CODALARIO, la Revista de Música Clásica
Está viendo:

Crítica: Helsinki Baroque Orchestra interpreta a Bach para el CNDM

  • Comparte en Facebook
  • Comparte en Twitter
  • txcomparte_whatsapp
Autor: Mario Guada
26 de abril de 2018

El conjunto finlandés, en su mínima expresión, ofrece un monográfico bachiano con dispar resultado, en unas lecturas técnicamente solventes, pero expresivamente planas.

Bach on the rocks

   Por Mario Guada | @elcriticorn
Madrid. 25-IV-2018. Auditorio Nacional de Música, sala de cámara. Centro Nacional de Difusión Musical. Universo Barroco. Música de Johann Sebastian Bach. Pierre Hantaï • Ensemble de Helsinki Baroque Orchestra | Aapo Häkkinen.

Solamente hay uno de quien los demás podríamos sacar algo nuevo: Johann Sebastian Bach.

Robert Schumann.

   Conocí a la Helsinki Baroque Orchestra hace varios años, a través de unas grabaciones para el sello Naxos en las que grababan la integral de las Grandes Symphonies de un tal František-Xaver Richter. Por aquel entonces, que era un joven hambriento de descubrir todo aquello que desconociera, no tenía apenas idea de la obra de este compositor, que a la postre ha sido uno de los que más he valorado en la escritura orquestal del siglo XVIII –me parece un compositor extraordinario e incomprensiblemente demostrado por la historiografía–, y por tanto me atrajo esta serie de sinfonías pertenecientes a ese estilo conocido como Escuela de Mannheim. Tampoco tenía entonces constancia de aquella orquesta historicista. Me llamaba poderosamente la atención que en un país nórdico hubiera interés por este repertorio con este tipo de criterios. Cuando escuché aquel primer disco, con las seis primeras sinfonías –una escucha que me van a permitir les recomiende encarecidamente–, quedé absolutamente maravillado de la calidad del conjunto y la excepcional dirección de aquel clavecinista de nombre casi impronunciable. Desde entonces he intentado seguirles todo lo cerca que me ha sido posible –habida cuenta de que este conjunto se prodiga entre poco casi nada en los escenarios españoles–, por medio de sus grabaciones.

   Alegría y sorpresa, pues, al ver que formaban parte de la programación del Universo Barroco del Centro Nacional de Difusión Musical en la presente temporada, con un programa que además conocen bien, pues han grabado –esperemos que concluyan la integral– para el sello Aeolus todos los conciertos para uno y dos claves del genio de Leipzig Johann Sebastian Bach (1685-1750), contando además con la estrella invitada que protagonizó la velada, el gran clavecinista galo Pierre Hantaï. Para este concierto se seleccionaron dos de los conciertos para dos claves del Kantor, en Do mayor [BWV 1061] y Do menor [BWV 1062] respectivamente, dos verdaderas joyas de la escritura concertística bachiana, especialmente el primero de ellos –originario para dos claves, el segundo es una transcripción de un concierto para dos violines, BWV 1043–, que tiene en su brillante y vigoroso Allegro inicial uno de los momentos más inspirados en todo el catálogo concertístico de Bach. Además, el Adagio central es una hermosa Siciliana con la cuerda tacet, en un exquisito diálogo entre los dos claves, esencia pura del contrapunto bachiano más elocuente. Se cierra con un Vivace fugado apabullante, cuyo sujeto rezuma genialidad de inicio a fin. Ambos pertenecen ya al período de Leipzig, en el que Bach pudo desarrollar –gracias a su labor al frente del Collegium Musicum– un importante trabajo sobre música orquestal y de concierto, amén de la consabida música sacra vocal que le ocupaba la mayor parte de su tiempo.

   El programa se completó con la Sonata para flauta y clave obbligato en La mayor, BWV 1032, ha llegado hasta nuestros días en un manuscrito datado en Leipzig en 1736, aunque está incompleta, ya que se eliminaron del manuscrito unos cuarenta y seis compases finales del primer movimiento –que también contiene el concierto para dos claves, BWV 1062–. Varios editores han reconstruido los compases perdidos, aunque desconozco qué edición se ha utilizado para esta interpretación –tampoco se aporta el dato en la grabación que los dos intérpretes de esta velada registraron en su día, también en el sello Naxos–. Es una sonata estilísticamente bastante avanzada y técnicamente desafiante, con una apertura de ocho compases en el clave a solo, cuyo tema será elaborado de forma más profusa por la flauta posteriormente. Realmente hermoso el diálogo imitativo entre las voces en el Largo e dolce central, de estructura tripartita. El Allegro conclusivo proporciona el punto focal de la sonata, de nuevo con el clave introduciendo un tema que será desarrollado después por la flauta, con energía desbordante.

   Poco puede decirse que no conozca ya de la Ouverture-Suite en Si menor, BWV 1067, para traverso, cuerda a cuatro partes y continuo –que abrió el concierto–, probablemente el último ejemplo conservado de Bach en este género. Desde el punto de vista estilístico, y por otros motivos históricos, parece improbable que esta suite haya sido compuesta antes de la década de 1730. Desde su monumental Ouverture, de clara escritura a la francesa, pasando por las diversas danzas subsiguientes, el aroma galo es evidente, pero se contrapone al espíritu italianizante que se descubre en la parte brillante de la flauta en relación a la orquesta, casi a la manera de un extravagante concierto para solista italiano; y, por supuesto, todo ello construido con la sólida base germana a la que Bach acostumbra. La obra supone un viaje en el tiempo, abriéndose en estilo de Lully y cerrándose con una sección final extremadamente galante.

   Las lecturas ofrecidas por un mínimo ensemble de la Helsinki Baroque Orchestra, con un instrumentista por parte, se caracterizó por una energía en general contenida, para una versión técnicamente sólida –salvo ciertos desajustes rítmicos entre alguna de las partes, el traverso y el continuo, por ejemplo, y algunos problemas de afinación no especialmente importantes–, pero que expresivamente resultó como si estuviera interpretada en plena calle de Helsinki en el mes de enero. El desarrollo de estas visiones OVPP –una voz por parte– no favorecen especialmente la elaboración de juegos dinámicos muy expresivos, ni tampoco un contraste efectivo en las densidades texturales, aunque beneficia especialmente la comprensión del contrapunto interno y la horizontalidad de la escritura bachiana. Quizá la única obra en la que esta versión minimalista favoreció la comprensión absoluta del conjunto fue –paradójicamente– la segunda suite, en la que, al contrario de lo que suele ser habitual, el traverso protagonista se escuchó con una clarividencia absoluta y no únicamente en su registro agudo –como suele suceder–. Sin embargo, la escritura orquestal queda minimizada en exceso, y aunque la escritura funciona por igual en un conjunto de cámara, la densidad sonora sí afecta al resultado final, al menos en relación a los que estamos acostumbrados a escuchar. La línea de Pauliina Fred se insertó en el tutti como una verdadera simbiosis tímbrica, especialmente en las partes a unísono con el violín barroco de Tuomo Suni. Aunque irregular en algunos momentos, Fred ofreció en general una visión de esta suite bastante neutra, con un fraseo que no favoreció la expresividad y sin demasiados alardes técnicos. Bastante más floja resultó su versión de la sonata BWV 1032, a pesar de los esfuerzos del gran Aapo Häkkinen por levantarla una y otra vez.

   Sin duda lo más interesante de la velada llegó en los dos conciertos a dos claves. Tener a Pierre Hantaï sobre el escenario siempre supone un evento de importancia, del cual se espera por norma algo especial. Aunque ofrecieron una interpretación de nuevo falta de expresión, y por momentos hasta un punto mecánica, la comprensión de la escritura bachiana resulta tan consubstancial al clavecinista francés que su Bach aporta siempre momentos para el deleite. Incluso ejerció por momentos de director en escena, aunque el director musical del conjunto es el clavecinista finés. Colocados en los conciertos en una semiesfera casi perfecta, con la violista Riita-Liisa Ristiluoma –magnífico trabajo el suyo a lo largo del concierto, por cierto– iniciando la formación desde la izquierda, seguida por Suni, con el violonchelo barroco de Heidi Peltoniemi como eje central –que ofreció un continuo firme y sobrio, de gran efectividad–, quedando a su derecha el segundo violín de Aira Maria Lehtipuu –magnífico trabajo conjunto con su compañero, aportando un bello color a la liviana densidad orquestal–. Justo detrás de ellos se colocaron los claves de Hantaï y Häkkinen, de nuevo en una curiosa formación, seguidos el uno después del otro y dándose la espalda sus intérpretes –lo habitual es que se enfrente los claves y los clavecinistas–. Inteligente la posición de la cuerda de esta forma, impulsando desde el centro el continuo en el chelo y favoreciendo la sonoridad de la línea del alto –que a veces queda muy escondida entre el denso contrapunto– desde el extremo. Por su parte, aunque la posición de los claves podría haber conllevado un problema de sincronía entre ambos –sin conexión visual–, lo cierto es que el resultado de sus versiones fue notable, especialmente en cuanto al desarrollo de las líneas solistas, de gran empaque, solvencia y una interesante conexión, aunque de nuevo la expresividad quedó minimizada por una frialdad emocional supeditada a lo puramente técnico.

   Si bien es un lujo escuchar a Bach, y escucharlo bien interpretado, parece que uno espera más de una música de tanta genialidad, algo que vaya más allá de lo meramente auditivo. El ahorro en efectivos instrumentales no ayudó, como tampoco lo hizo la gélida visión de estos intérpretes fineses, que logran sin duda emocionarme mucho más con sus vívidas y refinadas lecturas de obras de Richter, Dussek o Kraus. Qué importante, pues, que la belleza sonora, estructural, constructiva e intelectual de la música se vea reforzada por un aporte expresivo que haga que los corazones de los oyentes no se sientan ajenos a un fenómeno puramente mental. Bach, como un buen whisky escocés, mejor atemperado. El on the rocks lo dejamos para el bourbon.

Fotografía: Centro Nacional de Difusión Musical.

  • Comparte en Facebook
  • Comparte en Twitter
  • txcomparte_whatsapp

Compartir

<< volver

Búsqueda en los contenidos de la web

Buscador

Newsletter

Darse alta y baja en el boletín electrónico