«Codalario, 100 portadas en nombre del talento». Por Aurelio M. Seco

Codalario, en nombre del talento

Por Aurelio M. Seco | @AurelioSeco
En marzo de 2023 CODALARIO celebra la publicación de su portada número 100, una portada que hemos querido dedicar a todos sus protagonistas: artistas, musicólogos y gestores que han sido seleccionados por nuestra revista atendiendo a un único criterio, su valor artístico, musical. Una portada que también quiere servir de homenaje a un equipo editorial que ya está situado en un lugar relevante y muy especial en el Mundo de la Música española. Nuestra portada número 100 vuelve a ser un trabajo de Desirée Martínez Feito, diseñadora de gran sensibilidad que nos acompaña desde 2012

   La estética siempre ha sido un aspecto importante para CODALARIO. Hemos sido pioneros en el terreno de las revistas especializadas en música, al contar con fotógrafos profesionales propios para inmortalizar, en muchas ocasiones con retratos inolvidables, el carisma de quienes salen en nuestra publicación. El fotógrafo que más ha dejado su impronta es Fernando Frade. En un rápido repaso de memoria, recordamos algunas fotos suyas magistrales, como las realizadas a Alfonso Aijón, Lorenzo Palomo o la grupal de los compositores Tomás Marco, José Luis Turina, Cristóbal Halffter y Antón García Abril, una fotografía histórica realizada en su día en el Auditorio Nacional de Música que algún importante medio generalista no tuvo escrúpulos en copiar. Otros medios se han beneficiado del uso de nuestras fotografías exclusivas sin ni siquiera citarnos y, un tanto sorprendentemente, muchos artistas, también. Han realizado también importantes fotografías para CODALARIO Jorge Alvariño, Iván Martínez y Pablo Lorenzana.

   CODALARIO también ha marcado tendencia en lo que se refiere a la naturaleza de sus portadas, que no sólo han acaparado artistas, reservando un espacio a nuestros más importantes gestores y a la Musicología, con personalidades tan destacadas como los catedráticos María Encina Cortizo y Ramón Sobrino, o los musicólogos Raúl Angulo y Antoni Pons, de Ars Hispana. Aunque seguramente nuestra mayor virtud sea la de señalar el camino del verdadero talento desde la más absoluta independencia de criterio. La única manera de acceder a una portada de CODALARIO es el propio talento. Podemos sentirnos orgullosos, por ejemplo, de ser la primera revista española que otorgó una portada a Nadine Sierra, en un momento en el que pocos se fijaban en ella. Algunos artistas, no siempre conocidos antes de salir en nuestras páginas, han visto despegar de manera importante sus carreras tras concederles CODALARIO su apoyo editorial. CODALARIO se puede enorgullecer de haber descubierto nuevos valores y talentos. La portada de CODALARIO es un galardón que sólo concedemos a quienes creemos que realmente se lo merecen, ya sean noveles o algunos de los más influyentes y reconocidos artistas de nuestro tiempo, como Valery Gergiev, Sabine Devieilhe, Alberto Zedda, Manfred Honeck, Herbert Blomstedt, Raina Kabaibanska, Mirella Freni y Maria Joao Pires, entre otros muchos.

   Un aspecto destacado de nuestro medio es su dedicación a la denominada «música antigua». El trabajo de Mario Guada, Redactor Jefe, Proyectos y Comunicación de CODALARIO y bastión fundamental de nuestra revista es, en este campo, crucial. Hace años que el nombre de Mario Guada es apreciado, no sólo en España sino también en Europa como uno de los más importantes críticos musicales del presente y, sin duda, como el más destacado en el repertorio de la «música antigua». Gracias a su trabajo, nuestro medio lleva años siendo la principal referencia de España en este tipo de perspectiva estética, gracias a una ética intachable y una brillantez profesional que pocas veces ha visto el mundo de la crítica en nuestro país. De su mano, L’Apothéose se convirtió en el primer conjunto en protagonizar la portada de nuestro medio. También han estado en el principal espacio de CODALARIO grupos y artistas tan destacados hoy como Brezza, Egeria, Leonor de Lera, Diego Ares, Anacronía, Ariel Abramovich, Francesco Corti, Hopkinson Smith, Filippo Mineccia o Alberto Migueléz Rouco y su Ensemble Los Elementos.

   Nuestros críticos son, sin duda, nuestro principal valor como medio de comunicación. CODALARIO siempre se ha enorgullecido de tener a algunos de los mejores en su campo, no dudando nunca en señalar, cuando ha sido necesario, incluso de manera implacable, la impostura artística. 

   En este aspecto, las críticas de F. Jaime Pantín se han convertido en una gran referencia para el mundo del piano. Contar con un crítico de su altura es un privilegio, para CODALARIO y en general para el Mundo de la Música. En los mismos términos habría que hablar de Raúl Chamorro Mena, sin duda el principal crítico de nuestro país en lo que a ópera y lírica en general se refiere. Los apellidos Chamorro Mena también han traspasado las fronteras de España para convertirse en una personalidad respetada en toda Europa por su nivel de exigencia y la profundidad de sus comentarios. Pedro J. Lapeña Rey es otro de los nombres que en los últimos años se han venido distinguiendo por la importancia de unos escritos que se encuentran entre los más leídos de nuestra revista. No puedo dejar de citar la relevancia del trabajo pulcro y siempre profundo desarrollado por firmas del calibre de Óscar del Saz y José Antonio Cantón, así como la presencia cada vez más sustantiva de Xavier Borja Bucar, Agustín Achúcarro, José Amador Morales, David Santana, Álvaro Cabezas  y Alba María Yago Mora. No podemos dejar de mencionar la importancia de Nuria Blanco Álvarez como parte esencial del código deontológico de la revista CODALARIO.

   Nos congratula y enorgullece observar cómo en los últimos años nuestra línea editorial, valiente, independiente y clara, se ha visto apoyada por numerosas entidades públicas y privadas, que han visto en nuestro medio de comunicación la mejor herramienta para dar a conocer sus programaciones y productos musicales. El mundo de la «música clásica» en el que parece habernos encajado a la fuerza el Ego trascendental del siglo XXI, se está volviendo cada vez más pequeño e irrelevante para los medios de comunicación generalistas. Es importante que artistas, revistas e instituciones musicales en general trabajemos juntos para encontrar soluciones que permitan enriquecer el campo de la música, sin renunciar desde luego a la necesaria libertad de opinión, tan importante hoy y siempre.

   CODALARIO sigue, de esta forma, una aventura editorial que dio comienzo en 2005 y que, en 2023, encara una nueva época con ánimos renovados y el mismo objetivo fundacional: reivindicar, potenciar, defender y entender el talento, cuando es verdadero.