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Crítica: Pablo Heras-Casado dirige a la Orquesta Sinfónica y Coro de RTVE

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Autor: Óscar del Saz
6 de febrero de 2017

DE LAS RAREZAS Y LAS OBRAS MAESTRAS

   Por Óscar del Saz
Madrid. 3-II-2017. Teatro Monumental. Blanca Gómez, soprano / Ekaterina Antipova, contralto / Federico Teja, tenor / Juan Manuel Muruaga, bajo / Javier Corcuera, director titular Coro RTVE. Orquesta Sinfónica y Coro de RTVE.Director: Pablo Heras-Casado. Obras de Schumann y Brahms.

   Es de justicia reconocer, por una siempre deseable crítica constructiva y por todo buen aficionado a los conciertos de la Orquesta Sinfónica y Coro de RTVE, que la programación de esta temporada alterna con magistral equilibrio “obras rareza” que sirven, en un mismo concierto, de jugoso aperitivo a las universalmente denominadas como “obras maestras”. Sólo hace falta echar la vista atrás al comienzo de la temporada y recordar las dos auténticas rarezas de Puccini: sus dos primeras óperas, Le villi y Edgar; y alegrarse –dentro de unos meses- de ver de nuevo a José Luis Temes en el podio, Antoni Ros Marbà, Hager, Plasson, Martín (con La creación, de Haydn) o Nacho de Paz.

   Todo lo anterior se aúna en este concierto, primero por contar con el polifacético -y muy activo en España este año- maestro Pablo Heras-Casado como debutante en la Orquesta de RTVE, y segundo porque es éste un concierto en el que en su primera parte redescubrimos las infrecuentes Canción de Adviento y Canción de Año Nuevo de un ya maduro Robert Schumann para pasar después al universo de su sucesor y re-creador en el estilo romántico, Johannes Brahms y su última sinfonía, la Cuarta de su catálogo (la Op. 98), compuesta en la tonalidad de mi menor.

   El poeta Friedrich Rückert (1788-1866), elegido también por Mahler para sus famosísimos -pero tampoco demasiado frecuentados- Rückert Lieder fue el seleccionado por Schumann para sus canciones de Adviento y de Año Nuevo, dada su primorosa capacidad para captar la literatura de calidad. La literatura y la crítica literaria, como es sabido, pueden considerarse una segunda profesión en la vida del artista. Es esta dualidad del dominio de los lenguajes textual y musicallo que probablemente llevara al músico de Sajonia a desplegar su arte compositivo para la voz como la mejor embajadora de su música sobre sus textos preferidos, y no lo decimos sólo por su amplio catálogo de lieder, ya que exploró con profusión la música coral y hasta llegó a componer la ópera Genoveva (sobre Genoveva de Brabante). Como anécdota, apuntar que en la época previa a su composición, Schumann conoció a Wagner, que tuvo comentarios desalentadores sobre el libreto de Schumann para Genoveva y ello tensó las relaciones entre los dos compositores.

   Adventlied es una composición en la que el texto se reparte al alimón entre solistas y coro en un acto de alborozada preparación del espíritu para el advenimiento del Redentor al que se rinde alabanza: un tiempo de esperanza y de vigilia, de arrepentimiento, de perdón y de alegría. La voz de soprano, seguida por el coro, da comienzo a la pieza, hasta que anunciadas por los metales surgen las voces masculinas. Hacia el final, el cuarteto y el coro elevan su canto para que “los pueblos y los gobiernos volvamos a vivir unidos como hermanos en la gran casa de tu Padre”. Si bien el maestro Heras-Casado –que dio más prioridad a estar pendiente del conjunto coral, dirigiendo sin batuta con gesto enérgico y elegante- se esforzó en señalar dinámicas de trazo fino en el conjunto coral, se apreció cierta resistencia del coro en los descensos desde el forte al mezzo-piano, piano/pianissimo o al súbito piano y se apreció algún puntual encasillamiento en el forte cuando se solicitaba un fortissimo.

   En la misma tónica se anduvo en Neujahrslied (1849), obraen la que destaca el canto fugato que el coro sí supo dibujar musicalmente con ágiles entradas y salidas de sus cuerdas, expresando la debida exaltación del optimismo de la obra y poniendo a prueba –no siempre superada con éxito- la complicada dicción alemana. Meritoria también la Orquesta de RTVE con la que Heras-Casado supo crear una provechosa simbiosis con el resto de protagonistas. En el plano solista, a destacar el hecho de que soprano, tenor y mezzo fueran colaboradores habituales del Coro de RTVE, ya que no siempre ha de ser necesario contratar cantantes solistas externos. Todos ellos cumplieron, sin más, con su cometido, aunque se echó de menos una más ejercitada dicción y una articulación en el canto más alemanas.

   Frente a la exploración de casi todos los territorios musicales por parte de Schumann, Johannes Brahms,se recata en gran medida solo al ámbito sinfónico, y casi se mantuvo en su zona de confort cuando compuso su tercera sinfonía, no teniendo intención de componer una cuarta si no podía superar resultados anteriores. De hecho, su motivación para componer partía estrictamente de la música misma, no tanto de los textos poéticos u otras motivaciones y –a menudo- emanaba de un solo instrumento (habitualmente el piano) para crecer de forma espontánea hacia un quinteto de cámara o hacia una orquestación más nutrida.

   La Cuarta sinfonía está considerada como su obra maestra, junto con su Ein Deutsches Requiem (1869), y se caracteriza por el especial énfasis en la nota do a lo largo de los cuatro movimientos. El Allegro non troppo no hace concesiones a un comienzo ávido de explicar de forma adelantada el romanticismo inherente a toda la obra. La lectura de Heras-Casado se aprecia muy reflexiva, elaborada y profunda, con una administración de la tensión y el relax muy efectistas, con continuos e inequívocos gestos que solicitan del conjunto orquestal toda su paleta de dinámicas con un final del movimiento ampuloso y enérgico.

   En el segundo movimiento, Andante moderato, el viento-madera y los metales cantan sobre el invariable y lento pizzicato de la cuerda. Aquí el gesto del maestro se torna ligero pero detallista, dejando para los momentos de efusión más líricos una gesticulación más abierta y amplia. En el tercer movimiento, acotado como Allegro giocoso-poco meno presto, el tempo es más rápido que en los dos anteriores, más articulado y de sonoridad más ligera y jovial, recordando en densidad al final de su Segunda sinfonía.

   Por último, el cuarto movimiento o finale, cuyo tema fue sacado del último movimiento de la cantata de Johann Sebastian Bach Nach dir, Herr, verlanget mich, BWV 150, fue transformada magistralmente por Brahms y constituye la cima de la composición en clave de Allegro energico e passionato. Es difícil no conmoverse ante el mayestático solo de flauta que campea en mitad del movimiento y que fue magníficamente ejecutado por el solista de la RTVE, así como con la gran compenetración entre el maestro y todo el conjunto para arrastrarnos al dramático clímax final cuya coda se inicia con un fuerte rallentando, dando inicio a la última variación de manera muy solemne.

  Sin duda, un clamoroso triunfo obtenido por el maestro Heras-Casado en este su debut con la Orquesta y Coro de RTVE. Viendo su agenda repleta de compromisos, ya nos gustaría que el maestro Heras-Casado tuviera una mayor presencia en las salas de concierto españolas, máxime porque combina con naturalidad las grandes orquestas sinfónicas con los grupos barrocos. Su próxima cita en España será el 12 de febrero en el Auditorio Nacional al frente de los prestigiosos conjuntos que en su día fundara Thomas Hengelbrock para afrontar uno de los ciclos de música sacra más trascendentes de la historia, La Selva morale e spirituale que Monteverdi publicara al final de su vida, especie de recapitulación de más de treinta años como maestro de capilla de la basílica veneciana de San Marcos.

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