Por Fabiana Sans Arcílagos | @fabianasans
Madrid. 10-XI-2020. Basílica Pontificia de San Miguel. FIAS 2020 [XXX Festival Internacional de Arte Sacro de la Comunidad de Madrid]. Le chant de leschiquier: las canciones de Binchois & Dufay en el «Buxheim Codex». Obras de Guillaume Dufay, Gilles Binchois, Bartolome Bruolo, Johannes Bedyngham, John Dunstaple y anónimos. Tasto Solo: Guillermo Pérez [organetto y dirección artística], David Cataluña [clavisimbalum de martillos], Bérengère Sardin [arpa gótica], Pau Marcos [fídula], Anne-Kathryn Olsen [soprano].
No es un secreto la convulsión en la que vivimos, ni la agonizante situación en la que se encuentran muchos sectores no solo en nuestro país sino en todo el mundo, a causa de la pandemia que hemos tenido que sobrellevar este 2020. A pesar de ello, los rayos de esperanza van apareciendo y la apuesta por la reorganización de la cotidianeidad, poco a poco se van construyendo. Uno de esos sectores que, apuesta por una nueva normalidad, es sin duda, la música y por ende afecta a todo el tejido que forma parte de esta industria, acompañados de la voluntad de los gestores y programadores que demuestran con cada espectáculo que, la cultura es segura. Y es que no debemos dejar de recordar la entereza con la que Pepe Mompeán, asesor de música de la Comunidad de Madrid, ha sorteado todo tipo de problemas para retomar uno de los primeros festivales que se tuvieron que suspender el pasado mes de marzo, el FIAS [Festival Internacional de Arte Sacro], apostando por la música, los músicos y el respeto a las nuevas normas de convivencia que el público y artistas cumplen de manera totalmente cabal. Tampoco podemos olvidar y agradecer, a Juan Ramón García-Morato Soto, rector de la Basílica Pontificia de San Miguel, quien ha cedido el recinto para la realización de este, ahora, festival otoñal. Pero tras este breve agradecimiento, y subrayando las buenas prácticas, pasamos a hablar sobre uno de los conciertos ofrecidos en este FIAS otoño, y no es otro que el de Tasto Solo.
Dirigido por el musicólogo y organettista Guillermo Pérez, la agrupación presentó su programa Le chant de leschiquier: las canciones de Binchois & Dufay en el «Buxheim Codex». Este proyecto, concebido sobre las bases de su segunda producción discográfica, editada por Passacaille en 2015, está dedicado, tal como lo describen en las notas al programa, «a los repertorios de tecla de la mitad del siglo XV». El manuscrito alemán en torno al que se desarrolla este trabajo contiene, además, un amplio repertorio de motetes, salmos y canciones, de autores como Guillaume Dufay, Johannes Ciconia, Conrad Paumann y Gilles Binchois, y un vasto grueso de obras anónimas. No obstante, la propuesta que aquí se presenta es el resultado de una «experimentación instrumental alrededor del corpus de tablatura de las canciones conservadas en el Buxheim Codex, con la reconstrucción de una práctica que prioriza a teclados y arpas», y, por otra parte, del «trabajo concreto sobre los teclados a cuerdas de este período, los 'eschiquiers', con el uso de dos instrumentos provistos de mecánicas con martillos y con plectros, fruto de la investigación de David Catalunya».
El programa, que también incluye algunas piezas de su primer disco Meyster ob allen Meystem, inicia con el Praeambulum super F, anónimo del Buxheim Codex, manuscrito del que procede gran parte del concierto. David Cataluña, con enorme sutileza, interpreta las primeras notas de esta pieza, con una precisa ejecución en la que se discurre entre pequeños cambios de ritmo, que intensifican la atmósfera sonora creada desde el primer minuto. Bérengère Sardin [arpa gótica] se suma a ese paisaje musical creado por Cataluña en la Basílica, para dar paso a la chanson «Je loe amours», de Gilles Binchois, pieza en el que los dos instrumentos se hilan con el resto del conjunto: Guillermo Pérez al organetto, Pau Marcos con la fídula y la voz de la soprano Anne-Kathryn Olsen, dulce, ajustada al sonido del conjunto instrumental, aunque con algunos pequeños desajustes de afinación en los finales, propio, quizá, de esos primeros minutos de concierto en los que, tal vez, la concentración no ha llegado a su culmen. Continúan la velada con «Jeloymors», otro anónimo del códice alemán interpretado en trío por el arpa, la fídula y el organetto, y con «Se la face ay pale» de Guillaume Dufay, pieza en la que, a pesar de los ruidosos móviles y conversaciones por parte de algunos de los asistentes, se vivió un momento de gran coordinación y diálogo entre la voz y el órgano portativo, destacando, sin duda a Pérez con su inigualable expresividad y formidable ejecución en el instrumento del que es especialista.
Continúan con la interpretación del anónimo Modocomo, «Entrepris suis» de Bartolomé Bruolo, «Esclaphe», «Par le regard» y «Se la phase pale» todas de Binchois. Estas cinco piezas dejaron a la vista la enorme calidad de los integrantes de este grupo. Por un lado, el fidulista Pau Marcos, quien con precisión e impecable discreción mantuvo la firmeza sonora en el registro más grave de la agrupación y por otro, a la arpista Bérengère Sardin, quien constituye el equilibrio perfecto entre los dos instrumentos de tecla, dulcificando cada una de las intervenciones de ambos músicos.
Por su parte Pérez y Cataluña nos hicieron vivir los mejores momentos del concierto. El apabullante nivel interpretativo del organettista, cuyo instrumento parece una extensión de su propio cuerpo, es del todo digno de mención. Su expresividad, el control del sonido, fraseo y afinación tan precisas son del todo cautivadoras. Mientras, Cataluña, en su clavisimbalum de martillos, responde a estas mismas características, a las que hay que sumar el abrumador despliegue de posibilidades tímbricas que emanan de su teclado, con el que logra transmitir todas las emociones de una pieza sin necesidad de una sola palabra.
El concierto se fue articulando entre piezas continuas y transiciones instrumentales con piezas vocales, destacando especialmente, los dúos entre Pérez y Cataluña, que fueron de tal precisión, consistencia sonora, expresividad y extraordinario balance entre ambos, además de una perfecta afinación, que daba la sensación de que se entregaban el sonido uno a otro, en un diálogo casi espiritual. El clímax llegaría con la interpretación del anónimo «Ein vrouleen», del códice ya descrito, seguido de una de las piezas más representativas del concierto, «Bonus Tenor» del manuscrito Wroclaw IF687 MS. Finalmente se suman a esta sección la conocida «O rosa bella» de Johannes Bedyngham y «Puisque m’amour» de John Dunstaple.
Especialmente destacable el trabajo de Anne-Kathryn Olsen, quien, a pesar de ciertos altibajos en algunos finales y pequeños detalles en la emisión de la voz, nos ha dejado gratamente sorprendidos con la expresividad con la que aborda cada una de las piezas, su conjunción con los instrumentos, su brillo, especialmente en la zona media-alta y un control de la respiración cuando cantaba con el organetto, que parecía que ella manejase su fuelle. Valga, además, la precisión en los textos en piezas como «Dueil angoisseus» de Binchois y el anónimo «Virginem mira pulchritudinis» [Buxheim Codex].
Cierra el concierto con los anónimos Preambulum super D y «Mit ganczem», ambas del códice que ha sido el hilo conductor de este programa. Sería insensato de mi parte no recordar el gran estudio musicológico que se encuentra detrás de este trabajo realizado tanto por David Cataluña como por Guillermo Pérez, labor que, sin duda, es parte fundamental para la concepción de un proyecto de esta magnitud. Tasto Solo demuestra, una vez más, ser uno de los mayores referentes de la música medieval en Europa.
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