El recital ofrecido el martes suponía el primero de los conciertos programados por la Sociedad Filarmónica de Oviedo para el presente año. El modesto díptico en el que se recogían el programa y las biografías de los dos intérpretes no podía haber elegido mejor título para reflejar la esencia de lo presenciado ayer: DÚO. Así, los nombres de los protagonistas de la velada, el barítono asturiano David Menéndez y el pianista vasco Rubén Fernández Aguirre se anunciaban en la portada con el mismo tamaño de letra y sin hacer referencia al término tan habitualmente reservado a los pianistas como es el de "acompañante", sin duda algo que presagiaba la fabulosa sinergia que entre ambos artistas se pudo constatar durante todo el recital.
Antes de empezar a hacer música ambos artistas quisieron dedicar la velada y rendir un humilde homenaje a la memoria del recientemente fallecido Félix Lavilla, maestro, inspiración y referencia absoluta de Rubén Fernández y que fue pareja artística y sentimental durante 20 años de Teresa Berganza colaborando con los más insignes nombres de la lírica a nivel mundial durante su larga y fructífera carrera.
En lo referente al contenido del programa es justo aplaudir la valentía de incluir en la primera parte del recital el ciclo de canciones de Charles Gounod, Biondina, obra muy poco habitual en el repertorio camerístico y de la que se puede apreciar su enorme calidad incluso en una primera escucha. Se trata de un ciclo de 12 canciones con texto en italiano de Giuseppe Zaffira publicadas en 1872 siendo la única ocasión en la que el maestro francés musicó textos en italiano y además lo hizo para la cuerda de tenor. David Menéndez incorporó estas composiciones a su repertorio por encargo del Teatro Arriaga de Bilbao, donde las interpretó en marzo del pasado año y, más recientemente, en Santiago de Compostela, hace menos de un mes, en una versión para barítono en la que se adaptó la partitura originaria para tenor a su registro.
Las canciones componen una narración completa, un ciclo que nos lleva inexorablemente a través del enamoramiento, la declaración, el noviazgo, la boda, la enfermedad y la muerte. Un gran complemento fue el impecable recitado de los textos traducidos al castellano, que sirvió como introducción a las mismas, por el tenor asturiano Jorge Rodríguez-Norton, alumno de David Menéndez y quién fue invitado a colaborar en este evento aprovechando su estancia en la capital asturiana debido a su participación en la producción de Don Carlo que está actualmente ensayando.
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