EL PIANO EN ESPAÑA
Por Albert Ferrer Flamarich
El piano en España. Ana Benavides. Bassus Ediciones. 2011 (213 pp.) IBSN: 978-84-938270-2-1
Mientras la musicología española y el ahondamiento de la realidad creativa contemporánea se acostumbran a limitar a los centros de relevancia –a menudo dominados por conservatorios, centros de estudios superiores o teatros-, hay pequeñas iniciativas que dinamizan este conocimiento. Un ejemplo es la contribución de la Editorial Bassus entorno al arraigamiento del piano en España. Presentado con un docto prólogo y el inherente despliegue de cultura de Andrés Ruiz Tarazona, se trata de una obra de consulta claramente divulgativa confeccionada por Ana Benavides. La autora, especialista en el corpus pianístico español del siglo XIX, es conocida por la edición crítica de numerosas partituras que ha grabado logrando, además, algunos premios.
El libro está configurado a la manera de catálogo y aporta información variada, orientada sobre la materia sin pretender una historiografía estricta. Su perfil corresponde al de un esbozo bastante completo y divulgativo, a la par que al de una fuente germinal de la que pueden surgir análisis más conspicuos. Por eso plantea breves aproximaciones al contexto histórico de los siglos XVIII y XIX, los primeros constructores, los espacios de difusión (cafés, salones, ateneos, liceos y conservatorios, bien delimitados en sus características como núcleos de encuentros sociales). Hay también datos sobre la edición y la prensa musical, dos canales de difusión que fueron claves. Y es que un cometido de estas características se hace indisociable del mercado, las innovaciones técnicas y una visión sociológica de la materia.
Finalmente se presenta un árbol genealógico de la sucesión profesor-alumno desde el siglo XVIII hasta Alícia de Larrocha; y un extenso capítulo dedicado a compositores españoles con obra pianística que aparecen ordenados según el año de nacimiento. Benavides comenta los compositores preclásicos como Scarlatti, Soler y Albero; los clásicos como Ledesma y los románticos como Masarnau, del Adalid, Tintorer, Pujol, Inzenga, Power, Tragó y Malats entre otros. A Albéniz, Granados, Falla y Turina los ubica en un apartado individual. Se echan en falta Emilio Serrano, Germán Álvarez-Beibdeger y Olallo Morales. También habría que corregir la persistencia en un falacia histórica como es la invención del encuentro entre Albéniz y Liszt (página 140).
La edición es elaborada y atractiva: papel satinado y grueso que estéticamente elude la apariencia de libro de texto. La letra es grande (excepto en las notas a pie de página) y juega con el color verde en las citas en una voluntad ilustrativa reforzada por numerosos retratos, fragmentos de partitura, carteles, fotografías y un largo etcétera visual que amenizan tanto la lectura como la consulta.
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