Por Raúl Chamorro Mena
Temporada OCNE. Madrid, Auditorio Nacional de Música. 7-2-2014. Obras de Johannes Brahms y Richard Strauss. Rudolf Buchbinder, piano. Director musical: Juanjo Mena.
A veces el devenir de las programaciones nos depara interpretaciones casi coincidentes en tiempo y lugar de algunas obras. Si hace menos de un mes la London Philarmonic Orchestra con su titular Vladimir Jurowski al frente y la pianista Yulianna Avdeeva interpretaban el Concierto nº 1 para piano y orquesta de Brahms, volvía esta magnífica pieza al Auditorio Nacional, esta vez en la temporada de la Orquesta y Coro Nacionales de España con el reputado pianista alemán Rudolf Buchbinder (primer pianista nombrado residente de la Staatskapelle de Dresde) y bajo la dirección de Juanjo Mena, una de las batutas españolas actuales con mejor trayectoria internacional. Director titular de la BBC Philarmonic Orchestra einvitado por las más afamadas formaciones, incluidas las norteamericanas más punteras (New York Philarmonic, Cleveland Orchestra, Chicago Symphony, Boston Symphony...) firmó una labor muy apreciable, rigurosa, entregada y cabal. El sensacional primer movimiento de este genial concierto, un imponente Maestoso fue perfectamente expuesto con un sonido denso, sombreado y compacto. Una magnífica articulación que expresó toda la solemnidad de la pieza y su riqueza temática. Poderoso, brillante y con mordiente el sonido de Rudolf Buchbinder, con un fraseo aquilatado y buscando siempre la expresión acompañado siempre de una intensa gesticulación con la que abordó con determinación y enorme seguridad los abundantes pasajes agitados de este primer movimiento. En magnífico contraste, la placidez se apoderó del piano en el segundo, en el que dialogó amable y reposado con la orquesta, aunque un tanto falto de hondura y sentido poético para volver, frenético, desbocado en el rondó final. Una interpretación de gran solidez y respaldo técnico, sin el sello del genio, ni lograr ese punto de trascendencia y emoción, pero sí conun indudable oficio y autenticidad.
La inagotable inspiración como orquestador de Richard Strauss está generosamente presente en Eine Alpensinfonie (Sinfonía Alpina), uno de sus grandes poemas sinfónicos y en el que plasma su inmenso amor por los Alpes Bávaros. Mena construyó con solvencia y buen sentido del mando al frente de una orquesta en buen momento y que sonó con músculo, compacta, poderosa, equilibrada en todas sus secciones, aunque aún le falte un plus, especialmente en cuanto refinamiento tímbrico y claridad en las texturas, lo que se pone de manifiesto a la hora de abordar una obra de esta dimensión, monumento de la musica descriptiva. Sin renunciar a los detalles, con una cuerda dúctil y capaz de apreciables dinámicas, el músico vitoriano fue desgranandolos motivos: La noche, el amanecer (magnífico el crescendo), el bosque, los pastos, la llegada a la cima, la niebla, la tormenta... que tan fascinantemente describe la orquestación del genio straussiano. Una interpretación de gran coherencia que aunó de manera eficaz, rigor musical, seriedad, expresividad, contrastes y sentido narrativo, que certifica tanto la trayectoria como el buen momento de esta buena batuta nacional, que como suele ocurrir demasiadas veces, está desarrollando la mayor parte de su carrera en el extranjero.
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