Magda Ruggeri Marchetti
Bologna. Auditorium Manzoni 13-I-2020. Musica Insieme XXXIII edición. Suite ceca in re maggiore op. 39 versione per ottetto di archi e fiati de Antonín Dvořák. Ottetto in fa maggiore D 803 per archi e fiati de Franz Schubert. Benjamin Peled [violín], Annebeth Webb [violín], Jeroen Woudstra [viola], Maartje-Maria den Herder [violoncelo], Ricardo Xambre [contrabajo], Calogero Palermo [clarinete], Hervé Joulain [trompa], Marceau Lefèvre [fagot].
En 1987 nacía «Musica Insieme» para añadir a la gran tradición operística y sinfónica de Bolonia una dimensión más íntima, pero fundamental, como es la música de cámara. La iniciativa de ofrecer a la ciudad la actuación de grandes maestros y jóvenes talentos ha tenido un gran éxito, hasta el punto de llegar a la XXXIII edición. También en esta ocasión se ha exhibido la Camerata RCO ofreciendo un magnífico concierto. Aunque la formación de este grupo de solistas es relativamente reciente, remontándose a 2009, goza ya de fama y estima en todo el mundo, habiendo alcanzado gran éxito en las salas más prestigiosas a nivel internacional.
Con la Suite ceca el grupo holandés nos ha hecho revivir la melodía y los ritmos de las danzas eslavas. Compuesta por Dvořák en 1879, se ejecutó en Praga el mismo año. Articulada en cinco movimientos, según el esquema tradicional de la suite barroca, cuerdas y vientos han interpretado al comienzo una melodía pastoral en un escenario idílico que envuelve las danzas sucesivas: primero una Polca, vivaz y ligera, luego un Minuete que es en efecto una Sousedská, danza popular bohemia similar a los Länder. Especialmente agradable ha sido el diálogo entre el clarinete, el fagot y las cuerdas llevado con rara maestría por los varios solistas. Las perfectas intervenciones del clarinete y de la trompa han caracterizado el tiempo lento de la Romanza, mientras en el movimiento final, el típico Furiant bohemio, suerte de vals veloz sincopado, la melodía se ha hecho cada vez más frenética hasta la arrolladora conclusión.
En la segunda parte, la Camerata RCO ha propuesto el Octeto compuesto por Schubert en 1824 por encargo del conde Ferdinand Troyer, apasionado clarinetista. La primera ejecución tuvo lugar de forma privada en la casa del conde, que en la ocasión tocó el clarinete, mientras la primera pública fue en 1827. Probablemente fue el propio conde quien solicitó un trabajo sobre el modelo del Settimino op. 20 de Beethoven, que diese particular relieve al clarinete. Schubert añadió solo un segundo violín, manteniendo intacta la estructura articulada en seis movimientos. A pesar de esta conformidad, el Ottetto refleja la capacidad de Schubert de fundir y combinar el sonido de las cinco cuerdas y tres vientos de modo magistral, y el grupo musical ha logrado recrear las mismas extraodinarias sugestiones tímbricas de la partitura. En el primer movimiento se alternan, en un juego muy agradable, un tema lento y otro veloz. En el segundo, tras el fascinante fluir del clarinete, los diversos instrumentos, por separado o en grupos, exponen, dejan y retoman los distintos temas. El tercero es una composición de gran frescura, que recuerda las danzas populares vienesas. En el cuarto, que retoma un duo del Singspiel Die Freunde von Salamanka, compuesto por Schubert en 1815, cada instrumentista ha respetado la melodía expuesta por las cuerdas y el clarinete según su acento particular con exquisita elegancia. Especialmente agradable, en sus ritmos graduados de danza, es el Minuete con los acordes lejanos de la trompa. Finalmente, se impone con firmeza la arrolladora conclusión con todos los instrumentos al unísono.
La perfecta compenetración de los componentes del grupo, la capacidad de alternarse en la ejecución de los diversos temas y de dialogar con gran habilidad técnica e interpretativa, también como solistas, ha merecido el favor del público que ha estallado en calurosos aplausos hasta obtener un bis.
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