Crítica de Raúl Chamorro Mena del concierto de David Afkham y Mitsuko Uchida con la Orquesta y Coro Nacionales de España
Piano y voces
Por Raúl Chamorro Mena
Madrid, 1-XII-2023, Auditorio Nacional. Ciclo Orquesta y Coro Nacionales de España. Concierto para piano núm. 2, Op. 19 (Ludwig van Beethoven). Mitsuko Uchida, piano. Sinfonía Lírica, Op. 18 (Alexander von Zemlinsky). Christiane Karg, soprano. Christopher Maltman, barítono. Orquesta Nacional de España. Director: David Afkham.
Al igual que en el programa de la pasada semana, la voz volvía ser protagonista en el concierto número 9 de la temporada de la Orquesta Nacional de España, dada la presencia en el mismo de una hermosísima obra, pero poco habitual como la Sinfonía lírica de Alexander von Zemlinsky. Pero eso fue en la segunda parte, en la primera y como parte de la conmemoración del centenario de Alicia de Larrocha, ocupó los atriles la música de Beethoven, además de genio único como compositor, uno de los grandes virtuosos históricos del piano y figura clave de la afirmación de este instrumento, entonces llamado fortepiano. La veterana y prestigiosa pianista japonesa Mitsuko Uchida cuenta con una estupenda grabación de los cinco conciertos para piano del genio de Bonn con dirección de Kurt Sanderling, aunque son los tres primeros los que mejor se adaptan a sus medios y dominio estilístico.
El catalogado como número 2 opus 19, en realidad no sólo es el inicial, también la primera obra para orquesta de Beethoven, que nunca terminó de estar satisfecho con la misma. Su lenguaje es el propio de Mozart y Haydn, los pilares del clasicismo vienés, pero Beethoven logra destilar aquí y allá gotas de su personalidad. El sonido de la Uchida ha perdido brillo y gama dinámica y la digitación se resiente en cuanto limpieza y agilidad, pero la japonesa conserva un fraseo elegantísimo y refinado. Su clase y sensibilidad le permitieron delinear con el adecuado lirismo la melodía del segundo movimiento. A diferencia del primero en que la orquesta expone el tema principal en una larga introducción, en el tercero es el piano quien la introduce y la orquesta lo retoma. La Uchida, con alguna borrosidad y limitada energía rítmica, culminó con pulcritud el último capítulo. Como propina, Uchida regaló una breve pieza del Carnaval Op. 9 de Robert Schumann. Impecable, bien equilibrado, el acompañamiento de David Afkham, al frente de una Orquesta Nacional de sonido transparente y una cuerda tersa y refinada.
Con su Sinfonía lírica y teniendo como indudable modelo La canción de la Tierra de Gustav Mahler, Alexander von Zemlinsky (1872-1942) combina la Sinfonía y el lied en una obra de nítida impronta operística. El texto, exótico y sensual, de Rabindranath Tagore motiva a Zemlinsky para tejer un discurso orquestal suntuoso, rico de colores y tímbricas, de gran exuberancia sonora. Afkham puso suficientemente de relieve todo ello con una Orquesta Nacional a magnífico nivel, más allá de algunos deslices de los metales, destacando en su interpretación los pasajes más líricos expuestos con gran belleza, incluidas brillantes intervenciones de la violinista concertino Valerie Steenken.
La modestia tímbrica caracteriza los medios vocales de la soprano Christiane Karg, una especie de Musetta o Susanna, que contrastó particularmente en mis oídos con la opulencia de la voz de Lisa Davidsen, a la que escuché en vivo cantar esta misma parte en Berlín el pasado año. Un bien delineado «Mutter, der junge Prinz - Madre, el joven príncipe» demostró que el canto de la Karg está iluminado por el buen gusto y un fraseo cuidado, pero sin especial clase ni variedad. Sus notas altas carecieron, asimismo, de punta y mordiente y la soprano alemana se mostró poco sensual y corta de vuelo expresivo. Más interesante resultó la prestación de Christopher Maltman, barítono de voz sonora, amplia y voluminosa, que además acentuó con vehemencia e intención. La sublime «Friede, mein Herz - Paz corazón mío» pide un canto más patricio, pero Maltman, muy entregado, supo recoger su caudalosa voz y destacar la expresión sincera de la serena resignación, que pide el pasaje, acompañado con primor por Afkham y la orquesta Nacional.
Fotos: OCNE
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