Por Gonzalo Lahoz.
Madrid. 27/03/15. Auditorio 400. Museo Reina Sofía. Orquesta Nacional de España. Dirección musical: Tim Fain. Obras de Glass y Richter.
Leo en una entrevista a Félix Alcaraz, director técnico y artístico de la Orquesta Nacional, que él es de la cofradía del “si se puede pensar, se puede hacer”. No cabe duda pues que el pucelano piensa, debe pensar mucho, pues tanto es lo que está logrando en esta su segunda temporada de rúbrica personal al frente de la formación. Entre sus principales apuestas, destaca la destinada a acercar nuevos públicos a la clásica (que no la clásica a nuevos públicos) y rejuvenecer un tanto el ya existente a través de diversos programas como Video Games Live, Cine y música, Descubre, Pintasonic, Conciertos en familia y, como no podía ser menos, los Conciertos Mini (#ConciertosMini para el mundo de las redes sociales), focalizados en la música contemporánea y cuya primera entrega tuvo lugar el pasado fin de semana en el Auditorio 400 del Museo Reina Sofía.
Dos conciertos seguidos, de precio y duración simbólicos y con consumiciones posteriores amenizadas con música electrónica incluidas en la entrada, con programas centrados en las Cuatro estaciones de Max Richter y Philip Glass y que junto al estreno mundial ya escuchado de Nico Muhly y la Carta Blanca dedicada a Arvo Pärt (los próximos #ConciertosMini versarán sobre el estonio y Bach) parecen delatar los gustos personales de Alcaraz por el minimalismo; o bien (o también) nos hacen ver que el gestor sabe muy bien lo que se hace, programando aquella música de público fiel que asegura lleno de sala. Un lleno apoteósico como el que se vivió en el Reina Sofía, con un público muy diferente, al menos de aspecto, al que suele visitar el Auditorio Nacional cada fin de semana. Oyentes que muchos podrían tachar de “ajenos a la clásica” pero que sin embargo saben muy bien qué van a escuchar y desde luego lo disfrutan... y lo respetan.
Lo que empezó siendo muy bien recibido – Company de Glass – terminó aplaudiéndose entre fervores e histerias: Las cuatro estaciones de Vivaldi “recomposed” por Max Richter, con Tim Fain como director, habitual y lúcido embajador (pletórico aquí junto a la ONE) de estas partituras, cuyos movimientos eran interrumpidos por sonoros aplausos; algo prácticamente impensable por otros lares y con otras músicas. Recordaba a Arthur Rubinstein, clamando al cielo ante la idea de no poder aplaudir entre movimientos... para luego acallar a su público por hacerlo o recriminarles de nuevo por no hacerlo. Al público del Reina Sofía no los hubiera silenciado ni el propio Rubinstein. Retraso de 15 minutos debido a los aplausos. Y aún quedaba un segundo concierto. ¿Delirio? Alcaraz, la ONE, han acertado de lleno. Tal es el éxito que uno podría pensar: ¿por qué no hacerlo con música del romanticismo, del clasicismo...? Lo mejor es la respuesta: ¡Es que ya lo han hecho! No dejen pasar el nuevo ciclo Descubre de la Orquesta Nacional ni desde luego los próximos grandes conciertos mini.
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