El teatro La Fenice ofrece una de las temporadas mas estimulantes del panorama operistico italiano, con producciones de altisimo nivel de calidad. No fue una excepciòn esta magnífica nueva producción de El caso Makropulos de Leos Janacek, procedente de la Opéra National du Rin de Estrasburgo, donde se estrenó en 2011, confiada en su vertiente teatral al genio, en todos los sentidos, de Robert Carsen, que en esta ocasiÓn, aun recurriendo a su abusada y previsible formula metateatral, acierta con "el teatro en el teatro", siendo la figura de la protagonista Emilia Marty (alias Elena Makropulos) la de una Diva de la Ópera. La acción ya empieza a lo largo de la introducciòn sinfónica y nos presenta a la protagonista vistiendo distintos trajes, segun van pasando los años y los siglos, de distintas operas teatrales, desde el siglo XVI hasta la época en la que se desarrolla la accion, pasados 300 anos, 1926.
El golpe de teatro, sin embargo está servido al comienzo del segundo acto -segunda escena de la primera parte en esta edición- reconstruyendo un decorado de Turandot, ópera que se estrenó en 1926. Es decir, en el mismo año de la de Janacek. Es más, el personaje increíble de la mujer eternamente joven, la vampiresa que pasa por los siglos y siglos en pos de la formula mágica de su padre, para poder renovar su eterna belleza, se casa idealmente con el de la principessa di gelo de Puccini, que venga a la tatarabuela muerta "or son mill'anni e mille" antes. Una serie de cables que se han atado con coherencia absoluta. Un resultado teatral que ha encandilado el numeroso público -procedente de toda Italia en la función del sabado por la tarde- con una tensión que ha dejado sin aliento. Perfectos el esencial decorado de Radu Boruzescu y el bonito vestuario de Miruna Boruzescu. Eficaz la iluminación de Peter Van Pret. Los tics de Carsen, en este caso, han parecido perfectamente asumibles: la manía de hacer fumar a los cantantes y también la escena erótica al empezar el tercer acto -segunda parte en Venecia- entre la protagonista y Jaroslav Prus, el heredero de las posesiones de Mc Gregor que conserva los dichosos papeles y que los entrega a condición de una contraprestacion sexual.
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