Artículo de opinión de Aurelio Martínez Seco sobre el compositor Robert Schumann y el libro El baile de la liga de David, recientemente editado por la editorial Pre-Textos
Schumann noetológico
Por Aurelio M. Seco | @AurelioSeco
La sofisticación humana obligatoriamente muestra diferentes caras, escondiéndose, camuflándose o incluso exhibiéndose con sorprendente ostentación. Es una particularidad de algunos de los más grandes artistas la de ofrecerse sin escudo, como interesante piedra de toque para oponer ética y moral. Otros se esconden bajo pseunónimo, por diferentes motivos. Schumann es, quizás, uno de los nombres escondidos más importantes que ha dado el arte, no sólo como compositor sino también como crítico musical y filósofo. Hablando de Poesía y verdad, Robert Schumann ha sido un pensador encantador, brillante y asistemático que se ha preocupado como pocos, con una profundidad enorme, de la naturaleza del arte. En el librito El baile de la liga de David, que acaba de publicar la editorial Pre-Textos de manera exquisita, encontramos una atractiva selección y traducción de Pablo Gianera de algunos de los más conocidos escritos dejados por Roberto, Eusebius, Florestán y Meister Raro, Liga de David plural y polimórfica de hombres extraordinarios, necesarios para la expresión poética escrita de Schumann, que además de un compositor genial fue un crítico de gran interés.
Hay una visión perjudicial en el mundo de la música, la que afirma que, por ejemplo, un director no puede ser, a la vez, un gran pianista, poeta y pintor. Se ven con recelo este tipo de perfiles plurales, pero ahí están las figuras de Liszt y Schumann, por ejemplo, para que tomemos con prudencia y humildad la obra de los artistas cuando es compleja. En estos escritos sobre música resuenan como un eco lejano y conocido muchas frases, sentencias y textos del gran compositor nacido en Zwickau en 1810 y fallecido en Bonn en 1856. Sorprende su generosidad al hablar de otros compositores, como cuando escribe sobre Chopin, y la luminosidad con que describe las ideas presentes en ciertas partituras, con una perspicacia digna del más avezado filosófo materialista.
Si hablamos de noetología, término acuñado en su día por Gustavo Bueno para designar aquella disciplina que aspira al establecimiento de las leyes universales y dialécticas del pensamiento, pero entendido en un sentido subjetivo-lógico, no en un sentido subjetivo-psicológico, Robert Schumann podría haberse percatado de ciertas leyes universales al expresar su conocida sentencia: «La estética de un arte es la de las otras; únicamente el material es diferente». Las Danzas de la Liga de David, o Davidsbündlertänze, es un grupo de preciosas partituras escritas para piano por Robert Schumann en 1837, obras en las que Eusebius, Schumann y Florestan conversan con Clara Wieck a través de una mazurka.
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