El excepcional cuarteto, uno de los pocos españoles especializados en la interpretación historicista del género, ofreció un apabullante programa en el que demostraron tanto su calidad individual como las brillantes sinergias que se crean cuando se unen en un escenario, firmando el mejor concierto en toda esta edición del FIAS 2022
Apabullante
Por Mario Guada | @elcriticorn
Rascafría, 2-IV-2022, Iglesia del Monasterio de Santa María de El Paular. XXXII Festival Internacional de Arte Sacro de la Comunidad de Madrid [FIAS 2022]. ¡Hasta el clasicismo... y más allá! Obras de Luigi Boccherini, Franz Joseph Haydn y Felix Mendelssohn. Protean Quartet: Javier Aguilar y Edi Kotler [violines], Ricardo Gil [viola], Clara Rada [violonchelo].
Lo que tu alumno [Mendelssohn] ya logra en relación con lo que Mozart alcanzó a su edad, es similar a la relación que hay entre la conversación cultivada de una persona adulta con el balbuceo de un niño.
Johann Wolfgang von Goethe en correspondencia con Carl Friedrich Zelter.
La formación cuartetística está encontrando en nuestro país un importante desarrollo en los últimos años. A pesar de que el cuarteto de cuerda no era, por lo general, una tipología instrumental habitual en los escenarios españoles, es cierto que en los últimos años cada vez son más las formaciones de todo el mundo que han pasado por ciclos y festivales de todo el país, con Madrid como epicentro. Por otro lado, los cuartetos españoles que han surgido en la última década y que son incluso una referencia son ya varios, destacando algunos nombres concretos bien conocidos por todos. Sin embargo, la perspectiva históricamente informada todavía no había entrado con pleno derecho entre las agrupaciones españolas hasta unos pocos años. A pesar de que a nivel mundial se tienen ejemplos muy importantes desde hace varias décadas, las agrupaciones españolas que se acercaban al género con instrumentos originales y criterios filológicamente fieles al sonido original no habían sido muchos. Afortunadamente, la última generación de instrumentistas de origen español –aunque la mayoría formados y residentes fuera de su país natal– está poniendo remedio a ello con una velocidad de crucero que merece ser destacada. De entre todos, sin duda el ejemplo más excepcional es el de Protean Quartet, agrupación formada en la ciudad de suiza de Basel en 2018 –actualmente con sede en Alemania– y protagonista del que ha sido, sin lugar a dudas, el concierto más destacado a nivel artístico de todo este XXXII Festival Internacional de Arte Sacro de la Comunidad de Madrid [FIAS 2022].
Tras su debut en este mismo festival la edición de 2021 –con un exquisito programa de cuartetos españoles [Brunetti, Teixidor y Almeida]–, la agrupación conformada por los violinistas Javier Aguilar y Edi Kotler, el violista Ricardo Gil y la violonchelista Clara Rada presentó en esta segunda aparición –en la siempre impactante, aunque recóndita, iglesia de Monasterio de Santa María de El Paular– un recorrido por algunos de los grande nombres en la historia del género: desde el ítalo-español Luigi Boccherini (1743-1805) hasta al alemán Felix Mendelssohn, pasando por el austríaco Franz Joseph Hadyn. En definitiva, una muestra de lo mejor de la música instrumental de cámara desde un incipiente Clasicismo hasta un pleno siglo Romanticismo musical. El Cuarteto de cuerda en si bemol mayor, Op. 26, n.º 1, G. 195 es una de esas joyas no suficientemente conocidas. Obra de enorme claridad formal, desde el primer compás del Allegro moderato se intuía con claridad la finura de estos cuatro jóvenes talentos, su impecable planteamiento sonoro, su claridad de ideas y su mimado planteamiento del género cuartetístico como lo que es: una de las formas instrumentales más refinadas y exigentes de la historia de la música. La afinación tremendamente pulcra y el exquisito sonido extraído por Aguilar al primer violín logró impactar permanentemente, pero es que Kotler no se quedó atrás en los momentos imitativos más exigentes, logrando ambos una homogeneidad de sonido y articulación en la que se atisba un trabajo de orfebrería encomiable. A pesar del dominio del violín I en este movimiento inicial, el equilibrio entre todas las partes resultó imponente y muy efectivo. Destacó, por ejemplo, la profundidad sonora en el violonchelo de Rada, así como la sutileza y solidez en la viola de Gil en el Minuetto con moto - Trio conclusivo –los seis cuartetos de este Op. 26 tienen la peculiaridad de estar conformados tan solo por dos movimientos, siendo el último siempre un minuetto con su trio–. Muy interesante, por otro lado, el planteamiento espacial de la formación sobre el escenario: violín I/viola/violonchelo/violín II, único para este cuarteto. La firmeza conceptual, el empaste tan sólido, el manejo de los colores o el trabajo impecable en las dinámicas bajas son algunos de los mimbres que presentó aquí Protean Quartet, demostrando que son una de las agrupaciones más interesantes del panorama internacional dedicadas a la interpreta históricamente informada del género.
El Cuarteto de cuerda en re mayor, Op. 33, n.º 6 de Franz Joseph Haydn (1732-1809) –colección conocida como Cuartetos «rusos» por su dedicatario, el gran duque Pablo de Rusia, publicados en 1782 por Artaria– resulta de una inteligencia y una imaginación creadora muy importante, mostrando el profundo conocimiento y los recursos desarrollados por uno de los grandes compositores para el género en toda la historia de la música occidental. Cambiaron la disposición para su interpretación, colocando a ambos violines al lado, con el violonchelo y la viola a su izquierda –derecha vista desde el público–. El Vivace assai resulta absolutamente democrático en su textura, con una sensación de diálogo distendido entre los cuatro intérpretes, que bien secundan o bien se permiten el lujo de refutar las ideas de los demás. Ese traspaso de unas líneas a otras de la «conversación» resultó impecablemente fluida, tan natural como profundamente trabajada, lo que no quitó para que cada uno pudiera mostrar sus virtudes individuales: excepcional control y brillante sonido en el primero de los violines, una realización de las notas tenidas en la viola de imponente peso, hermoso color y profundidad en el registro grave del violonchelo, por citar solo algunas de ellas. Enorme la sensibilidad y musicalidad vertida en la versión del Andante, gestionando con exquisitez el planteamiento de un solista con el acompañamiento de los restantes miembros, imponiéndose un fraseo tan inteligente como de nuevo democrático, dando a cada uno el espacio necesario para mostrarse. Impresionante, por su parte, el solo de violonchelo en el Scherzo - Allegro, destacando sobre manera su trabajo en la afinación y una articulación tan pulcras como efectivas. El pasaje de escalas en homofonía por parte de los miembros del cuarteto fue resulto con un trabajo de empaste y homogeneidad en la articulación impresionante. Otro ejemplo más de esa filigrana que solo se logra con un trabajo incansable y minucioso al extremo. No hay otra vía… El Finale - Allegro sirvió para comprobar, una vez más, que el éxito de Protean está en el que la calidad técnica y la musicalidad de todos y cada de ellos es extraordinaria, pero logran magnificar la excelencia a cotas elevadísimas conjugando sus talentos. Refinadísimas ornamentaciones del violín I, que únicamente en unos breves pasajes sobre el agudo resultó levemente desafinado. Las variaciones del movimiento final fueron inteligente planteadas por el conjunto, dando como resultado una visión de altos vuelos de este Haydn magistral.
Se cerró la velada con el Cuarteto de cuerda en mi bemol mayor, Op. 12, n.º 1, de Felix Mendelssohn (1809-1847), una obra de una calidad fuera de lo normal, que llegó aquí con cambio de arcos incluido y con una mayor presencia del vibrato como recurso expresivo, manteniendo la misma formación espacial que en el cuarteto de Haydn. Fue probablemente el punto álgido de esta maravillosa velada matutina. Imponente lucidez en el planteamiento de las dinámicas en el Adagio non troppo - Allegro non tardante, gestionando además las sutiles disonancias con mucho detalle, así como una muy orgánicas inflexiones en la articulación. El pasaje de intervalos en el violín I llegó levemente desajustado, en uno de los pocos momentos que hubo que lamentar imperfecciones –hay que alabar, no obstante, la rapidez para corregir los problemas técnicos–. Si el éxito en un cuarteto reside, en buena medida, es ser lo suficientemente cabal para saber ceder espacio y liderazgo a los otros miembros por el bien común, los cuatro integrantes de Protean lo gestionan de manera brillante. Subyugante resultó la sensibilidad y el equilibrio logrados en el acorde final de este primer movimiento. Canzonetta - Allegretto fue manejado con un carácter de cierta despreocupación –como desprende su escritura–, elaborando el planteamiento rítmicamente exigente de la sección central con gran solvencia. Cabe destacar aquí el trabajo, quizá muy desagradecido, pero tremendamente necesario, de viola y chelo, actuando de acompañamiento y relleno armónico con infinita generosidad y solidez. Muy compacto, además, el pasaje en pizzicato. Sin duda, el momento más emocionante y memorable de la velada fue el Andante espressivo, de esos que quizá no es necesario describir. Solo diré que lograron encogerme y mantener la respiración en más de un momento. Pocos pueden lograr eso cuando escucho un directo en la actualidad. Para concluir, Molto Allegro e vivace de una vigorosidad y energías apabullantes, demostrando que no solo se mueven con comodidad en la sensibilidad, la calidez y la sutileza, sino también en una exuberancia desbordante. Impecables, por ejemplo, la resolución de las dobles cuerdas en el violín I y su sonido de enormes quilates.
En definitiva, visto con perspectiva, firmaron no solo el mejor concierto de todo el FIAS 2022, sino uno de los cinco mejores de los muchos que se han podido escuchar en este festival desde su resurgimiento hace unos seis años. Un verdadero logro que permite augurar a este conjunto una carrera de éxitos. Lo escuchado aquí es de todo menos ordinario y habitual, así que por mi parte solo puedo desearles lo mejor por hacerle pasar, a alguien que no es habitual del género cuartetístico, una de las mejores veladas musicales de la presente temporada.
Fotografía: Tempo Musicae.
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