MONTSERRAT CABALLÉ
La soprano nacida en Barcelona se mueve con soltura por el lenguaje belcantista que se desprende de alguna de las páginas de la zarzuela española. La voz que por aquel entonces se mostraba fresca y luminosa, se prodigaba en sus habituales trinos y escalas descendentes, y no menos, en esos perfectos pianos y pianísimos capaces de cortar el aire. "Me llaman la primorosa" es además adornada con una serie de notas picadas, en un control de la emisión sin precedentes, por momentos aliviada y limpia en el agudo, pero capaz de reducir al más sutil filado, marca de la casa. La nítida articulación queda patente en su desbordante versión de "La rosa del azafrán" dicha en un puro andaluz, irresistible en esa "y" ("malhaya") que pocas han sido capaces de pronunciar con corrección. La rarísima versión de "El barberillo de Lavapiés", editada originalmente para Alemania y rescatada para este recopilatorio, está plagada de detalles en el aquilatado fraseo, destacando ese legato en la larga frase "siempre está blanca y clara como la espuma".
JAUME ARAGALL
La voz del tenor Jaime Aragall- Giacomo para los italianos-, es muy probablemente, una de las voces más bellas que ha dado la península en el último siglo. Ese timbre bruñido y solar, sedoso en toda la gama central y aguda, queda sin embargo algo desdibujado en estas piezas en concreto, que sucumben a los defectos sonoros y bajan enteros en la labor de conjunto. "La roca fría del calvario" está articulada y llena de refinadas ligaduras. Muestra en cambio, sonidos altos opacos y carentes de expansión en una grabación poco depurada. La romanza de "El caserío", obra maestra del género, se vuelve de lo más poética a manos del catalán, incluido el destacado diminuendo en "esa tierna y linda flor" que acaba en una smorzatura de hondo calado. "Paxarín, tú que vuelas" ofrece una mayor variedad y aparecen las resonancias etéreas, además de un si natural levemente portamentado y rápidamente corregido que despunta radiante y con metal.
PILAR LORENGAR
Pilar Lorengar participa en el dúo con la mezzo de "El Rey que rabió" (cuyos datos son inexactos) bajo la dirección de un inspirado Ataúlfo Argenta y la Orquesta Nacional de España. El instrumento es carnoso, oscuro y con presencia en grave, si bien la extensión es bastante amplia. "La parranda" le sirve para jugar en ese "¿será?", en un constante cambio del piano al forte y viceversa. Buena prestación asimismo su "Canción del Olvido".
MANUEL AUSENSI
A Ausensi le toca lidiar con una época en la que se mostraba más fatigado y menos grato al oído (su más postrera grabación es de 1993). Tiene esporádicos detalles aquí y allá, como un logrado trino en el suspiro "Ah", continuado con "tú me puedes olvidar" en un pianísimo resultón. Sin embargo, el sonido no termina de fluir con naturalidad, ocasionándole ascensos al agudo desairados y estridentes. Curiosamente el mejor desempeño viene en "La mujer rusa" de principios de los 90 a la que nos hemos referido antes, aunque por momentos descuide la dicción del texto.
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