Crítica del libro El violín de Lev de Helena Attlee, publicado por la editorial Acantilado
El violín de Lev
Por Albert Ferrer Flamarich
El violín de lev. Una aventura italiana. Helena Attlee. Acantilado. Barcelona, 2023 (279 págs). ISBN: 978-84-19036-39-1
Con la habilidad que lo caracteriza para publicar títulos recientes de éxito internacional, el sello Acantilado vuelve a seducir al lector con una propuesta ensayística de perfil comercial que enmascara una sugestiva investigación. En esta ocasión ofrece una historia del violín como fenómeno cultural, contada bajo un cierto ropaje de novela y alejada del prurito académico, aunque sustentada por el conocimiento de los principales estudiosos de lutieres y constructores.
Con un potente desarrollo del marco histórico-social, uno de los principales méritos del volumen yace en que la autora, Helena Attlee, atrapa al lector en su asombro por un mundo, unas ciudades y una serie de variados aspectos que nos descubre y describe yendo más allá de lo estrictamente musical y centrándose principalmente en la industria de la construcción y comercio de los instrumentos. De este modo establece un recorrido desde el transporte de la madera con sus oficios y la genealogía de los principales lutieres hasta el saqueo del nazismo; pasando por una panorámica del mercado financiero y el valor de los instrumentos hoy en día, en el que se comparan y toman precios equiparables a antigüedades e inmuebles (con la referencia a la estafa de Dietmar Machold). Lo logra sin abuso de esa literatura de narración tan útil en la mesurada contextualización y con una dosis del tono personal, propio de un dietario o de quien relata sus vivencias, sabiendo mantener el interés de lo contado jugando con párrafos de literatura descriptiva.
El germen del periplo de Attlee radica en la fascinación tras escuchar un violín callejero a manos de un músico llamado Lev. Su curiosidad la lleva a trazar una investigación en un amplio marco temporal y territorial para esclarecer si se trata de un Stradivarius auténtico. Llega incluso a bordear el contrabando de enseres en Rusia, a asistir a una subasta y a explicar cómo la tecnología puede datar y verificar la autenticidad de un violín histórico a través del análisis dendrocronológico. Además dedica un capítulo a la descripción de la actividad y la construcción de un violín en la actual escuela de lutieres de Cremona. Por el camino también trae a colación personalidades como el Conde Ignazio Alessandro Cozio di Salabue que puede considerarse el primer coleccionista y experto en violines; o como Luigi Tarisio, el primer comerciante internacional.
Ante la falta de traducciones al español de libros fundamentales como The Violin: A social History of the World’s Most versatile instrument (2013) de David Schoenbaum o Stradivarius: Five violins, one cello and a Genius (2004) de Toby Faber, este volumen se convierte en un fértil acceso a la historia social y cultural del violín. Ayuda y mucho, la eficiente traducción de María Belmonte que Acantilado ha complementado con un útil índice onomástico del que, sin ánimo de pedantería sea dicho, debería corregirse el error en la indicación de las páginas referidas al violinista Pietro Mira: no son las 115 y116 si no las 150 y 151.
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