La Voz de Asturias (Domingo, 18/3/12)
Lugar: Auditorio de Oviedo. Fecha: 16 de marzo. Ciclo: Temporada de la OSPA
MARBÁ "FENOMENOLÓGICO"
Resulta imposible ver dirigir a Antoni Ros Marbá y no acordarse de su gran maestro de dirección, Sergiu Celibidache. El gran artista rumano sigue siendo un océano en el que uno se puede sumergir a gusto con la seguridad de encontrar valores hoy perdidos para las nuevas generaciones de directores. Parte de ello pervive en Ros Marbá, un director que, con todo, es muy diferente al rumano. Celibidache era un auténtico destructor de voluntades y, el catalán, es conocido por su mano izquierda a la hora de tratar con las orquestas. Ros Marbá sigue las enseñanzas "fenomenológicas" de Celibidache como uno de sus mejores alumnos, marcando el "Scherzo" de la "Tercera Sinfonía" de Beethoven con la figura celebidachiana del "hilo" y usando todo el repertorio gestual del rumano con auténtica maestría. Pero aquí se terminan todas las similitudes entre ambos. Antoni Ros Marbá, que acaba de renovar titularidad con la Real Filharmonía de Galicia -según ha confesado a LA VOZ- por última vez, posee una de esas personalidades encantadoras que sientan bien a los músicos y al público. Es uno de los grandes maestros españoles de la dirección orquestal, una figura bien considerada por las orquestas que dirige, que siguen sus gestos con el respeto que el director ha sabido ganarse durante años con su trabajo serio y constante. Ya nos gustaría que Asturias contase con alguien que cuidase tanto el repertorio sinfónico de la región como Ros Marbá cuida el catalán. En la primera parte del séptimo concierto de abono de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, dirigió con notable gusto la "Misa de Réquiem" de su gran amigo Xavier Montsalvatge, en el año de su centenario. No nos parece una de las mejores obras que haya escrito, como tampoco se lo pareció al público del auditorio, pero su interpretación dejó momentos de interés. El más sugerente llegó al final de la obra, con la aparición de la soprano, a la sazón la asturiana Ana Nebot, que interpretó su parte con acierto, fuera del escenario. Ni siquiera el propio Antoni Ros Marbá sabe a ciencia cierta las veces que ha dirigido la "Tercera Sinfonía" de Beethoven, una partitura que conoce muy bien. Su interpretación resultó equilibrada, de estilo homogéneo, sobrio y solvente. La OSPA respondió con generosidad, eficacia y saber hacer, si bien es cierto que el director también podría haber aumentado mucho más su nivel de exigencia artística. Habría mejorado bastante el vigor de la obra y su complexión rítmica y orquestal.
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