Mutter, que reciéntemente ha comentado su ilusión por que John Williams componga una pieza para ella aunque éste la rehuya, siempre ha sido una gran defensora de la música contemporánea, siendo complice del estreno de múltiples y variadas piezas, con músicas tan diferentes que van desde Gubaidulina con In tempus praenses hasta el Tango song and dance de su exmarido Previn; ¿quién más hubiera celebrado sus 35 años de carrera grabando prèmieres de Rihm y Currier, creadas ex profeso para sus manos?
De Currier precisamente, tras veinte años de feliz relación artística - no sólo encargando obras para ella (Aftersong), sino también para otros a través de su Fundación (Links, Book of hours, Aerialism) -, es la obra presentada por vez primera en nuestro país: Ringtone variations, con la intervención del contrabajista eslovaco Roman Patkolo, junto a quien Mutter gusta dar a conocer los dúos compuestos para ella, ya sean de Rihm, Penderecki o Previn, como así ha ocurrido en los últimos años.
Currier, que siempre se ha sentido atraído por el mundo tecnológico que le rodea para escribir sus composiciones, encuentra en los tonos de llamada de un teléfono la inspiración necesaria para crear estas variaciones, que en sus propias palabras "tienen algo que ver con un conjunto de variaciones barrocas, como un passacaglia o una chaconne. Sólo que en este caso, en lugar de estar basadas en una línea de bajos o en una serie de acordes, lo están en simples tonos de llamada".
La obra comienza con un pulso nervioso y alcanza su momento más pausado hacia la mitad de la pieza, con una conversación muy lírica entre violín y contrabajo, para volver a un excitante contrapunto hasta el final de la misma. Currier, presente en la sala, esperaba que pudiera ser ententida y afirmaba que si sonara un móvil durante la representación, este encajaría a la perfección. Pues bien, todo tuvo ocasión de comprobarlo. El sonido del móvil no terminó de cuadrar, aunque su pieza sí que fue bien recibida por el público asistente.
Con esa mirada en el barroco, se escuchó como contraposición y a continuación la siguiente obra. Sobre Corelli versará la pieza para violín solo que Mutter estrenará en diciembre y que ha encargado a Penderecki, mientras tanto y en esta velada, nos deleitó con unas variaciones anteriores, las del austríaco Fritz Kreisler, en una vívida escritura para violín, sin duda gratificada por el virtuosismo del propio autor como eminente violinista. Acompañada con mimo ya por Lambert Orkis al piano, su partenaire sobre el escenario durante tantos años, Mutter, con gran manejo del spiccato, no tuvo problema alguno con la partitura, dotándola de inusitada vivacidad en cada compás.