William Christie y Les Arts Florissants ofrecen su versión de la ópera Parténope de Haendel en el Teatro Colón de La Coruña dentro de la Programación lírica coruñesa.
Mi reino por un amante (fiel, a ser posible)
Por Julián Carrillo Sanz | @Quetzal007
La Coruña, 2-X-2021. Teatro Colón. Parténope de Haendel. Solistas ganadores de la X edición de Jardin des Voix, Academia para Jóvenes Cantantes de Les Arts Florissants. Reparto: Parténope, Ana Vieira Leite, soprano; Rosmira/Eurimene, Helen Charlston, mezzosoprano; Arsace, Hugh Cutting, contratenor; Armindo, Alberto Miguélez Rouco, contratenor; Emilio, Jakob Lawrence, tenor; Ormonte, Matthieu Walenddzic, barítono. Dirección musical, William Christie. Dirección de escena, Sophie Daneman. Diseño de escenario y vestuario, Jean-Luc Taillefert. Coreografía, Christophe García. Co-dirección de la academia, William Christie y Paul Agnew. Orquesta, Les Arts Florissants.
Estrenada en 1730 en el King’s Theatre de Londres y escrita sobre un libreto anónimo basado en el que escribió en 1699 Silvio Stampiglia, Parténope se sitúa en los años centrales del doble decenio en que Haendel ejerció su dominio sobre la ópera londinense. Se trata de obra con una estructura muy similar a la de la ópera seria, pero que trata con humor los problemas y dudas amorosas y de gobierno por parte de Parténope –que, dado el estatus de la protagonista como mítica reina fundadora de Nápoles, venían a ser las mismas-. A lo largo de toda la obra, sus reacciones ante las estrategias de tres pretendientes –y por tanto aspirantes a su trono- se traducen, por obra de la música de Haendel, en una grata combinación de placer para los oídos y chispeante jovialidad para la mente de los espectadores.
La Royal Academy of Music rechazó Parténope en 1726 por este carácter «frívolo», al que se sumaba la extensión de los recitativos; sin embargo, estas características aportan una a la obra una mayor fluidez dramática que aumenta su interés tanto musical como teatral, pues sus arias da capo son más cortas que las de la ópera seria. Esta es la base de la que parte la función que, en gira por Europa, se representó el sábado en el Teatro Colón de A Coruña.
El diseño de escenario parte del espacio libre alrededor de la orquesta, con unas plataformas estratégicamente situadas y apenas unos pocos elementos de atrezo con los que se juega simbólicamente para dar un contexto visual al libreto –y que no describiré para no destripar su efecto teatral-. Esto permite desarrollar la ágil coreografía de Christophe Garcia, con un movimiento lleno de dinamismo de los actores-cantantes. La juventud, energía y entrega de estos se unen a la experiencia y sabiduría de William Christie para desarrollar una representación que fluye libremente y se ve y escucha con un interés que va más allá del mero agrado. Por su parte, Sophie Daneman ha hecho un gran trabajo en la dirección de actores tanto en gestualidad facial como corporal.
El elenco de cantantes es de una gran calidad media, destacando la labor de los contratenores, Hugh Cutting y Alberto Miguélez Rouco y la de soprano, Ana Vieira Leite. Esta fue ganando presencia y seguridad a lo largo de la función, dando adecuada voz y vida a Parténope, tanto en recitativos como en sus arias. Especialmente brillantes estuvieron en sus respectivos papeles Cutting y Miguélez. Este compuso un Armindo tímido y enamorado con una capacidad de expresión realmente conmovedora tanto en la parte actoral como, muy especialmente, en la vocal. Cutting expresó muy bien la dualidad de Arsace, desde el cínico pretendiente al trono de Parténope al muchacho realmente enamorado de Rosmira.
Helene Charlston encarnó una Rosmira/Eurimene admirable desde el punto de vista dramático. En lo vocal, expresa adecuadamente el personaje, habiendo momentos en los que su emisión, un tanto abierta en el registro medio y grave, incluso favorece el dramatismo del momento. Jacob Lawrence y Mathieu Walendzik cumplieron ampliamente sus respectivos papeles como Emilio y Ormonte.
Descubrir a estas alturas la maestría de William Christie al frente de Les Arts Florissants en el repertorio Barroco sería como decir que se acaba de crear la receta de las sopas de ajo. La calidad e empaste de su sonido son un soporte de primerísima clase para la representación y canto de la obra. La capacidad de concertación de Christie quedó mostrada en cada entrada de dúos o tríos y de manera especial en los concertantes con los que acaban primer y tercer acto.
Mención aparte merecen el continuo de David Simpson al chelo, Joseph Carver al contrabajo y Florian Carré al clave, aunque a este último le faltara algo más de presencia en la mayoría de sus intervenciones. También fueron de destacar las de los solistas, desde el concertino Emmanuel Resche a la trompeta de Julia Boucaut, pasando por la flauta de Charles Zebley y las trompas de Nicolas Chedmail y Philippe Bord.
Fotos: Amigos de la Ópera de La Coruña
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