4/11/13 Madrid. Auditorio Nacional. Ciclo Ibermúsica. Obras de Schubert y Scriabin. Evgeny Kissin, piano.
De todas las sonatas para piano de Schubert, Evgeny Kissin se decantó en esta ocasión por la D850. Una decisión que en principio debería ser la más acertada, dadas las cualidades del brillante pianista ruso y las características de la obra del compositor vienés. Nos encontramos ante una partitura predominantemente rápida y enérgica, repleta de ritmos sincopados, de trinos - en los que Kissin aprovecha en un acto de virtuosismo circense para secarse el sudor con la otra mano -, a la que él mismo se encargó de insuflar más vitalidad y energía, con una lectura verdaderamente rápida y colorista, digamos desenfadada. Aunque muchos parezcan obcecarse en entender a Schubert como el músico de los grises -que desde luego los hay en su música y en todo caso sublimes grises-, hay muchos más colores dentro de él, ¡pero si en Rosamunde hay colores que no ha visto el ojo humano! El segundo movimiento - Con moto - resulta más introspectivo, con el eminente tema cantabile contrastado y un tanto distraído. Kissin realiza aquí una fuerte contraposición de forte y piano que marca el juego de negras y corcheas que abre el movimiento y quizá ya con ello se aleje de la comprensión y el necesario sosiego de otros grandes pianistas, dando a entender que algo de Schubert aún se le escapa, algo fundamental: la mirada hacia el interior de uno mismo.
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