La Voz de Asturias (Martes, 12/1/11)
LA GALA SE VISTIÓ DE NUCCI
La V Gala de Entrega de los Premios Líricos Teatro Campoamor tuvo como principal protagonista al magistral barítono italiano Leo Nucci, un auténtico mito viviente del mundo de la lírica que, tras sus más de 40 años de carrera, sigue asombrando a propios y extraños por su inmensa capacidad artística. La velada, diseñada por Lluis Pascual (Que también escribió el guión junto a Enrique Viana) con mano maestra, siguió la línea ascendente marcada por años anteriores, gracias a una mezcla de elegancia, creatividad, frescura y una puesta en escena valiente que, gracias al talento de Borja Quiza y Enrique Viana, que actuaron como maestros de ceremonias, logró meterse al público en el bolsillo haciéndole cantar, y muy bien, durante toda la noche. Y eso que la función tardó algo en arrancar, debido a un guión incómodo y bastante arriesgado que optó por solicitar la continua colaboración de los asistentes, una idea que Viana llevó a buen puerto gracias a su gran talento, pero que también podía haber salido mal sino se hubiera contado con un artista de sus cualidades. El trabajo del tenor resultó admirable, no sólo porque parece poseer un don innato para la comedia, sino porque realizó una labor de presentación dificilísima, con tal naturalidad que dotó a la función de una fluidez placentera, de sana comicidad. A su lado estuvo Borja Quiza, que recibió el galardón como mejor cantante de zarzuela. Quiza resolvió con más recursos que brillantez las dificultades de la conocida "Largo al factotum" , de "El barbero de Sevilla" de Rossini, demostrando poseer unas cualidades vocales de verdadero interés, que no hicieron olvidar que lo más llamativo de su trabajo fue su participación cómica a lo largo de la función. En esto estuvo realmente espléndido. Por supuesto, la Gala tuvo otro de sus principales alicientes en el tenor tinerfeño Celso Albelo que, un tanto sorprendentemente, recogió su premio en calidad de Cantante revelación, cuando todo el mundo sabe que estamos ante un artista de una cierta trayectoria, llamado a marcar la pauta en los principales teatros del mundo en los papeles de lírico ligero. Albelo y Nucci ofrecieron uno de los momentos estelares de la noche cuando interpretaron el "duetto" "La donna é un animale stravagante" de "L'elisir d'amore" de Donizetti, cuando todavía no nos habíamos recuperado de la genial interpretación que Nucci realizó del "Mal per me che m'affidai" de "Macbeth" de Verdi, o del conocidísimo "Cortigiani" de Rigoletto , cantado con tal veracidad dramática y plenitud sonora que incluso la expresividad de la Oviedo Filarmonía pareció palidecer. En general, la orquesta estuvo acertada durante toda la velada, sobre todo si tenemos en cuenta las dificultades para montar un espectáculo de este tipo, en el que las grandes figuras de la lírica llegan en el último momento, sin posibilitar demasiados ensayos. Marzio Conti, fulgurante nuevo director titular de la orquesta, dejó una buena impresión de su trabajo desde el comienzo de la noche, con una Obertura de Le nozze di Figaro de Mozart enérgica, llena de encanto y plasticidad.
A pesar de todo, durante la función se dieron puntuales problemas de afinación y ductilidad que a buen seguro director y orquesta engrasarán y pondrán a punto a lo largo de su relación artística. Bajo la batuta de Andrea Marcon, otro de los premiados (Dirección musical), la sonoridad del conjunto cambió por completo con tinte "historicista", para obtener una atractiva versión de la obertura de "El rapto en el serrallo" de Mozart. El Coro Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo, que aportó color y frescura en escena, interpretó con gusto el Coro de costureras de "El barberillo de Lavapiés" de Barbieri, por cierto, calificado de misógino por Enrique Viana. En realidad, fue muy curiosa la relación que se estableció entre el espectáculo y el género femenino, ya sea a través del citado coro, de las óperas propuestas, de los fragmentos líricos o la caracterización de los propios presentadores. El elenco de galardonados se completó con la notable soprano sueca Nina Stemme, que recogió el premio como Cantante femenina de ópera. Finalmente, el Campoamor ovacionó a José Van Dam tras su interpretación de la conocida "Aria del catálogo" del "Don Giovanni" de Mozart. El artista belga recogía el Premio especial a toda una carrera. El espectáculo concluyó magistralmente, con los artistas y el público cantado a la vez, exaltando la volubilidad del género femenino con el aria "La donna é mobile" , de la ópera "Rigoletto" de Verdi. Un final brillante para una edición destacadísima.
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