Glossa edita un extraordinario estuche que recoge la totalidad de las grabaciones que Frans Brüggen y su Orchestra of the Eighteenth Century dedicaron a Mozart en el sello escurialense.
Por Mario Guada
The Mozart Recordings. Música de Wolfgang Amadeus Mozart. Orchestra of the Eighteenth Century | Frans Brüggen. Glossa, 8 CDs [GCD 921121], 1998-2014 [2015]. T.T.: 472:02.
La desaparición de Frans Brüggen dejó el panorama de la llamada música antigua o histórica casi huérfana, pues con él se iba uno de los directores que más ha hecho por el redescubrimiento de autores, obras y repertorios ignotos y que más ha defendido e impulsado la interpretación con criterios históricos, a la que hoy se le debe tantísimo. Su importancia, si bien es vista hoy día desde el prisma que merece, será únicamente puesta en el lugar que lícitamente merece con el paso de los años, situándolo como uno de los grandes maestros de la interpretación musical de todo el siglo XX.
El presente estuche recoge todas las grabaciones realizadas por el director holandés al frente del proyecto de su vida, la Orchestra of the Eighteenth Century, dedicadas a uno de los compositores a los que más atención ha dedicado históricamente: Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791). Se trata de un total de ocho cedés en los que se presentan algunas de las obras más importantes del catálogo compositivo del compositor austríaco. Comienza con dos discos dedicados a la integral de los conciertos para violín, a los que añade su Sinfonía concertante para violín y viola KV 364. El solista en esta ocasión es el excelso violinista Thomas Zehetmair, que brinda unas versiones magistrales, repletas de equilibrio, brillantez y elegancia. El tercer cedé está dedicado a una suerte de arias compuestas en su momento para Aloysia Weber, que Cyndia Sieden nos regala con una línea de canto sutil y realmente deslumbrante, sin aspavientos ni planteamientos vacuos. La música para trompa es la protagonista del cuatro registro, en la que se interpreta su célebre Concierto para trompa KV 447, además de una selección de sus 12 Dúos para trompas KV 487, la humorística pero brillante Ein musikalischer Spass KV 522, además del Quinteto para trompa, violín, 2 violas y bajo KV 407. Teunis van der Zwart y Erwin Wieringa hacen un trabajo monumental en las trompas naturales, a los que se suma una pléyade de instrumentistas de primer orden. El quinto cedé presenta una extraordinaria versión del Concierto para clarinete KV 622, firmada por el gran Eric Hoperich, que es sin duda una de las versiones referenciales que existen en la actualidad. Se le suman el Adagio para 2 clarinetes y 3 corni di bassetto KV 411 –sencillamente extraordinario– y una breve selección de La clemenza di Tito, contando con la magnífica presencia de Joyce di Donato, que está aquí clarividente en su canto. Los cedés sexto y séptimo están dedicados a su impecable versión de las tres últimas sinfonías mozartianas –un registro que aún salió por separado recientemente–, sin duda una de las más diáfanas y superlativas de cuantas se puedan escuchar, tanto con criterios históricos como sin ellos. Cierra el estuche un octavo registro dedicado, como no podía ser de otra manera, al Requiem KV 626, que se complementa con otra versión del Adagio para 2 clarinetes y 3 corni di bassetto KV 411 y su fascinante Maurerische Trauermusik KV 477. Su Requiem, aun sin contar con los mejores solistas vocales posibles, se convierte en el más bello epílogo posible a una recopilación como esta. La visión de esta obra casi póstuma del genio salzburgués resulta impresionante. Pocas veces habrán escuchado un balance y una claridad de líneas tan apabullante como en la lectura de Brüggen.
Desde luego, si Glossa se mostró absolutamente brillante cuando fichó a Brüggen y su orquesta en exclusiva para comenzar a grabar hace ya casi dos décadas, no lo ha estado menos al editar esta extraordinaria recopilación, que supone el mejor testamento mozartiano, pero también a la figura de Brüggen que se puede concebir. Este Mozart hará la versión de los apasionados de su música, porque personalmente estoy convencido de que el historicismo hizo muchísimo por el repertorio del Clasicismo e incluso el Romanticismo, mostrando una manera de concebir e interpretar estos repertorios absolutamente luminosa, como cuando se le quita la pátina de polvo a una obra de arte y se descubre su realidad. Y si el historicismo pulió las obras maestras, Brüggen fue la mano que extrajo aún más si cabe su esencia perdida por el paso de los años. Si suman a este Mozart, su Beethoven, Chopin o Mendelssohn –también disponibles en Glossa–, descubrirán una figura trascendental en la manera de concebir los repertorios de los siglos XVIII y XIX de una manera apabullante y pocas veces escuchadas en la actualidad. Estas grabaciones, tan perfectas y fascinantes a pesar de estar realizadas en directo, son la mejor ejemplificación posible hacia el historicismo bien entendido, con talento, musicalidad, respeto y sin histerias.
Compartir
Aviso: el comentario no será publicado hasta que no sea validado.