Efusiva musicalidad
Por José Antonio Cantón
Córdoba, 14-VII-2021. Teatro Góngora. XL Festival de la Guitarra de Córdoba. Recital de guitarra de Costas Cotsiolis. Obras de Isaac Albéniz, Carlo Domeniconi, Leo Brouwer y Mikis Theodorakis.
El segundo recital de guitarra clásica del Festival, se convirtió en una muestra de afecto personal y admiración musical del guitarrista griego Costas Cotsiolis por tres de los compositores del programa con los que mantiene una gran amistad y natural identificación con su pensamiento estético: Leo Brouwer, Mikis Theodorakis y Carlo Domeniconi.
La primera parte del recital fue una especie de elogio del compositor cubano iniciado con la obra Hika que éste dedicó al gran músico japonés Toru Takemitsu, con la que Cotsiolis se adentró en las sonoras evocaciones orientales que contiene esta pieza impregnada de elegíaca evocación. Su interpretación sirvió para predisponer al público a una atenta concentración que iba a ser creciente a lo largo del recital. Le siguió una de las composiciones más conocidas y admiradas de Brouwer; Elogio de la danza, en la que el guitarrista hizo todo un planteamiento analítico pormenorizado del sonido dentro de un predominante estilo neoclásico que favorecía su discurso desde sus tensiones expandidas ante efectos contrarios de recogimiento musical.
Se implicó más en la estética del genial cubano con una idiomática interpretación de su Sonata nº 3 también conocida con el sobrenombre del «Decamerón negro», una sólida declaración de intenciones de la rica inspiración de Leo Brouwer. En su primera parte, Güijes y Gnomos, hizo traslucir en su tañer motivos renacentistas de clara identificación, dulcificando el sonido. Éste servía para dibujar los ritos mágicos africanos en Treno por Oyá y evocaba las historias chamánicas en las que se inspira La risa de los Griots, sin poder dejar de remarcar la exquisitez con la que tañó la Burlesca del aire, penúltima pieza de la obra. Para terminar con la música de este preciosista autor, hizo una muy sentida interpretación de la An Idea que compuso en Córdoba en 1999 para el setenta y cinco aniversario de su amigo el gran guitarrista austriaco Eli Kassner, sustentada en un sutil aire festivo de pasacalle.
Como teórico inicio de una segunda parte del recital interpretó las tres páginas que integran la obra Epitafios de su compatriota Mikis Theodorakis inspirada en unos poemas del griego Yannis Ritsos. Su genuino lirismo heleno sobresalió por encima del aire folclórico que impregna la naturaleza de estas animadas piezas.
Seguidamente hizo una muy personal versión de Granada de Isaac Albéniz sin salirse en momento alguno de su evocador sentido de serenata que Costas Cotsiolis terminó revolviendo sobre sí mismo en un ejercicio de llevar su música más allá de los ámbitos tradicionales, dejando la sensación, con agradable sorpresa para el oyente, de cierto aire de improvisado parafraseo.
Terminó su actuación con una emocionante obra de Carlo Domeniconi inspirada, según palabras del autor, «en un hombre viejo, solo, pobre y ciego» como explicó desde el escenario antes de su interpretación, en la que la influencia de la música de Anatolia, donde ha residido el compositor durante años, es patente después de un pormenorizado proceso de tamización culta occidental que le procura este maestro de la guitarra italiano imprimiéndole una nobleza sensitiva de indudable distinción.
Una vez más, Costas Cotsiolis, con el afecto con el que interpretó este programa, como valor enriquecedor de su tañer, arrebató al público desde su portentoso sonido que le llevan a ocupar un privilegiado lugar en el particular olimpo de los grandes guitarristas. Sensible a esta dignidad, el Festival ha vuelto a contar con él, como referente histórico, a tener un lugar destacado en sus programados recitales de guitarra clásica.
Foto: Festival de la Guitarra de Córdoba
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