Lugar: Teatro Campoamor. Fecha: 16 de marzo de 2010. Ciclo: Temporada de Zarzuela
ZARZUELA EN TIEMPO "PASCUAL"
El Festival de Zarzuela del Teatro Campoamor no ha podido continuar de mejor manera. Cuando todavía no habíamos olvidado la obra maestra concebida por Paco Mir para "Los sobrinos del capitán Grant" de Manuel Fernández Caballero, otras dos de las más conocidas obras del compositor murciano, "Château Margaux" y "La viejecita", han vuelto a llenar el Campoamor de belleza estética, inteligencia y elegancia de planteamientos, gracias al trabajo de otro gran director escénico, Lluís Pascual. Pascual realiza un trabajo muy personal, y transforma las dos zarzuelas en una, refundidas en un mejunje algo confuso pero bonito de ver que, si en lo dramatúrgico no termina de funcionar, en lo estrictamente escénico no puede más que mover a la admiración. El director catalán une los dos argumentos tomando como hilo conductor un programa de radio, emitido en plena efervescencia franquista, en el que se introduce un concurso de canto que sirve para incluir números sueltos de "Château Margaux". Más tarde, con la excusa de un serial, se añade la historia de "La viejecita". El vestuario de Isidre Prunés y la escenografía de Paco Azorín resultaron especialmente bellos, en un contexto escénico lleno de agradables detalles, movimientos y diálogos que delatan gran inteligencia, profesionalidad y, desde luego, una refinada elegancia. El reparto respondió a un buen nivel en general, incluido el Coro Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo, que mejoró ostensiblemente actuaciones anteriores. Sonia de Munck estuvo deliciosa en escena. Su voz es preciosa, pero su inconsistencia técnica hizo bastante incómodo su registro agudo que, en la obra, no fue precisamente algo anecdótico. Tanto ella como Emilio Sánchez tuvieron como virtud la dicción, a la que Sánchez supo añadir, además, su espléndida caracterización de Manuel Fariñas, y un gusto lírico extraordinario, mostrado con gran naturalidad, como si tanto talento fuese un aspecto fácil de encontrar. Axier Sánchez fue una Viejecita llena de virtudes escénicas. Cantando lo hizo bien, sin estar sobrado en el registro agudo. Jesús Castejón estuvo inspirado como Locutor, y Miguel Sola, José Manuel Díaz y Lander Iglesias acompañaron con un carisma evidente. En el terreno orquestal, es difícil entender qué es lo que sucede con la temporada de zarzuela en Oviedo porque, uno tras otro, los directores que se invitan no hacen más que conducir a la Oviedo Filarmonía por el camino de la corrección, siendo generosos. Y esto es lo que volvió a pasar en esta ocasión. Álvaro Albiach resultó ser un director de poco carácter, que modeló con escasa firmeza la naturalidad del lenguaje de Caballero, dándole un toque amanerado poco eficaz, por su debilidad conceptual y laxitud estética. Tampoco debió ayudar mucho que tuviera que dirigir de espaldas a los cantantes, a pesar de los monitores auxiliares.
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