EN EL CAMINO
18/01/14 Madrid. Auditorio Nacional. Ciclo Sinfónico de la Orquesta Nacional de España. Obras de Berlioz, Dvorák y Saint-Saëns. Orquesta Nacional de España. Veronika Erbele, violín. Daniel Oyarzábal, órgano. Miguel Harth-Bedoya, director.
Resulta cuanto menos curioso encontrar en la programación de la Orquesta Nacional de España dos conciertos seguidos con sendos aspirantes a su titularidad hace apenas un año. Finalmente fue David Afkham el elegido y tras su triunfal Titán mahleriana le tocaba el turno al peruano Miguel Harth-Bedoya, con el listón realmente alto. En el programa Berlioz y Saint-Saëns, de evidente sintonía, pasando por el Concierto para violín de Dvorák a cargo de la joven intérprete alemana Veronika Erbele.
Sin menospreciar u obviar toda la belleza que este concierto para violín encierra, no encontró Dvorák en la forma de concierto su mayor expresión (hermosísimo el concierto para cello nº 2 y prácticamente olvidados tanto el primero para el mismo instrumento como el de piano) y sin embargo presenta una factura melódica, un juego de contrastes y estímulos nacionalistas intachables, más aún en las manos de una sensible violinista como Erbele, que a sus 24 años se postula como digna sucesora de toda una línea de afamadas intérpretes: Steinbacher, Hahn, Fischer, Batiashvili... por descontado Mutter, claro está, pero ella ya son palabras superiores.
Se quejó ante Dvorák en su día Joseph Joachim, célebre violinista para quien en un principio el compositor escribió la obra aunque finalmente nunca llegara a tocarlo, de que la orquesta llegaba a resultar demasiado densa por momentos y, aunque se realizaron algunos cambios en la partitura, se dió buena cuenta de ello en el Auditorio Nacional con una dirección de Harth-Bedoya un tanto apelmazada, falta de lirismo llegado el final del segundo movimiento y que hizo quedar pequeño en ocasiones al violín de Erbele, que por otro lado sonó, aunque no persiguiendo el sonido más pulcro, sí agraciado, de sensitiva línea y entrega.
Aplausos tras la interpretación que hubieran terminado en propina si Erbele hubiera querido, de hecho un servidor ha presenciado propinas de los llamados "grandes" por mucho menos, eso sí, previo acuerdo con los organizadores.