Uno de los primeros conciertos para arpa y orquesta más reconocidos fue el de François Adrien Boieldieu de 1795 (publicado cinco años después). El compositor francés escribió también algunas partituras que combinaban el arpa con diversos instrumentos en una producción de cámara. De esta manera abría una línea que autores como Spohr, quien las compuso para su primera esposa, Dorette Schleider, reconocida arpista. Heredero de Gréty, coetáneo de Cherubini y de ascendencia italiana, el concierto de Boieldieu parte de una escritura pianística rococó (predominio de la línea cantable, registro grave superfluo y esquemático) con una estética agradable, a veces previsible. El discurso fluye, sin momentos di bravura, alejado de efectos teatrales y con un predominio del carácter apolíneo. La textura es ligera, transparente y los escasos toques militares son un pretexto para reforzar unos tutti que únicamente encadenan los solos. La orquesta, por tanto, tiene un papel secundario en un patrón eminentemente clásico, a pesar de la abundancia de la tonalidad menor en el segundo y tercer movimientos, enlazados sin solución de continuidad.
El otro concierto, en sol menor Opus 81, recogido en el disco es uno de los cuatro escritos por Elias Parish-Alvars (1808-1849) que también hizo uno para dos arpas -en re menor Opus 91-. El influjo belcantista es evidente, hasta el punto de suscitar comparaciones con las arias de Bellini. En particular, el segundo movimiento. No obstante, la atención hay que centrarla también en los autores como Weber, Mendelssohn y contemporáneos como Field o Moscheles. Su estética pertenece al primer romanticismo -Berlioz lo bautizó como el Liszt del arpa-, se imbuye de un virtuosismo exigente y que marcó una cesura en la escritura para el instrumento. La textura del solista es muy rica y juega con efectos armónicos, progresiones en terceras y sextas, escalas, glissandi, largos trinos encadenados y otros arabescos muestran una orientación más moderna y compleja sin perder una raíz afrancesada, brillante y elegante. La deuda con la obra de Parish-Alvars no se ha saldado y sería urgente plantear una integral sinfónica y, en concreto, de sus conciertos para arpa.
Finalmente, el primero de los conciertos seleccionados es el de Giovanni Battista Viotti (1755-1824). No se trata de una obra escrita para el instrumento sino una adaptación del segundo movimiento del Concierto para piano o clavicémbalo núm.9, que a la vez es una adaptación del Concierto para violín núm. 19 escrito alrededor de 1788. Eran años en que la escritura para arpa no difería significativamente de la pianística, a pesar de la eminente contraposición de técnica en la ejecución. Ternura bucólica, ornamentación clásica en arpegios escalas, trinos y puntuales subrayados de la orquesta configuran elementos del rol solista en un compositor, discípulo de la escuela francesa de violín.