Fallece una de las más importantes cantantes de la Historia de la Música, una soprano de coloratura con un don técnico e interpretativo sobrehumanos. «Edita Gruberova sube directamente al Olimpo del Canto», explica Raúl Chamorro Mena.
El mundo de la ópera llora. Según Frankfurter Allgemeine, la legendaria soprano eslovaca Edita Gruberova, una de las más importantes cantantes de la Historia de la Música, ha muerto hoy lunes a los 74 años en Zúrich, según un comunicado de la familia de la artista emitido a través de la agencia de Munich Hilbert Artists Management. Gruberova poseía una de las técnicas más sublimes del presente, cualidades que le permitieron cantar hasta hace pocos años. «No me sentía tan triste y sobrecogido desde la muerte de Alfredo Kraus», explica el crítico de CODALARIO Raúl Chamorro Mena. «La vi 37 veces en vivo y me regaló noches memorables. Gruberova era un fenómeno vocal, con una ténica que le permitía, por un lado un control absoluto de la emisión, con una inagotable capacidad dinámica y, por otro, una proyección en teatro asombrosa que se traducía en explosiones de sonido, de efecto fulminante en la sala. Edita Gruberova sube directamente al Olimpo del Canto», explica Chamorro Mena.
Nacida en Bratislava en 1946, Gruberová debutó en la ópera de Bratislava en el papel de Rosina en Il barbiere di Siviglia. Durante el período de Normalización de Checoslovaquia, cuando las fronteras se cerraron para los países no comunistas, su tutora, Medvecká, organizó unas audiciones para Gruberová en el verano de 1969 en la Ópera del Estado de Viena. Su éxito interpretando a la Reina de la Noche de La flauta mágica de Mozart, le permitió convertirse en solista en Viena y estrella en los teatros de ópera más importantes del mundo, especialmente en los papeles de coloratura. Debutó en el Festival de Glyndebourne en 1972 y en la Ópera Metropolitana de Nueva York en 1977, como Reina de la Noche; en el Festival de Salzburgo en 1977, con Don Carlo, bajo la batuta de Herbert von Karajan. En 1984 cantó para el Royal Opera House, como Julieta en la ópera de Bellini, I Capuleti e i Montecchi. En 1987 canta en La Scala, como Donna Anna y Marie de La fille du régiment. En 1992 canta Semiramide en Zúrich, y en 1990 en Viena, la Reina Elizabeth I.
La cantante eslovaca, que cantó con frecuencia en el Teatro del Liceo de Barcelona, estaba considerada como una de las más importantes intérpretes de la Historia de la ópera Lucrezia Borgia, de Donizetti, título en el que dejó sesiones operísticas de referencia. A lo largo de su trayectoria afrontó con brillantez óperas belcantistas tan importantes como Maria Stuarda, Roberto Devereux, Anna Bolena y Norma de Bellini, aunque su enorme versatilidad le llevó a afrontar un repertorio inmenso desde la excelencia.
En octubre de 2020 la temporada de la Filarmónica Eslovaca [Slovak Philharmonic] acogió uno de los últimos recitales de Edita Gruberová, bajo la dirección de Peter Valentovič, con un programa que incluyó obras de Mozart, Bellini y Donizetti.
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