Tengo que admitir mi parte de responsabilidad en la recuperaciòn de este titulo, que vio la luz de las candilejas en pleno carnaval, un 24 de febrero de 1850, en el Teatro di San Benedetto de Venecia. Crispino e la comare fue durante un tiempo famoso, no solo en Italia -era una de las operas favoritas por Luisa Tetrazzini y que el rol de Crispino llegaron a cantarlo miticos baritonos, cuales Scotti y Battistini- y representó el ideal tramite entre la ópera bufa de escuela napolitana, en la figura de sus autores y hermanos Luigi y Federico Ricci, que a menudo componían a cuatro manos siendo el uno la sombra del otro, carne y una, y la comedia goldoniana que surge del ameno libreto del veneciano Francesco Maria Piave, poeta "favorito" de Verdi y que ni siquiera un año más tarde le escribiría los versos de Rigoletto y Traviata.
Charlando con el director del Festival y entrañable amigo Alberto Triola, le sugerí esta ópera, que no se representaba en Italia desde 1989 y que es una autentica joya. El festival tiene como bandera el Belcanto. Esta brillante comedia, en la que se entreven los gérmenes de la futura opereta vienesa, supone para todos un reto vocal, y particularmente para la soprano que juega el rol de Annetta, la mujer del zapatero que gracias a La comare (Dona Justa, la muerte) se transforma en médico para burlar la arrogancia y ignorancia de los doctores. Las grabaciones que nos dejó Joan Sutherland (una en disco y dos en video) atestiguan esta peculiaridad.
Pues la idea pareció buena. La dirección artistica optó por un reparto prevalentemente joven, dejando a dos veteranos con muchas tablas los dos roles principales, el de Annetta y el de Crispino, la Comare siendo un personaje episódico pero determinante, sobre todo en la escena en la que lleva al ex zapatero en su "casa", donde muchas lamparitas de aceite indican la vida de la gente. Para la parte de Annetta, que precedentemente en Italia se disputaron Lucia Aliberti, en Nápoles, Daniela Lojarro, en Piacenza y Savona, y Daniela Mazzucato en Venecia (hay grabaciones en vivo) Stefania Bonfadelli pareció sencillamente ideal. Actriz donde las haya, con una gracia muy peculiar y comunicativa, detiene todavia el record de unas agilidades de campanillas. El sobreagudo, que lanza con franqueza y buen timbre, resulta a veces un poco tirado, pero precisamente por eso su Annetta, una cantante callejera que se las da de gran dama, adquirió una valencia superior. Empezando con el vals "Istorie belle a leggere", siguiendo con la popular aria "Io non sono più l'Annetta" y terminando con la picara "aria de la fritola" en puro dialecto veneciano (siendo ella veneta) donde la "fritola" se supone que es... otra cosa!
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