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Crítica: Recital de Elena Copons en L'Auditori de Barcelona

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Autor: Sílvia Pujalte
2 de marzo de 2015


CABARET


Por Silvia Pujalte
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Barcelona. 26/2/2015. L'Auditori (Sala Tete Montoliu). Elena Copons, soprano. Francisco Poyato, piano. Alba Valldaura, actriz. Susana Bordería, actriz. Obras de Poulenc, Britten, Schönberg, Bolcom, Hahn, Weill, Holländer y Satie.

   La temporada pasada pudimos ver en el Auditorio un espectáculo dedicado a la figura de Pauline Viardot que unía la interpretación de canciones (suyas y de miembros de su círculo) con la lectura dramatizada de una carta que nos presentaba algunos aspectos de la vida de esta compositora, todo ello con una puesta en escena sencilla pero efectiva. Si recuerdo ahora aquel concierto es porque el jueves pasado en la misma sala se volvía a este formato que no sé si podríamos llamar "recital dramatizado de canción". El recital llevaba el nombre de "Cabaret" y sus protagonistas fueron la soprano Elena Copons, el pianista Francisco Poyato y las actrices Alba Valldaura y Susana Borderia.

   Cuando el público llegaba a la sala Tete Montoliu podía elegir entre sentarse en la grada o en una de las mesitas redondas situadas delante, tomando una copa. Estas mesas y el público que las ocupaba formaban en cierto modo parte del espectáculo, al menos como figurantes. Al llegar también te encontrabas con las actrices, la cantante y el pianista (que por una vez no lucían los habituales vestido de noche y traje oscuro) en la barra del bar. A la derecha del piano había un teatro de marionetas que se fue convirtiendo gracias a las actrices en un tocador, una alcoba, el escenario de un sugerido streptease, de sombras chinescas... Todo ello, junto con una iluminación cuidada, nos transportó al espectáculo de variedades que eran el cabaret o el café concierto.
   Las canciones elegidas se correspondían a tres época diferentes: el cambio del siglo XX, con canciones de Satie, Hahn y Schönberg; los años 30 es decir, la época de esplendor del cabaret, con canciones de Weill, Holland, Britten y Poulenc; y los años 80, con una selección de las Cabaret Songs de Bolcom. El conjunto de canciones era atractivo e incluía piezas conocidas por el aficionado, como L'heure exquise, canciones conocidas por prácticamente todo el mundo, como Ich bin von Kopf bis Fuß auf Liebe eingestellt, popularizada por Marlene Dietrich en la película "El ángel azul" o canciones poco habituales como la divertida Der genügsame Liebhaber.


   Elena Copons es una cantante muy adecuada para este repertorio por su voz flexible y de timbre carnoso, por su expresividad y por sus dotes de actriz que la llevaron a implicarse mucho y bien en las actuaciones de sus compañeras. Cantó con soltura e intención las canciones más ligeras, como Tell me tiene truth about love de Britten y con sentimiento las desgarradas canciones de Weill, Nannas Lied y Je ne t'aime pas. El nivel fue alto en general y estas dos canciones fueron, desde el punto de vista musical, lo mejor de la velada. Las actuaciones teatrales o, mejor dicho, su interacción con las musicales, fueron irregulares; funcionaron mejor fue cuando fueron capaces de transmitir lo que decía la canción porque, una vez más, no disponíamos de los textos. Así, el mejor número, en conjunto, fue uno de los Brettl Lieder de Schönberg, Der genügsame Liebhaber. En esta canción un hombre, calvo, habla del gato de su amante; a la chica le gusta tanto acariciar el suave pelo del gato que para que ella le haga caso él deja que el gato se enrosque sobre su calva. Como se podrán imaginar, un encantador gato, una ingeniosa marioneta hecha con una boa, se paseó amorosamente por tantas calvas como encontró, incluida la del pianista. Que Francisco Poyato es muy buen pianista lo sabíamos, que comunica muy bien con el público, también; que toque tranquilamente el piano con un gato acariciándole y cante de vez en cuando lo descubrimos ese día.
   La repetición de esta canción de Schönberg y de Je te veux, de Satie, con varias parejas del público bailando, cerraron este recital diferente.

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