Por Giuliana Dal Piaz
Toronto. 13-XII-2019. Jeanne Lamon Hall, Trinity St. Paul’s Centre. Obras de Heinrich Schütz (1585-1672), Johann Hermann Schein (1586-1630), Hans Leo Haßler (1564-1612). Concepto y dirección: David Fallis. Michelle DeBoer [soprano], Katherine Hill [soprano; el Ángel], Paul Jenkins [órgano y clavecín], Cory Knight [tenor], Esteban La Rotta [tiorba], Alison Melville [flauta], John Pepper [bajo], Laura Pudwell [mezzosoprano]. Solistas invitados: Charles Daniels [tenor, Evangelista], Joel Allison [bajo-barítono, Herodes], Rebecca Claborn [mezzosoprano], Bud Roach [tenor]. Instrumentistas invitados: Étienne Asselin, Alexandra Opsahi [corneto], Dominic Teresi [corneto], Colin Savage [corneto], Peter Christensen, Catherine Motuz [sacabuche], Lucas Harris [tiorba], Margaret Little, Rosamund Morley [viola da gamba], Patricia Ahern, Christina Zacharias [violín], Joëlle Morton [violone].
The Toronto Consort, el ensemble que se dedica a preservar y ejecutar música medieval, renacentista y del barroco temprano, concluye sus interpretaciones del año con un concierto especialmente hermoso e interesante, dominado por la obra del músico alemán Heinrich Schütz, quien aún retirado de la actividad oficial de Kapellmeister en la corte del príncipe Johann Georg II de Sajonia, sigue componiendo e influenciando poderosamente a sus compatriotas.
Estructurado en dos partes, el concierto ve en la primera parte una serie de piezas que se reflejan y desdoblan la una con la otra: Lobet den Herrn (Alabad al Señor), de las Sinfonía sacra II, SWV 350, de Schütz; Verbum caro factum est (el Verbo se hizo carne) –en latín– , de las Cantiones Sacrae de Schein; Quem vidistis, pastores? - en latín – concierto sacro n. 3 por Haßler; Auf dem Gebirge (Sobre la montaña), desde la ‘Geisliche Cor-Musik’ op. 11, SWV 396, por Schütz; a las cuales siguen y se contraponen otro Quem vidistis pastores?, pero desde las ‘Cantiones Sacrae’ por Johann Hermann Schein; y Das Wort ward Fleisch (el Verbo se hizo carne), de nuevo obra de Schütz; y el Alleluja! Lobet den Herrn, del propio Schütz.
La segunda parte del concierto está totalmente dedicada a la Historia de la Natividad [Historia der Geburt Jesu Christi, SWV 435], muy parecida a un oratorio, que el ya sectuagenario Schütz compone de manera increíblemente moderna para su época: alumno por cuatro años en Venecia de Giovanni Gabrieli, y también inspirado por las óperas de Monteverdi conocidas directamente, concibe el cuento de la Natividad como –diríamos hoy en día– una «ópera en concierto». Introduce en lengua alemana el nuevo «estilo recitativo» italiano, también llamado «monodía dramática», gracias al cual cada frase adquiere un color y un relieve específico. Contrapone a dos grupos de concertistas y cantantes, que denomina «coros», a uno de ellos perteneciendo el Evangelista mientras que forman parte del otro coro los cantantes que interpretan, uno tras otro, a los personajes del cuento, el Ángel, los Pastores, los Santos Reyes, el gran Sacerdote y los Escribas, Herodes. Para cada uno de los segmentos, en los que se articula la Historia, que llama intermedium como en los melodramas italianos, lo mismo que para cada personaje, individua un tipo preciso de instrumento: el recitativo del Evangelista siempre está acompañado por el sonido profundo del órgano (lo tocó David Fallis), comentan y acompañan el canto del Ángel flautas y violines, las flautas comentan el canto de los Pastores, violines, tiorbas y fagot el canto de los Reyes, órgano y trombones el de los Escribas, los cuernos regales el del rey Herodes. Para el texto, Schütz utiliza la versión alemana de los Evangelios, en particular los de Lucas y Marcos.
Es un hecho curioso que se presente en la Dresda luterana en 1660, pocos años después de la conclusión de la Guerra de los Treinta años, de hecho una guerra de religión entre luteranos y católicos, que había asolado a Europa y dejado a Alemania desolada y fragmentada. Gracias al mecenazgo del Elector de Sajonia, luterano que las fuentes católicas no amedrentaban, la fuerza y belleza de la música, de la cultura, simplemente ignoraron el conflicto...
Otra peculiaridad de esta Historia de la Natividad es que Schütz publique en 1664 la partitura del coro al que pertenece el Evangelista, pero deje sólo una versión manuscrita de la del otro coro: existían afortunadamente unas copias antiguas en Leipzig y Berlín, sobre las cuales ha sido posible reconstruir el oratorio completo.
El resultado general de esta Historia de Schütz y de la concertación que de ella ha ofrecido Fallis es musicalmente y teatralmente impactante, gracias también al nivel de los concertistas y de las voces utilizadas: es extraordinario y apasionado el Evangelista del tenor inglés Charles Daniels, suave y melodioso el Ángel de Katherine Hill, hermosa y efectiva la tonalidad oscura que el bajo-barítono canadiense Joel Allison le proporciona al rey Herodes. Muy buenos también los demás cantantes, incluso la soprano Michelle DeBoer, a la que le encanta escucharse y lanzar sus agudos demasiado alto para un canto de grupo...
Último concierto del año en Toronto en el sector de la música de época, representa un auténtico momento mágico para la atmósfera navideña que afecta por igual a creyentes y no creyentes.
Fotografía: Bruce Zinger.
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