mujer.
Emma Chacón y su marido, el pintor José Ribera, en Bilbao. (Album familiar Ribera-Chacón, fotografía reproducida en el libro Emma Chacón, una compositora bilbaína, Isabel Díaz Morlán, BBK, 2000, pag.46)
Bibliografia y fuentes
Archivo Histórico - Foral de la Diputación de Vizcaya. Tfno. 944067722 web.bizkaia.eus
Ayuntamiento de Bilbao. Pza. Ernesto Erkoreka 1, 48007 Bilbao. www.bilbao.eus
Departamento de Cultura de la BBK, Gran Vía, 30-32, 48009 Bilbao. www.bbk.eus
Díaz Morlán, Isabel. Emma Chacón, una compositora bilbaína. Departamento de Publicaciones de la BBK. Bilbao. 2000.
ERESBIL (Archivo de compositores vascos). C/ Alfonso XI, 2, 20100 Rentería (Vizcaya). Tfno. 943000868. www.eresbil.eus
Ozaíta Marqués, Mª Luisa. Las compositoras españolas. Artículo incluido en Adkins Chiti, Patricia, “Las mujeres en la música”. Alianza Música. Madrid. 1995.
Vega Toscano, Ana María. Compositoras españolas, apuntes de una historia por contar. Capítulo incluido en Manchado, Marisa, “Música y Mujeres”. Ed. Horas y horas. Madrid. 1998.
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