Por F. Jaime Pantín
Études. Alba Ventura, piano. Aglae Música
Desde los mismos albores del piano se hizo evidente que la irrupción del nuevo instrumento planteaba una serie de exigencias difícilmente superables desde los presupuestos técnicos vigentes en los instrumentos de teclado hasta entonces conocidos. La supuesta necesidad de una mayor preparación física, sobre todo en los aspectos referentes a la fuerza y la extensión, y la constante evolución de un instrumento que no dejó de crecer hasta lo que hoy conocemos como piano de concierto, posibilitaron la aparición de una ingente cantidad de literatura pedagógica que se concretó en dos géneros específicos: los ejercicios técnicos y los estudios, que, si bien no son ni mucho menos patrimonio exclusivo del piano, sí superan en abundancia y variedad todo lo conocido en el resto de los instrumentos.
Las inagotables colecciones de ejercicios técnicos surgen con el objetivo de preparar al pianista para unos retos paulatinamente más exigentes y persiguen objetivos concretos tales como la independencia de los dedos y la igualdad en el movimiento y fuerza de los mismos, así como el desarrollo de las muñecas y brazos en la ejecución pianística. Los modelos utilizados para este fin son variados y van desde las propuestas de trabajo de los dedos en posiciones fijas hasta el estudio de la polifonía o de la polirritmia, pasando por un ingente muestrario de escalas en todas las tonalidades, arpegios, dobles notas, octavas, trinos, saltos, cruzamientos y todo tipo de combinaciones pianísticas, en definitiva.
Los estudios surgen, en principio, con una vocación de musicalización, más o menos inspirada, de estas estructuras técnicas básicas y así se manifiestan en un período inicial en el que este género de composición se convierte en patrimonio prácticamente exclusivo de compositores esencialmente pedagogos. Ello da lugar a un tipo de estudio en que normalmente se desarrolla una propuesta técnica específica durante toda su extensión. La progresiva aportación -a partir del romanticismo- al género estudio de modelos debidos a compositores de mayor calado y altura artística propició la evolución de estas composiciones y la aparición de un tipo de estudios más avanzado y en el que ya no siempre es posible reconocer el protagonismo de una dificultad concreta sino que, más bien, se trata de composiciones de vocación fundamentalmente expresiva en las que se incluyen ciertos pasajes que por su complejidad instrumental pudieran ser susceptibles de ser abordados desde un enfoque pedagógico.
Lo cierto es que, en cualquiera de sus manifestaciones, nos podemos encontrar dentro del género con música de gran altura, a partir de las aportaciones de grandes compositores pianistas como Chopin, Liszt, Schumann, Brahms (que si bien no compuso estudios propiamente dichos sí que aportó con sus Variaciones sobre un tema de Paganiniop. 35 un formidable ejemplo de lo hubiera sido su modelo de estudio), Debussy, Scriabin, Rachmaninov, Bartok, Prokofiev, Liapunov, Ligetti, Rautawaara y otros muchos.
La pianista catalana Alba Ventura propone en su reciente grabación para el sello aglae música un interesante recorrido por la historia del estudio, desde el clasicismo hasta el siglo XX, a través de 20 ejemplos de 9 compositores. No deja de ser, necesariamente, una pequeña muestra que bien podría haberse ampliado —ya que el espacio lo permitía— con aportaciones de algunos otros compositores esenciales en el repertorio de estudios como Moszkowski, Saint-Säens, Rachmaninov o Ligetti.
En todo caso, se trata de una propuesta original y bien resuelta que merecería una continuación por parte de una pianista que parece encontrarse muy a gusto en un repertorio que, por su dificultad y riesgo, muchos rehúyen.
A lo largo del recital, Alba Ventura se muestra como una pianista elegante, sensible y capaz. Sin recurrir a exhibiciones de poderío, su técnica le permite resolver de manera eficaz las muchas dificultades que plantean los diferentes estudios que incluye el disco, en cuya selección la pianista catalana parece decantarse de manera preferente por los de agilidad y ligereza. Su planteamiento resulta muy pedagógico, y su interpretación, diáfana y objetiva, dando prioridad a aspectos como la claridad, la moderación en la velocidad y la economía del pedal, como si el trabajo se dirigiera sobre todo a los estudiantes más que al público en general, consiguiendo un efecto de cercanía en un repertorio que la discografía y la progresiva deshumanización de los concursos pianísticos han proyectado a lo estratosférico.
Dos estudios de Carl Czerny —uno de los padres del género, inventor de todo uncaudal de propuestas pianísticas que roza lo exhaustivo y le ha convertido en referencia obligada para todos los estudiantes— abren el recital. Ambos pertenecen al op. 740, conocido como el arte de dar soltura a los dedos, una colección de 50 estudios que suponen, quizás, la culminación de su arte pedagógico y entre los que figuran algunos de los de mayor vuelo artístico de toda su producción
El conocido op. 740 nº 17, para las escalas menores en la mano derecha, es abordado por Alba Ventura con gran agilidad e igualdad ejemplar, a partir de una dinámica restringida que favorece la aplicación de un toque non legato potenciado por una pedalización muy somera. .
El op. 750 nº 50 es un estudio para los arpegios quebrados que la pianista catalana ejecuta de manera brillante y precisa a una velocidad moderada -en relación a la propuesta por el autor- que contribuye a potenciar su expresión y cantabilidad.
Tres estudios de Franz Liszt-gran patriarca del piano y discípulo aventajado de Czerny- continúan la selección.
El conocido como Campanella-nº 3, de los Grandes estudios de Paganini- es interpretado por Alba Ventura a velocidad tranquila y con notable economía de pedal, lo que propicia una ejecución de claridad cristalina que, por momentos, pudiera resultar algo mecánica.
Una poética e inspirada lectura del estudio de concierto Un sospiro, da paso a otra ejecución transparente y controlada del segundo de los estudios de concierto, el conocido por Ronda de gnomos, al que siguen dos ejemplos de FelixMendelssohn, cuyos estudios op. 104 no figuran entre lo más conocido de su producción pianística, pese a ofrecer una buena muestra de los modelos imperantes en el período Biedermeier.
El estudio op. 104 nº 1 desarrolla el famoso efecto de 3 manos que popularizara Segismund Thalberg, perfectamente realizado por Ventura, quien consigue un cantabile muy equilibrado y expresivo en la melodía central que ambos pulgares reparten, a la par que una extraordinaria transparencia y precisión en los arpegios de la mano derecha.
El estudio op. 104 nº 3 plantea un perpetuum mobile genuinamente mendelssohniano en el que la pianista catalana vuelve a suprimir el pedal casi por completo en una exhibición de claridad digital.
Llegan los ineludibles ejemplos chopinianos, quizás la máxima expresión del género, estudios que siguen rigurosamente el esquema clásico preconizado por Czerny pero que, en manos de un genio de la composición pianística como Chopin, alcanzan las mayores cotas de expresión y ciencia pianística.
El estudio op. 10 nº 4 es abordado a una velocidad brillante, con una ejecución irreprochable, de dinámica algo corta, en la que el aliento dramático queda soslayado, volviendo a estar presente esa cierta sensación de academicismo que se aprecia en varios momentos de la grabación.
Más expresivo resulta el op. 25 nº 1, bienexpuesto en general, aunque se pueda echar en falta mayor fluidez y continuidad en el canto. Prudencia en el tempo y sensibilidad chopiniana en la exposición del op. 25 nº 2, muy bonito de sonido y algo falto de base armónica, y excelente ejecución y planificación de la tensión expresiva y dinámica en el op. 25 nº 12, uno de los más logrados del disco.
El único estudio compuesto por Jean Sibelius, op. 76 nº 2, se expone a continuación, en una lectura sensible en la que la delicadeza prevalece sobre el virtuosismo paganiniano desde el que suele abordarse esta pieza.
La selección prosigue con dos estudios de la magnífica colección de 12 que Debussy aportara a este género. Se trata de las última obras para piano del compositor francés y constituyen una muestra fascinante de unos recursos pianísticos en plenitud. Estudios sin digitación propuesta, en los que Debussy despliega, desde un planteamiento totalmente clásico, sus personales conceptos de la técnica pianística, especificando incluso el modelo técnico a desarrollar.
El estudio Para los grados cromáticos es expuesto por Alba Ventura a través de una ejecución de claridad intachable algo falta de mayor sugerencia tímbrica, mientras que el estudio Para las notas repetidas resulta especialmente transparente y preciso en su ritmo ostinato.
Siguen dos de los estudios del op. 8 de Scriabin. El nº 4, para los ritmos irregulares, se presenta a través de una lectura muy relajada en la que el rubato constante se convierte en protagonista, mientras que el muy popular Estudio patético o p. 8 nº 12 se queda algo corto de pasión, con una mano izquierda discreta en exceso que propicia una cierta falta de fondo armónico y una melodía, muy bien cantada, que adquiere un perfil más lírico que dramático.
Siguen dos magníficos ejemplos del piano de Prokofiev a través de sus estudios op. 2 nº 1 y 4.
El primero de ellos se presenta como tocatta bien ejecutada, aunque puede que algo corta en su despliegue pianístico, mientras que en el segundo la pianista catalana da una lección de precisión rítmica, en una ejecución en la que lapercusividad totalmente desprovista de dureza sirve de vehículo a una ejecución de claridad excepcional.
Dos estudios del compositor finlandés Einojuhani Rautavaara, de ritmo trepidante y precisión implacable, culminan una grabación muy interesante y recomendable, tanto por su interés didáctico como por la calidad de una pianista que muestra su alto nivel en este exigente repertorio.
Compartir