Por Fabiana Sans | @fabianasans
Madrid. 16-XI-2018. Auditorio de la Fundación Francisco Giner de los Ríos. Institución Libre de Enseñanza - Escuela de Música Medieval y de Tradición Oral. La lírica románica, espejo de la mujer. Brigitte Lesne [voz, arpa, rota, symphonia y percusión].
Durante años, la musica y la poesía han sido dos ámbitos de sumo interés para el estudio del desarrollo de las emociones y costumbres de la sociedad. La palabra, como el sonido, crean un binomio en el que los seres transitan para expresar libremente sus afectos. El amor, el odio, la pasión, el deseo, la cotidianidad y todo aquello que pueda ser susceptible al relato, fue dado a conocer por aquellos recordados trovadores y troveros, quienes dispuestos a contar historias, recrearon gran parte de la vida en los siglos XII y XIII.
Estas historias, algunas de ellas especificamente las inspiradas en la figura femenina, han sido la base para que la especialista en música medieval Brigitte Lesne concibiera su programa La lírica románica, espejo de mujer. El repertorio, presentado en la Fundación Giner de los Ríos, como colofón de una intensa jornada dedicada a la mujer, organizada por la Institución Libre de Enseñanza a la que pertenece la Escuela de Música Medieval y de Tradición Oral, recrea un recorrido musical que va de Francia a España, pasando por distintas lenguas y cantos según la tradición.
Tres toques de campanas se oyen a lo lejos y estos dan pie a la primera pieza del concierto, el conductus «Ave Nobilis, Venerabilis», propio de la Escuela de Notre Dame. Lesne entona esta alabanza a la Virgen madre, «María, noble, venerable, benéfica compañera de nuestro camino», andando pausadamente hasta el centro del escenario, para tomar el arpa y enlazar con la canción «Amours qui souprent», canto de una mujer enamorada. Estas dos piezas se comportan como contrafacta, perteneciendo la primera al ámbito eclesiástico y la segunda a lo profano.
Continúa la cantante en el escenario rodeada de una rota, una symphonia, campanas, cascabeles y el arpa, instrumento con el que recita el texto en español de la canción «Souvent souspire mon cuer plain d’ire» para posteriormente, cantarlo en francés antiguo, idioma original de la pieza. Es el turno de la symphonia, instrumento con el que entonó dos rondeau: «Amereis mi vous» y «Vous arez la druerie», ambos de profunda carga sensual y pasional en el que la dama se entrega al amor extra marital y es éste el que la hace florecer ante la vida. La primera parte del concierto cierra con el rondeau «Amis y Fi, Mari de votre amour» acompañdo de una procesión por las campanas; este rondeau es una de las pocas piezas del programa con autor, siendo atribuido al trovador Adam de la Halle.
Podemos deducir que, gracias a la propuesta que la artista realiza en la recreación del repertorio, la instrumentación en cada acompañamiento ha sido concebida en base a la condición del texto, puesto que no es casual que, por ejemplo, el arpa asuma el papel de un amor más puro, mientras que la symphonia venga a simbolizar un afecto más desenfado, más pasional.
Prosigue el viaje por Francia gracias a la melodía del motete «Onques N’amai tant com je fui amée», que Lesne interpretó hábilmente con la rota, fusionando una vez más esta pieza con el recitado en español de la siguente obra, la nana de la Virgen, «Dormi, Fili, Dormi», contrafacta de un conductus de Notre Dame de Paris propuesto por la propia artista como recuperación de la pieza. Llama la atención que la cantante se interese en que el público conozca el significado de lo que va a escuchar, recitando cada una de las piezas antes de su interpretación; esto sin duda produce una relación más cercana no solo del intérprete con el público, sino una vinculación afectiva de este con el relato.
Llega el momento de la rota, que la acompaña en la historia de Margot, finalizando la mitad del recorrido con la canción «Trop est mes maris jalous» de Étienne de Meaux, en lengua de oc, e interpretada con symphonia y cascabeles, en la que nos cuenta la historia de desenfreno de una mujer que abiertamente asume que, a pesar de que su marido es celoso y violento, ella es capaz de amar a otros.
Debemos destacar que Brigette Lesne es una de las más importantes especialistas e inetérpretes de la música medieval. La cantante, fundadora del grupo femenino Discantus y directora [junto al flautista Pierre Hamon] del ensemble Alla Francesca, se ha encargado de la transcripción de todas las piezas, a excepción de las canciones sefardíes, conocidas, según nos comenta, gracias a la recopilación de las mismas posterior a la segunda guerra mundial.
La última parte del programa da pie a la canción «Oi, altas ondas que venetz sus la mar», del trovador Raimbaut de Vaqueiras, interpretada con el arpa, pieza de nuevo de la que solo se conserva el texto y de la que Lesne realiza una contrafacta sobre un verso aquitano. Tratamiento similar tuvo la pieza «Estat ai en greu cossirier», de la Contesa de Día, única de todo el programa de una trovadora.
Asimismo, se pudo escuchar la cantiga de amigo «Mandad D’ei comigo» y el canto sefardí «Caminí por altas torres», donde la cantante, ataviada por cascabeles y pandero en mano «deambuló» por la sala interpretando una de las piezas más interesantes de todo el programa. En esta, afloró una voz que dista de la que pudimos apreciar en el resto del concierto, mucho más expresiva y desenfadada, respecto a esa naturalidad con la que estamos acostumbros a escucharla. Finaliza el concierto con el canto sefardí «Noches, noches, buenas noches» interesante e intensa pieza en la que Lesne demostró que un programa correctamente estrcuturado, fluido y entendido desde su concepción es capaz de conquistar hasta al más exigente de los oyentes.
Fotografía: Fundación Giner de los Ríos [Institución Libre de Enseñanza].
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