DON CARLO PLANO
"Don Carlo". Verdi. Opera Nacional La Bastilla. 20-2-2010. Stefano Secco, Sondra Radvanovsky, Luciana D'Intino, Ludovic Tézier, Giacomo Prestia, Victor von Holem. Dirección Musical: Carlo Rizzi. Dirección Escénica: Graham Vick
El mayor problema de esta representación radicó en la dirección musical de Carlo Rizzi. Hubo refinamiento, detallismo, con una orquesta de fabuloso nivel (embriagadores pianísimos de los violines en el maravilloso preludio del terceto del jardín) Demasiada "intimidad" y "recogimiento". Tanta que la tensión brilló por su ausencia. Una dirección plana, caída, totalmente ayuna de nervio y pulso teatral. Antiverdiana y antiteatral. Recibió perceptibles abucheos. Stefano Secco tiene una vocecilla de timbre grato pero sin grano, sin cuerpo, sin metal, justísima de volumen. Todo lo contrario de lo que debería ser un tenor protagonista y más propia del Mensajero de "Aida" o el Ruiz del "Trovador". Canta bonito y, favorecido por el planteamiento orquestal, se hizo oír más o menos, exhibiendo entusiasmo y entrega. Tuvo una tibia acogida del público con alguna muestra de desaprobación. Sondra Radvanovsky como siempre, luce un instrumento timbrado, potente, carnoso y sentido del canto. No me convencen, además de resultar poco idiomática, ni la articulación ni la dicción, escasamente nítidas. Tampoco el registro agudo donde muestra sonidos unas veces estridentes e hirientes, otras fijos y de dudosa afinación. Como sabemos, la versión actual de Luciana d'Intino tiene "dos voces" claramente diferenciadas: el registro grave, entubado, artificioso y bronco; y la zona centro-agudo, donde el esmalte aún está íntegro, sano y con brillo. Sus grandes dotes de vocalista también están, lógicamente, inalteradas. Impecable y precisa en la agilidad de la canción del velo y antológica en el cantabile "Oh mia regina..." de "O don fatale". Una de las Ebolis de los últimos años. Ludovic Tézier completó la actuación que más me ha gustado de todas las que le he visto. Con un material vocal algo seco, falto de empaste para el repertorio verdiano, débil en el grave y sin expansión y "squillo" en el agudo, cantó con irreprochable elegancia y un fraseo siempre cuidado. Exhibió un alarde de fiato al cantar de un solo aliento "Io morrò, ma lieto in core che potei così serbar". Junto con las dos féminas fue el más ovacionado de la noche. Prestia intenta, como es habitual, frasear con intención, pero con toda la voz atrás y un agudo imposible, que no pasa, es muy difícil brillar como Filippo. Horroroso el inquisidor de Von Holem, un verdadero ventrílocuo que emitió sonidos realmente incalificables. La producción de Vick ya vista en Valencia, funciona. Tiene algunas ideas buenas como el juego de sombras en el terceto del jardín y la pared que separa al Rey y el Inquisidor en su dúo y alguna que otra memez como el bailecito y contoneo del coro femenino en el velo.
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