Por Raúl Chamorro Mena.
La Atlántida (Manuel de Falla/Ernesto Halffter). Versión de Lucerna 1976. Temporada OCNE, Auditorio Nacional de Música. 31-1-2014. María Espada (Reina Isabel), Lidia Vinyes Curtis (Pirene), José Antonio López (Corifeo), Francisco Vas, Joan Martín Royo, Mikeldi Atxalandabaso y otros solistas. Escolanía del Sagrado Corazón de Rosales. Corto de RTVE. Coro y Orquesta Nacional de España. Director: Josep Pons.
La Atlántida, cantata escénica basada en el poema de Jacint Verdaguer, es una obra muy ambiciosa y monumental que ocupó 20 años de la vida de Manuel de Falla sin que llegara nunca a terminarla. Por ello, ejerce esa fascinación propia de las obras inacabadas, que han sido "caballos de batalla" u obsesiones de un creador, sin que éste lograra el triunfo dándoles el correspondiente remate. Esa fascinación, no obstante, no termina de contrarrestar el hecho innegable de que estamos ante una de las obras menos populares de Falla, entre otras cosas porque en ella no aparecen esos momentos afines al folklore popular y que tanto espera el púbico, como ocurre en El sombrero de tres picos, El amor brujo o La vida breve.
Ciertamente, estamos ante una composición irregular y a ello contribuye la encomiable aportación de Ernesto Halffter, que concluyó y revisó la obra, pero que no terminó de armonizar y ofrecer un producto rematado y compacto. Sin embargo, son indudables los momentos de gran calidad y brillantez junto a otros más irregulares.
Impecable la concertación y construcción musical por parte de Josep Pons, director honorario de la Orquesta Nacional y que afirma sentir devoción por esta partitura, luciendo principalmente en los momentos delicados, íntimos y místicos de la partitura frente a los más aparatosos y épicos. Buena prestación de la orquesta destacando una magnífica cuerda de sonido empastado, redondo y brillante, que ofreció un estupendo rango dinámico. Sin embargo, los metales resultaron en algunos momentos un punto invasivos y sin terminar de fundir con el resto de la agrupación. Muy solvente la interpretación del coro de la ONE, reforzado con el de RTVE, así como las voces blancas de la Escolanía del Sagrado Corazón de Rosales.
Entre los solistas vocales, Lidia Vinyes Curtis resultó gris en la magnífica aria de Pirene, un momento bellísimo, delicado, en el que brilló el sensible acompañamiento de Pons. La cantante barcelonesa se mostró fría y nerviosa, de timbre opaco, sin colocación, apoyo ni proyección. El corifeo de José Antonio López fue más bien tonante y tosco, además de gutural, hueco y muy esforzado de emisión. Por encima de todos, destacó María Espada que escanció su clase y elegancia en otro de los mejores momentos de la partitura "El sueño de Isabel". Su material vocal es modesto en cuanto a potencia, robustez, riqueza armónica y extensión, pero impecablemente proyectado, colocado sul fiato y, sobre todo, manejado con una inteligencia y profesionalidad descollantes. Con un fraseo elegante, sensible y musicalísimo junto al cuidadísimo, detallista y cuasi camerítisco acompañamiento orquestal, creó el mejor momento de todo el concierto. Todo un ejemplo de cantante consciente del instrumento vocal con el que cuenta y que lleva una carrera perfectamente medida con gran inteligencia y seriedad.
Para finalizar y con ánimo siempre fraternal y lejos de pretender crear polémicas, no está de más reproducir estas frases del texto de la magna obra inmediatamente anteriores a "La nit suprema", estupendo coro que pone broche a la obra. Unas frases que resultan tan a propósito a algunos de los temás de más actualidad en nuestro pais: "Los hijos de la iberia, los marineros llenos de fe, de fuerza y de valor, unidos en fraternal avenencia el castellano, el hijo de Cataluña, el gallego, el andaluz con el cantabro, rezan humildes a la estrella del Mar".
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