La Voz de Asturias (22/11/09)
El director de escena asturiano Emilio Sagi se encuentra estos días en Las Palmas de Gran Canaria donde, mientras dirige su versión de Le nozze di Figaro en el Teatro Pérez Galdós, repasa los últimos detalles antes del estreno del primer musical que dirige en su carrera, nada menos que Sonrisas y lágrimas, el próximo día 6 de diciembre, en el Théâtre du Châtelet de París.
- ¿Cómo está siendo la experiencia de dirigir un musical?
- Muy particular. Una vez que te encargan dirigir un musical como éste tienes que ofrecer tu propia idea de la obra. Es evidente que hay que hacer lo que está escrito, al igual que pasaría con una ópera. Quiero decir que, en este sentido, no lo estoy tratando como un género menor, porque tampoco creo que lo sea. Tampoco voy a hacer una versión muy edulcorada de la historia, cosa que con los musicales ocurre con frecuencia. Hay que tener cuidado con las decisiones que se toman, para no desvirtuar la propia historia.
- Es su primera vez
- Es cierto. Lo más parecido que pude dirigir fue "El cantor de México" en el mismo teatro, pero en este caso estamos ante un musical con todas las de la ley. No obstante, no va a ser la última vez que lo haga, porque ya tengo otra propuesta sobre la mesa para dirigir otro musical.
- Menudo éxito está teniendo su último trabajo sobre "Le nozze di Figaro"
- El día 21 de noviembre se hizo en Las Palmas de Gran Canaria. Desde su estreno en el Teatro Real ha tenido un gran éxito de crítica y público. Es una obra que me encanta. Considero que se trata de la mejor ópera de Mozart, un verdadero hito en la historia de la ópera.
- Hablando de "Sonrisas y lágrimas": ¿Cuándo ha llorado y sonreído por última vez?
- Me he reído hace muy poco tiempo, tras hablar con un amigo asturiano, Joaquín Colomina, que reside aquí, en Las Palmas. Fuimos compañeros de colegio y nos hemos muerto de risa recordando nuestras cosas. En lo que se refiere a llorar, hace mucho más tiempo. No soy demasiado llorón. Alguna vez lo he hecho en el teatro, o en el cine, donde me sucede bastante a menudo. Hay cosas que te emocionan y otras que no.
- ¿No es para llorar lo de Millet y el Palau?
- Sí, es para llorar pero, por desgracia, de eso hay mucho. Más que para llorar es para quedarse perplejo ante la situación, o para llorar, pero de rabia.
- Asturias y España están sufriendo un grave recorte de inversiones en cultura
- Es un recorte generalizado que conlleva un gran peligro, porque es cierto que la situación es compleja para las grandes temporadas de ópera y los grandes festivales de música. Hay que apretarse el cinturón y ya está, porque más pronto o más tarde se sale de ello. Pero lo que en verdad me parece peligroso es que desaparezcan los festivales y temporadas más pequeñas, que se han logrado hacer a base de mucho esfuerzo y bajo presupuesto y que, con tanto recorte, corren el riesgo de desaparecer, con lo difícil que resultaría después volver a ponerlas en pie. Me parece muy fuerte que se haya perdido uno de los títulos de la temporada de Zarzuela de Oviedo, pero me parece más tremendo que un teatro de una ciudad pequeña que como mucho logra hacer al año dos óperas y siete conciertos, vea como lo poco que tienen desaparece por completo.
- Se acaba de editar en DVD su producción de "Katiuska". ¿Está contento con esa producción?
- Mucho. Los teatros donde se puso en escena resultó un éxito tremendo. Es una producción que se seguirá haciendo muchísimo, porque ya tenemos otras peticiones. Estoy muy orgulloso de cómo ha quedado la producción, pero también de haber conseguido que cuatro teatros coprodujeran una zarzuela. Y además, de haber podido convertir una obra que muchas personas tenían por vulgar, en una zarzuela de categoría, que se ha conseguido grabar en DVD.
- Sus trabajos están teniendo un éxito enorme en el mundo. ¿Qué le interesa hacer ahora?
- Realmente no lo sé. No soy una persona ambiciosa en el sentido de querer ir a tal sitio. Estoy muy contento con lo que hago. Me encanta mi trabajo y, en especial, la labor que estoy desarrollando en el Teatro Arriaga de Bilbao, que me ilusiona muchísimo. De hecho, me gustaría tener un poco más de tiempo para disfrutar del Arriaga. Y eso que este año, con la crisis, tengo algo menos de trabajo. Aún así voy a salir a Oviedo, el Teatro Real de Madrid o Washington, entre otros sitios. No obstante, tengo menos ajetreo que otros años, lo que me permitirá disfrutar más del Arriaga. También me ilusiona mi próximo trabajo en Oviedo, donde voy a dirigir la producción que abrirá la próxima temporada de ópera.
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