El 15 de enero de 2005 fallecía la extraordinaria soprano española Victoria de los Ángeles. Cantante superdotada y de enorme sensibilidad, seguramente uno de los textos más bellos que se han escrito sobre ellas lo escribió el crítico Antonio Fernández-Cid, en su libro "La música en España en el siglo XX". Dice así, Fernández-Cid: "¡Victoria de los Ángeles...! PAra Victoria de los Ángeles habrían de inventarse adjetivaciones. Porque se trata de la primera cantante de España, la indiscutible. Cantante clásica, pura de estilo, musical como la misma música, artista sin énfasis, con una técnica de increíble perfección y un timbre que es un verdadero regalo. Quede para otras sopranos de latitudes diversas la pugna sobre el cuánto y el quién. Victoria de los Ángeles, al margen de luchas, partidos y banderías, se produce por los caminos de la verdad. Tanto cuando interpreta óperas, sin facultades de tipo extraordinario más suficientes siempre, como cuando nos regala con recitales de "lied" en que explica lecciones perfectas de adecuación a cada página, a cada lengua, a cada momento estético.
Sí; no cabe duda: es en la interpretación vocal donde España puede mostrar un cuadro más completo, más variado, más admirable de artistas en plenitud. Hasta el punto de que quizá ningún otro país disponga de algo siquiera comparable".
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