CD: 'Weber: Oberturas'. WDR Sinfonieorchester. Howard Griffiths (CPO)

EXCELENTE GRIFFITHS

Por Albert Ferrer Flamarich
Weber:  oberturas. WDR Sinfonieorchester. Howard Griffiths, director. CPO 777831-2 DDD 22013, 2014 69 minutos

   Hace muchos años que el sello alemán CPO es uno de los más codiciados del mercado discográfico tanto por el melómano experto y como por los musicólogos. El amplio abanico de rescates y primeras grabaciones mundiales así como la alta calidad media de éstas, casi siempre con intérpretes centroeuropeos, han configurado una inagotable mina de hallazgos e intereses. Incluso cuando ofrecen un disco como el presente que cuenta con algunos antecedentes consiguen captar y cautivar la atención del aficionado y del especialista. Para el caso las oberturas de Carl Maria von Weber (1786-1826) poco más o menos figuran en las grabaciones comerciales de varios sellos y orquestas pero no las diez que configuran esta novedad. He aquí el primer aliciente.

   El segundo es la excelente interpretación de Howard Griffiths al frente de la WDR Sinfonieorchestrer. Ambos son habituales de las grabaciones del sello alemán y han vuelto a ofrecer un trabajo de primer nivel en una aproximación directa, fresca y puntualmente electrizante. El sonido es brillante, con sugerentes cambios de color y un sentido rítmico y de articulación envidiables en un conjunto que no se percibe especialmente numeroso. La dirección de Griffiths pertenece a la escuela alemana tamizada con criterios históricos en el trato de acentos y articulación en una línea objetivista donde predomina más la técnica y una ejecución sin excesos de rubato y con tiempos ágiles, rápidos e incluso urgentes. Nótese en los minutajes de Oberon, Euryanthe, Der Freischütz y Preciosa con una media de unos 35 segundos más rápidas que grabaciones de Sawallisch, Karajan y tantos otros directores.

   Frente a éstos solo se echa de menos el ataque más contundente de los timbales, el carácter más ceremonial y la amplitud de la melodía en la reexposición de Euryanthe en un concepto de un romántico estándar no seguido por Griffiths. O un ambiente y dramatismo mucho más oscuros, densos casi trágicos en Der Freischütz. Pero el director inglés seduce por la enorme fuerza de convicción, de tensión sostenida y un agudo sentido del pulso que podían degradarse en agresividad de no ser por la elegancia y los matices tanto en ataques como en finales de frase en una orquesta que siempre canta y que rezuma musicalidad en cada obertura. Las líneas aparecen dibujadas con gran plasticidad, las cuerdas y las maderas técnicamente son excelentes y el idiomatismo denota la influencia beethoveniana y mozartiana. Nótese esto en la exposición de Silvana. O en la sutileza y contención casi sensual del vals en Oberon. O la ligereza nada chabacana del exotismo y la percusión en Abu Hassan.

   Igualmente cabe citar la inclusión de la casi obertura-miniatura Turandot, música incidental en siete números sobre la obra teatral de Schiller, que nos transporta a un tipo de exotismo inspirado en los aires chinos descritos por Rousseau en su célebre diccionario y que Weber retomó de una Obertura china anterior –de 1804- y perdida. No menos significativa para completar el abanico propuesto es la Jubilee overture, en honor al 50º aniversario de la ascensión de Federico Augusto I de Sajonia el 20 de setiembre de 1818. Se trata de la única no destinada al teatro e incluye una referencia al himno God save the King como era costumbre en conmemoraciones como esa.

   La grabación fue efectuada durante el diciembre de 2013 y posteriormente completada en junio de 2014. La edición, marca de la casa, sigue la estética habitual y el libreto en dos idiomas, contiene unas doctas notas de carpeta que combinan el escenario histórico y biográfico del compositor y del recorrido operístico de Weber firmado por Solveig Schreiter. Sin duda, de escucha obligada.