DOLORA ZAJICK, TRIUNFADORA
Cavalleria rusticana - Pietro Mascagni. Teatro Maestranza - Sevilla . 5 febrero de 2013. Dolora
Zajick (Santuzza - Mezzo), José Ferrero (Turiddu- Tenor), Mark S.
Doss (Alfio- Barítono), Alexandra Rivas (Lola- Mezzo), Viorica Cortez
(Mamma Lucia- Mezzo)
Dirección musical: Santiago Serrate
Con
un montaje minimalista -una cantera de mármol o las ruinas de una
ciudad sin nombre- el escenógrafo Arnaldo Pomodoro hace una propuesta
donde música y voz son las únicas protagonistas, evitando así cualquier
elemento de distracción, y donde la simbología cruza el escenario en
todas sus diagonales, pasando de lo religioso a lo profano, de la pasión
a la muerte. Tonos blancos y negros como únicos matices de vida y
muerte, sólo rotos por el rojo del vestido de Lola, provocadora de los
celos, la pasión y la fatalidad de Turiddu. Una gran cruz sustituyó a
la tradicional iglesia en escena y un sudario representó el momento
del Jueves Santo, que fue colocado por dos integrantes del coro con
sendas escaleras.
La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla dio lo mejor
de sí, arrastrada por la concepción musical del director Santiago
Sarrate. La ROSS sonó, especialmente en el bellísimo inicio musical e
intermezzo, donde la batuta marcó unos tempi pausados, dejando que el
sonido de los violines erizara la piel. Sarrata es un joven maestro que suele dirigir música contemporánea, pero que también ha demostrado saber dar a cada
partitura lo que el pentagrama exige.
En lo vocal hubo una triunfadora clara y absoluta: la mezzosoprano Dolora Zajick, que interpretó el papel de Santuzza. De
trayectoria eminentemente verdiana, demostró que tiene una voz rica en
matices, que domina la técnica del canto y que sabe estar en el
escenario, a pesar de lo poco favorecedor del vestuario en esta ocasión.
Su control vocal es absoluto, con dominio de la tesitura y con unos
bajos cavernosos, tenebrosos y consistentes, que reforzaron el sentido
dramático del personaje.
Su canto fue enérgico, brillante, rotundo,
proyectado con energía, con unos timbres oscuros de indiscutible
belleza y un volumen que en todo momento estuvo por encima de la orquesta. Zajick
es una mezzo dramática verdiana en toda regla y eso se hace notar cuando
canta. Su mezza voce en el aria de inicio de la escena cuarta -‘ Voi lo
sapete, o mamma...' - o el agudo de ‘Lola e Turidù s'aman..' de la
escena octava dejaron constancia de cómo domina la tesitura y sabe
pasar, a velocidad de vértigo, de lo más alto a lo más ténebre sin
perder un ápice de belleza vocal e interpretativa. En su ‘Turiddu
ascolta...' dio una lección de canto.