Por Albert Ferrer Flamarich | @AlbertFFlamari1
Beethoven (1770-1827): Cantata por la muerte del emperador José II WoO 87, Cantanta para la coronación de Leopoldo II WoO 88. Reetta Haavisto, Johanna Lehesvuori, soprano. Tuomas Katajala, tenor. Juha Kotilainen, Niklas Spänberg, bajo. Chorus Cathedralis Aboensis. Key Ensemble. Turku Philharmonic Orchestra. Leif Segerstram, director. Naxos 8.574077 DDD 72:43
El 250 aniversario del nacimiento de Beethoven ha propiciado un previsible alud de novedades y reediciones, a pesar del batacazo económico y cultural provocado por la pandemia. En un esfuerzo enciclopédico, el sello Naxos ha contribuido a la efeméride reuniendo la integral discográfica más completa con toda la obra del de Bonn. Entre algunos reclamos particulares hallamos la grabación con la música incidental de Las ruinas de Atenas Op. 113 y de El rey Esteban Op. 117, escrita con urgencia por encargo para la inauguración del teatro Pest en febrero de 1811. Como éstas, las Cantatas por la muerte del Emperador José II WoO 87 y Cantata para la coronación de Leopoldo II WoO 88 reunidas en este disco han sido grabadas por la Turku Philharmonic Orchestra (8.574077 DDD 73 minutos), en la que es otra muy buena ejecución de la orquesta de la tercera ciudad más importante de Finlandia.
Con una captación de sonido espaciada y globalmente cualitativa, Leif Segerstram ofrece unas recreaciones bonitas y pulidas que logran atmósferas melancólicas y un pathos moderado. Trabaja el sentido del color como recurso expresivo, destacando las líneas de las maderas y haciendo atractivas unas obras lastradas por el estilo oficial de la música sacra de la época, que Beethoven asimiló rápidamente en estas composiciones también provistas de numerosos recursos propios que marcarán su trayectoria creativa. No obstante, a ambas obras las pierde la retórica y una deriva son rumbo -sobre todo en modulaciones-, que las conducen a extensión excesiva y una monotonía, hábilmente maquilladas por Segerstram. Por este motivo, la más pesada WoO 87, es raramente interpretada. En Cataluña solamente la ha programado la Orquestra Sinfónica del Vallés durante los últimos veinte años. En concreto, en el inicio de la temporada 2019-2020 bajo la dirección de Salvador Mas y junto al Coro Joven del Orfeón Catalán.
Compuestas en 1790, tanto la WoO 87 como la WoO 88, son los dos primeros trabajos de envergadura de un Beethoven que, a pesar de la oficialidad de las circunstancias de composición y encargo, no las pudo estrenar en vida ni tampoco editarlas. Son características particulares: el estilo en Do menor, la densidad en el sonido y de los planos sonoros, y diversas prefiguraciones melódicas y armónicas, así como la pretensión de encadenar melodía y declamación en un trabajo de fraseo también extensible a terrenos como el pianístico. Igualmente ensaya alguna solución de las grandes composiciones vocales de madurez como Fidelio, la Novena o la Missa Solemnis. Con textos de raíz masónica del vienés Severin Anton Averdonk, ambas fueron concebidas como himnos profanos en una tendencia cada vez más extendida a partir de 1780. La primera cantata se inscribe en un eje en torno el sufrimiento, el conflicto, el dolor y que el biógrafo y especialista Jan Sawford considera más centrada en una visión de la muerte como tragedia que en la gloria celestial de José II, tal y como recoge en la monografía publicada en español el año 2017 por Acantilado.
La segunda, dedicada a la entronización del hermano de José II, se convierte en un contrapunto victorioso cerrado por una motricidad heredera de la giga como danza. Se inicia con el aria di bravura para soprano «Fliesse Wonnezähre, ¡fliesse!», la más espectacular, barroca y desproporcionada de las que Beethoven escribió, y que Johanna Lehesvuori aborda con suficiencia y agilidad; como también lo hace Reetta Haavisto en su intervención en la WoO 87 demostrando expresividad y una sugerente línea de canto, a pesar de un instrumento que acusa ligeros síntomas de fatiga vocal dado el timbre débil y un cierto vibrato tambaleante. Correctos los coros, el Chorus Cathedralis Aboensis y el Key Ensemble, y también el resto de solistas en sus partichelas de filiación operística que, más allá de lo convencional de la época, son un signo de las capacidades de imitación de estilos asimiladas por el joven compositor.
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