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Crítica: «El gitano por amor» de Manuel García en el Teatro Cervantes de Málaga

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Autor: José Antonio Cantón
24 de septiembre de 2024

Crítica de la ópera El gitano por amor de Manuel García en el Teatro Cervantes de Málaga

«El gitano por amor» de Manuel García en el Teatro Cervantes de Málaga

Ejemplar elogio de la lírica ilustrada 

Por José Antonio Cantón
Málaga, 20-IX-2024. Teatro Cervantes. Ópera bufa El gitano por amor de Manuel del Pópulo Vicente García. Elías Torricelli, Suzana Nadejde, Javier Povedano, Marianna Martirosyan, Begoña Gómez, José Ángel Florido, Carlos Álvarez y Julio Nomdedeu. Orquesta Ópera Estudio de Málaga y Coro de Ópera de Málaga. Director de escena: Emilio Sagi. Director musical: Carlos Aragón. Coordinador artístico: Carlos Álvarez.

   El estreno de la trigésimo sexta temporada lírica del Teatro Cervantes de Málaga ha concitado dos hechos de gran trascendencia para la ópera en nuestro país como han sido por un lado la puesta en marcha del anunciado proyecto del Teatro Cervantes de Málaga, Ópera Estudio de Málaga (ÓEM), cuyo objetivo es incentivar el talento de jóvenes intérpretes líricos, desarrollando para ello un repertorio en el que tendrán como docentes a reconocidas personalidades del género y con el que conocerán, desde la propia experiencia, el entorno profesional y el devenir de la producción de un espectáculo operístico desde su planteamiento hasta su puesta en escena y, por otro, el estreno absoluto de El gitano por amor que compuso el gran operista sevillano Manuel García el año 1829 durante una travesía trasatlántica.

   No cabe sino considerar con la mejor valoración el empeño del barítono malagueño Carlos Álvarez junto al maestro Carlos Aragón, como director artístico y director musical respectivamente de esta première de la ÓEM, funciones que están llamados a seguir liderando en futuras temporadas del principal escenario lírico malagueño. Su trabajo de selección de cantantes así como la integración de un equipo de colaboradores muy cualificados ha redundado en un excelente resultado de esta ópera que puede calificarse como un acrisolado elogio del arte lírico de la época del idealismo ilustrado que vino a darse entre el final del siglo XVIII y principios del XIX en Europa y que Manuel García, como muy destacado factótum del género, supo reunir desde su variado dominio estilístico en esta obra con notable brillantez estética tanto en fondo como en forma.

«El gitano por amor» de Manuel García en el Teatro Cervantes de Málaga

   Partiendo de la acertada recuperación de la manuscrita partitura original por el maestro Juan de Udaeta en colaboración con Enrique Amodeo, los distintos responsables de esta realización han encontrado en el barítono Carlos Álvarez ese elemento catalizador que ha sabido ponderar cada aspecto del espectáculo contando con el saber y la experiencia de Emilio Sagi en la escena y Carlos Aragón en el foso, artífices de un equilibrio y conjunción que han hecho posible una realización que ha mantenido constantemente la atención de un público expectante que llenaba el aforo del teatro. Sagi ha ideado una coreografía sencilla para plasmar el sentido bufo que desprende la historia, inspirada en la Gitanilla, primera de las Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes, cuyo motivo es el triunfo del amor por encima de cualquier convención social. Para ello ha enfatizado con sillas de zambra el movimiento de la acción del primer acto sobre un tapizado fondo de madroños en imaginativa alusión al costumbrismo folclórico calé.

   El esquematismo empleado en el segundo ha servido para propiciar el desenlace del argumento basado en la generosidad de los personajes que determina el final feliz de los enredos amorosos a partir de la presencia de Carlós Álvarez en el escenario que, con acierto, ha querido reservarse el papel de el Marqués del Pino, padre del protagonista, Hernando, desempeñado por el tenor Elías Torricelli, cantante que supo mantener la atención del auditorio con más expresividad dramática que facultad canora. Rosita, su amada gitana, fue interpretada por la soprano rumana Suzana Nadejde con el gracejo formal que requiere este papel, incentivado por un timbre vocal potente y definido. En esta línea habría que ponderar al joven barítono cordobés Javier Povedano en el rol de Baldaquín, criado de Hernando. Su equilibrio de acción y canto destacó entre el elenco con alto grado de eficaz certeza. Tanto la soprano armenia Marianna Martirosyan como la mezzo balear Begoña Gómez desempeñaron sus respectivos papeles de Inés, prometida y prima del protagonista, y Laura, amiga de Rosita. El timbre vocal del tenor sevillano José Ángel Florido llamó la atención por su naturalidad expresiva sin forzar su emisión en sus breves intervenciones así como la energía, no plenamente desarrollada, del bajo Julio Nomdedeu en su papel de un sorprendido Corregidor.

   En cuanto al foso, integrado por miembros de la Orquesta Academia Galamian y la Orquesta Sinfónica de Málaga, hay que valorar su buscada respuesta a la experta batuta del maestro Carlos de Aragón, que ha desarrollado un trabajo ímprobo para ajustar afinación, timbres y reguladores en cada unos de los componentes, con una ardua atención en mantener la conjunción entre las distintas secciones instrumentales, superando los criterios y las diferentes experiencias de cada formación, en un proceso de integración que se fue normalizando a lo largo de la representación a lo que contribuyó en buena medida el adecuado estado de forma del Coro de Ópera de Málaga, que sustanció con marcada expresividad el bullicio del primer acto.

   El resultado general hay que considerarlo acertado en la intención, adecuado por el tratamiento dado a la obra e ilusionante para  la materialización de futuros retos como ha significado ser este estreno absoluto, que se convierte en referente de la lírica española como ejemplo de puesta en valor de nuestro patrimonio musical por el que ha apostado el Teatro Cervantes de Málaga respaldando el entusiasmo de tres creadores líricos nacionales de primerísima dimensión como Carlos Álvarez, Carlos Aragón y Emilio Sagi haciéndolos coincidir en una producción que quedará en la historia de esta ópera y en la del teatro malagueño.

Fotos: Daniel Pérez

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