Preestreno del documental 'El corazón del Teatro Real'. Por Raúl Chamorro Mena

Muy recomendable

   Un reportaje de Raúl Chamorro Mena
Anteayer se produjo en la sala principal del coliseo de la Plaza de Oriente el preestreno de El corazón del Teatro Real, documental producido al socaire del presunto, pero hábilmente concebido, bicentenario del teatro. Un  trabajo promovido y auspiciado por Mediaset, sí Mediaset, (seguramente en Paolo Vasile se haya impuesto "alma de melodrama" que tiene dentro todo italiano, aún cuando no sea consciente de ello) y dirigido por José Luis López-Linares. El resultado me pareció satisfactorio. Después de las intervenciones de Gregorio Marañón, Paolo Vasile y López-Linares se dio paso inmediato a la proyección. Impecable la factura del documental, que discurre fluido y dinámico, merced a un ágil montaje que concita la atención permanente, sin desmayo alguno. Además de combinar muy hábilmente la historia del teatro (Anselmi y su corazón donado al recinto donde tantos éxitos obtuvo, el divino Gayarre, las constantes quiebras que obstaculizaron primero su construcción y despúes su restauración tras el cierre en 1925…), con su más estricta actualidad de estos últimos veinte años. Permite ver los entresijos de los montajes escénicos (especialmente del premiado Billy Budd de Britten), las entrañas del teatro, su impresionante estructura interior e innumerables despendencias, el desempeño de coro y orquesta, así como el trabajo imprescindible, absolutamente fundamental, de los que no se suben al escenario, junto a imágenes de diversas producciones vistas en los últimos años. No faltan las intervenciones de grandes artistas, entre los que destacan Teresa Berganza (impagables todas sus frases), Plácido Domingo ("vivo para cantar") y el maestro Alfredo Kraus. Al que suscribe le han emocionado especialmente estas últimas, porque constato, con inmensa alegría, que son totalmente conscientes del cariño inmenso que profesó la afición madrileña al Maestro y la huella indeleble que dejó en la misma. Sólo consignar un error como es la atribución del ballet El corsario de Adolphe Adam a Giuseppe Verdi, autor de una ópera de igual nombre, pero no, obviamente, del ballet interpretado en 2017 en el Teatro Real y cuyas imágenes ilustraba el sobretítulo.

   Muy recomendable.