CPO continúa por su incansable senda de la recuperación patrimonio musical pretérito con un interesante disco dedicado al ignoto Johann Steffens.
Por Mario Guada
Die Musik und ein guter Wein. Obras de Johann Steffens. Himlische Cantorey • Hamburger Ratmusik – Simone Eckert. cpo, 1 CD [777 664-2],2013. T.T.: 67:45.
«¿Johann qué…?» Esto es probablemente lo que les responda alguien a quién le pregunten por el personaje que traemos a estas líneas. Incluso si se dirigen a musicólogos y músicos profesionales obtendrán la misma respuesta. Y así es, porque Johann Steffens [c. 1560-1616] es uno de esos compositores cuyo nombre apenas es conocido por unos pocos estudiosos e intérpretes, los cuáles en algún momento pusieron el foco en su figura por razones diversas. Natural de Itzehoe, pequeña localidad alemana que por aquel entonces se encontraba bajo el mandato del Conde Heinrich von Rantzau, y que en su momento fue la ciudad más antigua de Holstein, contando además con un esplendoroso castillo. El padre era miembro del consejo municipal y parece que fue quien se dio cuenta desde bien pronto de la «natural inclinación» por la música del pequeño Johann. Avanzando en el tiempo descubrimos, según una carta de recomendación del 22 de febrero de 1589 –que iba destinada a la obtención del puesto vacante de organista en la iglesia de St. Lambert, en la ciudad de Lüneburg–, que Steffens había sido instruido en gran parte por un constructor de órganos, lo que le capacitaba especialmente para el dominio de dicho instrumento.
En 1592 entró como asistente de Jost Funcke, organista de la Johanneskirche de Lüneburg, cargo que quedó vacante a finales del mismo año, tras la muerte de este. Steffens era, aparentemente, el recambio natural, sin embargo estuvo como organista provisional durante dos años, hasta que ya el 27 de febrero de 1595 es nombrado organista titular, cargo que ostentaría durante veinte años y por el cuál recibía el salario anual de doscientos marcos de Lübeck. Desde ese momento su reputación comenzó a crecer de manera importante, llegando incluso a participar en el célebre juicio del órgano de Gröningen, en el que 53 expertos valoraron en profundidad el instrumento.
Sin embargo, es realmente poca la música que conservamos impresa de Steffens, del que apenas se conocen una colección de madrigales –de 4 a 8 partes– que está perdida, además de unos ocho motetes –cuatro de ellos navideños–, 1 madrigal suelto a 8 y unas piezas para órgano conservadas en alguna colección de tablatura.
Queda, no obstante, la colección más importante de Steffens, su Newe Teutsche Weltliche Madrigalia und Balletten So wol mit lebendingen Stimmem | als auff allerhandt Musicalischen Instrumenten und Seytenspielen gantz lieblich zu gebrauchen, editada de manera póstuma por su hijo Heinrich, en 1618, y que se interpreta en el registro que presentamos. Se trata de una colección de piezas vocales e instrumentales a 5 partes. En estas se aprecia una clara influencia del autor alemán Hans Leo Hassler –cuya música Steffens conocía muy bien, pues él mismo había copiado sus Cantiones Sacræ [1591] y su Canzonetten [1590]–, que se caracterizaban por introducir de una manera rompedora el estilo italiano en las canciones alemanas. Estas canciones de vino y amor inspiraron a Steffens para componersus piezas, con un claro carácter de danza, temática «vanal»,texto en alemán, estructura estrófica, y en las que el uso del «refrain» fa-la-la marca las composiciones de una manera muy clara. Son piezas con estructura multipartita, en las que se conjuga la escritura homofónica con un contrapunto más desarrollado. Algunas de las piezas se interpretan aquí con las cinco partes vocales, mientras otras son más de carácter solístico, por lo que puede interpretarse a solo, dúo, trío… con acompañamiento instrumental para cubrir el resto de las partes escritas.
Se completa el disco, además de las 17 piezas vocales, con cinco piezas puramente instrumentales, pares de danzas de pavana y gallarda, que aparecen en la antología Ander Theil ausßerlesener Paduanen und Galliarden, publicadas en Hamburg en 1609. Al igual que el resto de compositores presentes en dicha colección, a saber: Johann Sommer, Melchior Borchgreving, Matthias Merker y Jacob Praetorius, el estilo de Johann Steffens está claramente «infectado» por la escritura y el tratamiento inglés del «consort of viols». Por ello, la influencia de John Dowland y William Brade –dos de los grandes representantes–, es obvia, teniendo en cuenta que estuvieron fuera de Inglaterra largo tiempo, y de los que se sabe que su música era tocada en las cortes de Hamburg, Schleswig-Holstein-Gottorf, Bückeburg y Lüneburg. Se graban aquí estas cinco pares de danza, en las que, a excepción de la primera de ellas, la segunda danza está en la tonalidad mayor homónima en relación a la primera. Son piezas repletas de elegancia, en las que la escritura contrapuntística destaca por su especial sutileza, remarcando, como hacen los ingleses, de manera fabulosa cada una de las elegantes líneas de la partitura.
Estamos ante un disco cuyo interés musicológico es alto, sobre todo porque no son frecuentes este tipo de rescates tan necesarios. Simone Eckert –quien firma además unas interesantísimas notas críticas– y su Hamburger Ratsmusik hacen honor a la calidad de la música interpretada. No sorprende el resultado, sobre todo si tenemos en cuenta que el conjunto alemán es especialista en el repertorio para conjunto de violas, especialmente de los ignotos maestros alemanes, pero también de los célebres británicos. Por lo tanto, este es un lenguaje que les va como anillo al dedo, y en sus lecturas se nota el conocimiento profundo que hay detrás. Solo alguien que conoce bien la escritura inglesa para este tipo de formaciones puede acometer con precisión y excelencia el repertorio alemán. Los cinco «gambistas»: Simone Eckert, Hermann Hickethier, Barbara Hofmann, Irmelin Heiseke y Christian Zincke, al que se suman el laúd renacentista, la tiorba y guitarra renacentista de Ulrich Wedemeier, consiguen una sonoridad realmente refinada, fruto de un trabajo conjunto durante años. Para las partes vocales se cuenta con la presencia deHeimlische Cantorey, compuesto aquí por Veronika Winter e Ina Siedlaczek [sopranos], Henning Voss [contratenor], Jan Kobow [tenor] y Ekkehard Abele [bajo]. Se muestran realmente solventes en sus intervenciones, si bien no estamos ante piezas de una complejidad extrema.Contando con voces experimentadas –algunos conocerán a sus principales nombres–, realizan unas versiones expresivas, que se detienen en lo terrenal de la música, marcando de manera evidente el color más mundano de las composiciones. Mejor en general en las partes a cinco que en las intervenciones solistas, las cinco voces presentan un Steffens cercano, a través de una música que no se detiene en el detalle, sino que transita por la facilidad melódica y el contrapunto más efectivo.
El sello alemán CPO, siempre atento y ávido del rescate de compositores desconocidos, acierta de nuevo. Música amable –en el sentido menos peyorativo del término–, de escucha relativamente sencilla, que no requiere de un aporte intelectual exigente, sino que facilita el disfrute. Qué fantástico que se sigan descubriendo compositores así, con talento, y qué bueno escuchar versiones que ponen en valor el buen hacer de estos a través de versiones en las que se aprecia la pasión por el repertorio y el trabajo bien hecho.
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