La Voz de Asturias (Domingo, 28/11/10)
Después de haber hecho historia recientemente en el Teatro La Fenice de Venecia, tras bisar "Una furtiva lagrima" de "L´elisir d´amore" de Donizetti, el tenor tinerfeño Celso Albelo cantará en el Auditorio de Oviedo el próximo martes, 30 de noviembre, junto a la soprano Milagros Poblador, en el VIII Concierto Homenaje organizado por la Asociación Lírica Asturiana Alfredo Kraus en honor del gran tenor canario. Ambos estarán acompañados al piano por Juan Francisco Parra.
- Es obligatorio preguntarle por su éxito en La Fenice
- Para un cantante tan joven como yo, que un teatro como La Fenice haya querido contar conmigo para estrenar una nueva producción de "L´elisir d´amore" de Donizetti ya es un premio. Que luego las cosas hayan ido tan bien en lo artístico, y que el público me pidiera bisar "Una furtiva lagrima" fue una experiencia emocional intensísima, que me ayuda a seguir mi camino en este difícil mundo de la lírica.
- ¿Cómo se toma la decisión de bisar o no?
- Yo no me podía creer lo que estaba pasando. Normalmente soy bastante reacio a hacer bises, pero al ver todos aquellos aplausos y que la gente insistía tanto, miré hacia el palco, donde suele estar el director artístico, para buscar su apoyo, y ver si debía bisar o no el aria. Tomamos la decisión un poco entre todos, aunque tanto el director artístico como el musical me dieron a entender que hiciera lo que yo prefiriera, así que creí oportuno hacerlo. Para un cantante es un momento complicado, porque te vienen un montón de emociones a la vez. Para mí, fue una noche mágica.
- ¿Fue más difícil la segunda vez?
- Lo cierto es que no hacía otra cosa que tragar nudos, porque estaba muy emocionado por el cariño que me mostró el público. Además, la segunda vez tenía que hacerlo bien, con el riesgo que supone cantar en esas condiciones anímicas. Pero así es esta profesión.
- En Venecia coincidió con la soprano asturiana Beatriz Díaz
- Sí, pude ver su trabajo durante los ensayos y en la primera función. Como persona, Beatriz Díaz ya gana mucho, porque es una colega extraordinaria; y cuando sale a cantar es una grandísima soprano. Espero poder coincidir algún día con ella en el mismo reparto. Cuando me decía que estaba debutando el papel de Adina no me lo podía creer. ¿Seguro que lo estás debutando?, le dije. Lo hacía con una calidad y un desparpajo, que ella sola mantenía la función. A mí me encantó.
- ¿Qué supone para usted la figura de Alfredo Kraus?
- Es un referente absoluto, no sólo porque somos de la misma zona geográfica, sino porque, como tenor lírico ligero, comparto el mismo repertorio. Es el mejor tenor que ha existido en todos los tiempos. Como artista ha sido todo un ejemplo, no sólo por cómo cantaba, sino también por cómo gestionó su carrera profesional.
- Hoy todo es diferente
- Todo va más deprisa, pero la esencia de su manera de gestionar una carrera lírica es uno de los aspectos que también me han influido profundamente, y que estoy llevando a cabo con mi propia trayectoria. Incluso en su vida personal era de un rigor absoluto. Mantenía una vida tranquila y familiar. Todo ello se veía reflejado en sus interpretaciones. Para mí es un referente absoluto. Sin querer imitarle, lo tomo continuamente como ejemplo. Es un maestro que todos los cantantes debemos tener como referencia.
- Aunque siempre hay quien le ponga algún pero a su último período artístico
- A medida que pasaban los años tuvo la inteligencia de adaptar su capacidad vocal a sus necesidades. Evolucionó su técnica para asumir el normal transcurso de la edad, lo que le permitió cantar al principio de su carrera de una manera y después de otra. Para mí, es un reflejo más de su gran talento artístico.
- ¿Cómo será el recital en Oviedo?
- Va a ser un recital ameno, sobre todo para la gente que realmente ama la ópera, pero también atrevido, porque cantaré fragmentos de óperas como "Lucrezia Borgia" o de "L´elisir d´amore", e incluso abordaré alguna canción sudamericana.
- Defina sus cualidades como tenor
- Me parecería más apropiado confesar mis limitaciones, que es en lo que me baso para seguir avanzado. En mi manera de cantar la palabra es fundamental, pero también hacer lo que está escrito en la partitura, cuidar el transcurso de una frase y el color de la voz, que tiene que ser homogéneo; también usar los reguladores en ciertas zonas. Son muchas las cosas que hay que cuidar. Lo que te hace elegir una u otra son tus propias limitaciones. Siendo consciente de ellas, se pueden ir subsanando poco a poco.
- ¿Le han propuesto colaborar con alguna entidad de carácter benéfico?
- Sí. Yo me considero una persona afortunada, así que, si puedo ponerme al servicio de otras personas para ayudarlas, creo que debo ser el primero en hacerlo. Vengo de ofrecer un concierto benéfico en Parma. También he realizado alguno en La Laguna. Me gusta ponerme al servicio de los más necesitados y ayudar.
- ¿Le interesa entrar en el mundo del marketing para promocionar su imagen?
- El mundo de la ópera ha cambiado mucho en poco tiempo. Hay cantantes que, con sólo 26 años, ya parece que tienen que ser grandes estrellas y cantar en La Scala de Milán, además de ser guapos y delgados. Todo va demasiado rápido ya de por sí como para que a uno se le ocurra introducir en su carrera aspectos que incorporen más prisas. En mi opinión, cuantas más prisas tengan los demás, más pausado debe estar uno.
- Y usted va a debutar en la Scala con un papel secundario, el Arlequín de "Pagliacci"
- Bueno, no podemos olvidar que tan solo llevo cinco años cantando, y hay ciertos teatros como La Scala al que hay que tener cierto respeto. Lo fundamental es que siga mi camino con paso firme y que madure como artista. Todos sabemos que La Scala es un teatro difícil, y el papel de Arlequín es una especie de detector de mentiras para un cantante: o se canta bien o resulta un papel insufrible. Cuando Daniel Harding me habló del proyecto me interesó hacerlo, pero tras este papel ya hay otros papeles comprometidos de mayor importancia.
- ¿Qué interprete le gusta en ese papel?
- De todos los que he oído, el que más me satisface es el Arlequín de Piero di Palma.
- No es frecuente encontrarse con un cantante tan sensato a los 34 años
- Yo siempre digo que este mundo es una cuestión de equilibrio. Siempre se ha dicho que los canarios somos algo aplatanados, así que es posible que esta cuestión de nuestro carácter me ayude en mi trabajo. A mí lo que realmente me importa es hacer bien una media voz o un regulador, y lo demás tan solo debe ser un complemento que, por desgracia, hoy en día casi se ha convertido en lo fundamental. Por supuesto, también tendré que aprender a gestionar cuestiones de comunicación y marketing respecto a mi carrera, pero todo a su tiempo. Estoy en un momento de evolución, y no quiero dedicar más tiempo del necesario a ciertos aspectos que considero secundarios.
- Un artista no puede renunciar a cuidar su imagen pública
- Sin duda es un aspecto interesante, pero cuando eres demasiado esclavo de ello se convierte en un problema. Hay que tener en cuenta que yo sólo llevo cinco años cantando profesionalmente, y ya me parece que he ido muy rápido con lo poco que he llegado a hacer hasta la fecha. Ahora prefiero fijarme en mis próximos compromisos, entre los que están una "Bolena" en Zurich, con Eva Mei, Elina Garança y Carlo Colombara; una "Sonnanbula" en el Covent Garden y una "Hija del regimiento" en el Teatro de la Bastilla de París. Cada cosa debe llegar en el momento adecuado y en su justa medida.
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