La formación cuartetística española ofrece un recital de claro sabor británico, con obras de Henry Purcell y Benjamin Britten, a las que se añadió la figura del austríaco Franz Joseph Haydn y del creador actual Thomas Adès
The –20th century– English Concert
Por David Santana | @DSantanaHL
Madrid. 8-IV-2025. Auditorio Nacional de Música. Liceo de Cámara XXI, CNDM. Cuarteto de cuerda en re mayor, op. 71, n.º 2, Hob III:70, de F. J. Haydn; Arcadiana, op. 12, de T. Adès; Fantasía VII en do menor, Z 738, de H. Purcell y Cuarteto de cuerda n.º 2 en do mayor, op. 36, de B. Britten. Cuarteto Cosmos: Helena Satué, Bernat Prat [violines], Lara Fernández [viola], Oriol Prat [violonchelo].
Como bien se encarga de resaltar Luis Gago en sus notas al programa, el concierto del Cuarteto Cosmos en el Liceo de Cámara XXI del Centro Nacional de Difusión Musical [CNDM] tuvo como temática la música inglesa, con un prólogo de Franz Joseph Haydn, quien, a pesar de ser indudablemente germánico, parte de su obra estuvo estrechamente ligada a Inglaterra, donde llegó a ser nombrado, incluso, doctor honoris causa por la Universidad de Oxford en 1791 –y, en honor a este evento titularía con el nombre de la ciudad universitaria inglesa por excelencia su Sinfonía n.º 92–.
El Cuarteto de cuerda en re mayor lo compuso Haydn algo después, durante su segunda estancia en Inglaterra. Ese tono de re mayor, así como la brillantez de sus melodías denotan el rayo de luz que suponía para el austríaco huir de Viena y refugiarse en un Londres que sentía auténtica admiración por el gran maestro. Precisamente, esta brillantez fue la que no escuché durante el concierto del Cuarteto Cosmos y me decepcionó un poco por parte de Helena Satué, oscura en cuanto al timbre y mucho menos ágil que en las obras de Adès y Britten, especialmente en contraste con la sutilidad de Oriol Prat. Bernat Prat y Lara Fernández, aunque con gran complicidad, tampoco lograron que el fraseo de este movido cuarteto de Haydn lograra funcionar.
Pero bueno, como anticipaba, este era solo un preludio al recital de música inglesa que sería el núcleo del programa. Tras Haydn se interpretó la Arcadiana de Thomas Adès. Una pieza en la que el Cuarteto Cosmos se volcó completamente hasta el punto de romper una cuerda del violonchelo durante la interpretación del cuarto movimiento Et... (tango mortale), en la que los pizzicati han de ser tan furiosos como nos mostraron los intérpretes. Adès es capaz de poner las brillantes técnicas de la música contemporánea al servicio de la belleza. En el segundo movimiento crea fraseos puntillistas en los que el virtuosismo de los intérpretes, que supieron coordinarse como un reloj suizo, permite al oyente escuchar melodías riquísimas en timbres aún a pesar de los límites del formato cuartetístico. Los cambios de carácter son constantes tanto entre movimientos como dentro de los mismos. Por ejemplo, en la primera interpretación del tango mortale —no tanto en la segunda—, Lara Fernández estuvo soberbia liderando desde el atril de la viola. L’embarquement tiene que resultar sencillo, casi popular –y así sonó– para luego caer en el majestuoso O Albion en el que el Cuarteto Cosmos demostró un perfecto equilibrio entre instrumentos, creando un sonido muy rico y compacto.
La segunda parte arrancó con la Fantasía VII en do menor de Henry Purcell que hizo las veces de preludio al Cuarteto de cuerda n.º 2 de Benjamin Britten, el cual se abordó sin pausa tras la obra barroca, sirviendo así como muestra de las relaciones entre ambos artistas británicos. La pieza de Britten fue profundamente emocionante, quizás incluso espiritual con esos momentos de tensión muy bien creados por un cuarteto que dominó completamente el fraseo. Momentos destacables fueron, dentro de la Chacony final, el solo de Oriol Prat, muy lírico, potente, muy solista o el dueto tan melancólico de los dos violines hacia el final con un sonido que capta a la perfección el estilo de Britten. Y el final… ¡oh, esos acordes de do mayor tan sentenciadores! Una oda a la masculinidad que no podría venir de otro que del autor de Billy Budd.
La verdad que lo siento por el Cuarteto Cosmos, ya que por su discografía reciente –Influences I, II y III– intuyo que buscan erigirse como un cuarteto versátil. Lo son, pero es que, cuando se trata de música del siglo XX se han convertido en auténticos referentes.
Fotografías: Rafa Martín/CNDM.