El Cuarteto Casals ofreció una versión para cuarteto de cuerda del célebre Arte de la fuga de Johann Sebastian Bach, dentro de la programación del Centro Nacional de Difusión Musical
Bach en el eje de abscisas
Por David Santana | @DSantanaHL
Madrid, 11-I-2024, Auditorio Nacional de Música. Liceo de Cámara XXI, CNDM. El arte de la fuga, BWV 1080 de J.S. Bach. Cuarteto Casals: Abel Tomàs y Vera Martínez [violines], Jonathan Brown [viola], Arnau Tomàs [violonchelo].
Comienza el 2024 el Liceo de Cámara XXI con una propuesta un tanto intelectual o, al menos, alejada de la idea de «concierto público» tal y como comenta Luis Gago en unas impecables notas al programa, siguiendo el espíritu musicológico y, en parte, didáctico del pasado concierto del Cuarteto Casals.
El arte de la fuga es un título que prácticamente todo el mundo conoce sin haberlo necesariamente escuchado, puesto que su fama como tratado supremo del contrapunto le precede. Bueno, eso y que todo el que ha pasado por un conservatorio ha tenido que, al menos, echarle una ojeada para comprender que es eso de «resolver bien las disonancias».
Y es que, de eso va El arte de la fuga. Es un tratado que nos enseña cómo se deben entretejer los distintos motivos para que, dentro del caos que es la polifonía a cuatro voces, impere un orden supremo. La creación es compleja, complejísima, la escucha, sin embargo, resulta mucho más sencilla, aunque no necesariamente sea la más entretenida, el público del Liceo de Cámara XXI aguanta suficientemente el arte más intelectual, como demostró una sala de cámara prácticamente llena.
El Cuarteto Casals llega, además con un repertorio bien trabajado que ya hemos podido escuchar en un CD publicado por el sello discográfico Harmonia Mundi en junio de 2023. Aunque, definitivamente, el directo sigue teniendo esa magia. En éste se da esa volatilidad que hace al oyente perseguir al sujeto a través de la fuga en un laberinto que siempre se queda corto, pues cuando uno se quiere dar cuenta ya está ejecutando el cuarteto la cadencia final.
Siguiendo con el símil del laberinto, la versión para cuarteto de cuerda, eleva la complejidad a una suerte de tercera dimensión. La primera es la horizontal, la melodía, la cual se acentúa en el formato camerístico en detrimento de la dimensión vertical, la armónica, sin embargo, el cuarteto Casals, logra un cierto equilibrio gracias a su capacidad para fundir su sonido y pasar rápidamente de una textura contrapuntística a otra coral. En este aspecto fueron excelentes el Contrapunctus V, el coral «Vor deinen Thron tret’ ich» y la Fantasía a cuatro voces de Purcell que ofrecieron como propina.
La tercera dimensión que añade la versión para cuarteto de cuerda la conforma el color. Timbre, matices y articulación permiten que cada línea tenga un sonido propio. En este aspecto destacaron las cánones a dúo en los que la delicadeza y puntillismo de Jonathan Brown sobresalió notablemente. El Canon alla decima in contrapunto alla terza que interpretó junto con Vera Martínez fue una oda al refinamiento, con armonías absolutamente exquisitas en una pieza de difícil afinación.
Arnau Tomàs destacó en las líneas más eléctricas para el bajo, como es el caso del Contrapunctus IX, manteniéndose ágil y mecánico en los acompañamientos, creando así un excelente telón de fondo.
Finalmente, Abel Tomàs mostró un sonido potente y con proyección, sin perder ese cierto liderazgo a pesar de lo ecuánime de las voces en la textura contrapuntística de la fuga. En esta ocasión fue especialmente reseñable la calidad de sus notas más agudas.
Un concierto muy correcto y elegante para comenzar el año y una excelente forma para promocionar el excelente trabajo que el Cuarteto Casals ha realizado con un repertorio peculiar del que, sin ningún tipo de dudas, han sabido destilar todo el arte que esconde la fuga.
Fotografías: Elvira Megías/CNDM.
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