Crítica de Raúl Chamorro Mena de la ópera Il diluvio universale, de Donizetti, en el Festival Donizetti de Bérgamo
Agresión visual
Por Raúl Chamorro Mena
Bérgamo, 17-XI-2023. Teatro Donizetti. Donizetti Festival 2023. Il diluvio universale (música de Gaetano Donizetti). Nahuel di Pierro (Noé), Giuliana Gianfaldoni (Sela), Enea Scala (Cadmo), Maria Elena Pepi (Ada), Nicolò Donini (Jafet), Davide Zaccherini (Sem), Eduardo Martínez (Cam), Sabrina Gárdez (Tesbite), Wangmao Wang (Artoo). Coro dell'Academia Teatro alla Scala. Orchestra Donizetti Opera. Dirección musical: Riccardo Frizza. Dirección de escena: MASBEDO
Feliz de regresar a la maravillosa Bérgamo y al Festival que dedica a su ilustre paisano Gaetano Donizetti. El modelo del oratorio laico u ópera de asunto sacro con tema bíblico servía para que la máquina del melodrama siguiera funcionando y poder continuar con los estrenos en época de cuaresma. Con Il diluvio Universale (Nápoles, 1830), Gaetano Donizetti, sobre un libreto de Domenico Gilardoni, toma como indudable modelo el Mosè de Rossini y anticipa el Nabucco verdiano. En este contexto, el genio bergamasco plantea la faceta privada de los personajes basada principalmente en el triángulo amoroso entre Sela, Cadmo y Ada solapado por la dimensión pública. Todo ello mediante una estructura moderna y experimental que busca superar las formas y andamiaje tradicional del melodrama. No encontramos en esta partitura, prácticamente, la habitual forma recitativo, aria, cabaletta y apenas algún dúo, frente al predominio de los números de conjunto.
Aunque Donizetti revisó la ópera en 1834 para el Carlo Felice de Génova, se interpretó la versión original del estreno napolitano sobre una edición crítica de Eduardo Cavalli. Realmente atentatoria, no sólo contra Donizetti y su obra, especialmente contra el concepto teatro lírico, la puesta en escena, que recibió un aluvión de merecidísimos abucheos al final de la representación. La producción la firma un dúo formado por Niccolò Massazza e Iacopo Bordogni, que gira artísticamente como MASBEDO y se dedican fundamentalmente a las manifestaciones audiovisuales, vídeo, proyecciones, cine y demás.
No estoy en contra del uso en teatro lírico, mesurado y bien pensado, de los avances técnológicos y soy consciente de la enorme importancia de lo visual en la actualidad, pero lo que ha perpetrado está puesta en escena es una sucesión de imágenes y vídeos invasivas, a granel, y que agreden la vista del espectador, le molestan hasta el grado de imposibilitarle disfrutar de la música y el canto. Cómo puede ser que uno vaya a apreciar una ópera escasamente representada y tenga que soportar videos de un ave que se despluma, un asqueroso insecto o individuos devorando gelatina de manera repulsiva. Mucha imagen y nada de teatro. Sólo hay que leer la entrevista con los responsables de la regia en el estupendo, como siempre, cuaderno Donizettiano editado por el Festival, para refrendar que a los responsables de semejante engendro ni les gusta ni interesa la obra que montaban, ni, por supuesto Donizetti, ni la ópera como género. Estos señores se han limitado a apuntarse al carro del asunto del cambio climático y la contaminación del planeta por los excesos del hombre, que no está dispuesto a cambiar de modo de vida a pesar de las advertencias de la naturaleza encarnada por el profeta Noé. El montaje plantea una especie de última cena plena de excesos de todo tipo antes de que el cataclismo - considerado el diluvio como tal- acabe con la humanidad. La idea puede resultar interesante como punto de partida, pero ni está bien desarrollada, ni aún menos elaborada, sólo parece un mero pretexto para una molestísima y constante sucesión de vídeos combinada con una total ausencia de movimiento escénico y trabajo de los personajes. Un auténtico dislate que, lástima, emborrona la recuperación de una magnífica ópera como es Il diluvio universale y así lo puso de relieve un público indignado que, insisto, protestó ruidosamente lo que se supone era la puesta en escena de una ópera.
Había «descubierto» a Giuliana Gianfaldoni en una función de Il viaggio a Reims per giovane del Festival de Pesaro 2019, pero recordaba una voz más radiante, bella y timbrada. En esta ocasión, en el papel de Sela la mujer de Cadmo, líder de los sátrapas de Sennaar, el timbre de la Gianfaldoni, que sigue conservando belleza, sin duda, sonó menos terso y con menor brillo y mordiente. Su canto resultó impecable, con línea de escuela italiana y buena agilidad, si bien faltó algo de fantasía y detalles a su fraseo. El fundamental personaje de Noè fue destinado por Donizetti al eximio bajo Luigi Lablache, lo que nos da idea de la irrenunciable nobleza y escultórea solemnidad en el declamado, que prescribe la escritura vocal. El argentino Nahuel di Pierro ofreció nobleza, pero vocalmente se quedó muy corto, falto de empaste, volumen y rotundidad, así como de verdadera definición de bajo, además de escucharse tasado en los extremos. Todo ello redundó en una falta de autoridad en el declamado, con el que Noé profiere las admoniciones al Mundo pecador. Su antagonista, Cadmo, jefe delos sátrapas de Sennaar, encontró en el tenor Enea Scala un intérprete siempre agitado e inquieto. En lo vocal, una emisión retrasada, muy esforzada y desigual, sostuvo un canto más bien crispado, sin nota alguna de clase en el legato, un fraseo más bien vulgar y ascensos al agudo que han perdido la facilidad de antaño, pues resultaron muy forzados, cada vez más incómodos.
Interesante voz de Mezzo la de María Elena Pepi, como la egoísta y manipuladora Ada, que me dejó con ganas de escucharla en intervenciones de más fuste.
Davide Zaccherini, Eduardo Martínez y Nicolò Donini cumplieron como Sem, Cam y Jafet, hijos de Noé y se integraron bien en los numerosos pasajes de conjunto. Más bien vulgar y anodina, con pulso y tensión alternas, la irregular, avara en detalles y un tanto deslavazada dirección musical de Riccardo Frizza. Buena prestación de la orquesta Donizetti Opera y del coro de la Academia del Teatro alla Scala dirigido por Salvo Sgrò.
Fotos: Gianfranco Rota / Festival Donizetti de Bérgamo
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